No hay ni una ruta en buen estado para llegar a la región

Desde el norte o desde el sur hay tramos destruidos o en construcción que representan un riesgo para la seguridad. Los micros que transitaban por Casa de Piedra cambiaron recorridos.

“Este pavimento no es relato, es real, esto que estoy tocando acá es real”. El presidente se agachó y tocó el suelo del llamado Paseo del Bajo, en Buenos Aires. Si Mauricio Macri intentara hacer lo mismo en los bypass de la Ruta Nacional 22 construidos a la altura de Fernández Oro para sortear la obra de los pasos elevados, se ensuciaría con la tierra o, lo que es peor, el barro que hace años tiene a los valletanos con los nervios de punta. En la región se acumulan las obras viales nacionales sin terminar mientras tramos enormes de los caminos ya pavimentados se deterioran hasta hacerse intransitables, al punto que hoy no hay un acceso a la zona de Roca, Neuquén o Bariloche que no represente un serio riesgo a la seguridad de la gente y a la integridad de los vehículos.

No se trata de contingencias provocadas por fenómenos meteorológicos, como el derrumbe del talud de la ruta que lleva a Villa La Angostura o de los constantes problema con los aludes en el tramo del camino hacia El Bolsón que corresponde al lago Guillelmo. Son años de deterioro sin inversiones.

En el sur

Para llegar a Bariloche o El Bolsón desde el norte o el este, no sólo es preciso tomar precauciones por la nieve o el hielo que en invierno provoca choques y vuelcos. Las ondulaciones y los agujeros que se formaron y nadie reparó en el pavimento de la Ruta Nacional 237, entre los kilómetros 1.482 (al sur de Piedra del Águila) y 1.563 (arroyo Limay Chico), son a esta altura de la temporada un verdadero peligro.

Ese tramo recorre las subidas y las bajadas al río Collón Cura, uno de los puntos más complicados del trayecto porque las pendientes y las curvas representan un riesgo, especialmente en invierno, cuando el frío congela todo. Y el tránsito de camiones, que es sumamente lento, hace más compleja la travesía.

La Ruta Nacional 23 atraviesa de este a oeste la provincia de Río Negro y une el mar con la montaña al cabo de unos 600 kilómetros. Hace décadas que está en proceso de asfaltado. El gobierno nacional prometió que estaría terminada a finales de este año, pero luego de recalcular se habló de dos años más de trabajos.

Los tramos de ripio que existen entre Jacobacci y Dina Huapi desalientan a los automovilistas y hacen imposible el tránsito de camiones. Se posterga el sueño rionegrino del Corredor Bioceánico.

Por Casa de Piedra hace tiempo que no vamos, y la zona de 25 de Mayo, en La Pampa, la pasamos despacito para no romper el micro

El chofer de uno de los colectivos que llegan al norte de la Patagonia.

El corredor norte

“Si vamos por Casa de Piedra dejamos el tren delantero en la zona de Puelches”, dijo uno de los choferes que hace años recorre en país en los micros que traen a Bariloche turistas brasileños.

Efectivamente, la salida desde Roca hacia el norte, a través de la presa Casa de Piedra, conecta con General Acha, en La Pampa, pero antes hay que pasar un tramo de unos 15 kilómetros que están en tal mal estado que muchas empresas prefieren seguir por la Ruta 22 hasta Río Colorado y ahí tomar la 35 que conduce a Santa Rosa para no perder pasajeros del Alto Valle pero pasando por el eje de la Ruta Nacional 5.

El tránsito, pesado o liviano, termina confluyendo por la Ruta Nacional 151 que nace el Cipolletti y termina en el norte de La Pampa. A pocos kilómetros al norte de 25 de Mayo conecta con la Ruta Provincial 10 (Conquista del Desierto), pero antes hay que sortear las ondulaciones y los pozos que hay cerca de Catriel (la actividad petrolera precisa un asfalto más resistente o mayor inversión en mantenimiento) y el tramo casi intransitable apenas se cruza el dique Divisaderos, sobre el río Colorado. “Tenemos que ir muy despacito, pero es mejor que la ruta por Casa de Piedra”, contaron Reynaldo y Rubén, dos choferes de Vía Bariloche.

El eje de la Ruta 22

La llegada al Alto Valle desde Río Colorado pone al conductor frente a la difícil misión de atravesar la Ruta 22, que no sólo demanda mucho más tiempo, sino que además hasta pone en riesgo los vehículos.

La transformación en una autopista lleva más de una década y todavía no hay fecha aproximada de finalización. Ni siquiera es seguro que se termine. Si bien el tramo Regina-Chichinales está finalizado, desde allí hacia el oeste es una verdadera odisea.

De Regina hasta Cervantes está bastante avanzado e incluso hay puentes terminados y calzada ampliada que se usan a diario, pero con el riesgo de que la señalización no es la correcta y el asfalto no está debidamente marcado.

Lo peor llega cuando hay e transita la 22, entre Allen y Cipolletti. La construcción de tres puentes, con distintos niveles de avance y con muy pocas máquinas y obreros trabajando, complica el avance de los vehículos particulares que se mezclan con los micros interurbanos, los de larga distancia, los camiones de combustibles, los que transportan alimentos y los que llevan materiales.

de las obras realizadas por Vialidad Nacional en los últimos tres años fueron repavimentaciones. Foto: gentileza diario La Arena

El combo se completa con las colectoras, de ripio, que están destruidas.

Transitar los 20 kilómetros que hay entre Allen con Cipolletti, en estas condiciones, demanda como mínimo una media hora de viaje.

Corte en Casa de Piedra

Por al menos dos meses más estará cortado el tránsito en la zona de Casa de Piedra por obras en la presa.

No estará permitida la circulación por las rutas 6 y 152, de 7 a 18.

A raíz del corte, se introdujeron cambios en los recorridos de colectivos de larga distancia.

A reparar

53 por ciento
de las obras realizadas por Vialidad Nacional en los últimos tres años fueron repavimentaciones.

Macri, el pavimento, el relato, los datos y la refutación

El mismo día de la inauguración del Paseo del Bajo, el presidente dijo: “En lo que hace específico a lo vial ya terminamos 7.600 kilómetros, entre autopistas y rutas, y tenemos 13.480 kilómetros en construcción. Esto es más que en los últimos 65 años”.

El portal Chequeado, que pertenece a la fundación La Voz Pública, lo refutó: “Durante la gestión de Cambiemos se hicieron 8.958 kilómetros de obras viales finalizadas y hay 13.873 de obras en ejecución”.

Las obras terminadas sumaron 440 kilómetros de autopistas y 21 de rutas, con otros 905 kilómetros de autopistas en ejecución.

“De los 8.958 kilómetros informados por el Gobierno, más de la mitad son repavimentaciones (53%). Lo siguen las pavimentaciones (14%), mantenimientos (14%) y rehabilitaciones (8%). Además, en la lista se incluyen obras de enripiado, iluminación y seguridad”, sostiene Chequeado, que conduce Laura Zommer, esposa del intendente de Pilar, Nicolás Ducoté (Cambiemos).

“Sobre las obras que todavía están en ejecución -continúa el informe de Chequeado-, la mayoría de los 13.873 km también son repavimentaciones (67%). Lo siguen mantenimiento (14%), autopistas (7%) y pavimentaciones (5%)”.


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