No solo los varones abusan

Silvia Roxana Piceda*


Como fundadora y en representación de la asociación civil Adultos por los Derechos de la Infancia, colectivo de lucha contra el abuso sexual de menores, conformado por sobrevivientes adultos del delito y adultos protectores de niños víctimas en el presente, ¡me declaro niñista!

Ante la experiencia que acabamos de vivir en la provincia de Chubut acompañando a un niño víctima del delito de abuso sexual en la ciudad de Puerto Pirámides y participando de la lucha colectiva de sus adultos protectores y de organizaciones de defensa de la infancia, y que el pasado miércoles 2 de octubre tuviera el formidable logro de la ratificación de manera unánime del fallo condenatorio de la progenitora y padrastro abusadores (16 y 14 años de cárcel por el delito de “abuso sexual agravado” a Bárbara de Cristófaro y Julián Morón), quiero hacer notar el inaceptable y gravísimo papel de abierta complicidad y apoyo con los agresores juzgados y condenados que han sostenido significativos actores sociales de la provincia de Chubut, como las seccionales provinciales de ATE y CTA Autónoma; y de Puerto Madryn, como la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Géneros de CTA-A, el Departamento de Géneros e Igualdad de Oportunidades de la seccional ATE, la Cátedra Libre de Sexualidad, Género y Derechos Humanos de la Universidad Nacional de la Patagonia y la organización Magdalenas, junto con una no menos grave ausencia de pronunciamiento crítico alguno al respecto por parte de referentes y organizaciones gremiales y feministas a nivel regional o nacional.

Aún en el contexto de sociedades patriarcales y machistas, afirmar que solo los varones son abusadores, como lo han hecho algunas organizaciones, es faltar a la verdad

Estos grupos no dudaron en apoyar activa y públicamente a dos adultos juzgados y condenados por el delito de abuso sexual, publicando comunicados donde se plantearon nefastos conceptos cargados de negación y ninguneo al sufrimiento de la víctima. Accionar que a nuestro juicio demuestra el profundo y transversal arraigo de posturas y concepciones absolutamente adultocéntricas.

Por eso, queremos volver a compartir algunos puntos básicos: las mujeres también pueden abusar sexualmente de niños, niñas y adolescentes. En nuestra experiencia de 7 años, podemos aseverar que a nuestro espacio han concurrido, concurren y consultan múltiples compañeros y compañeras sobrevivientes de abuso sexual a manos de mujeres (desde su rol de madres, madrastras, primas, abuelas, docentes, religiosas, cuidadoras).

Por lo tanto, y aún en el contexto de sociedades patriarcales y machistas, afirmar que solo los varones son abusadores, como lo han hecho algunas organizaciones, es faltar a la verdad, negando, una vez más, la real suerte de la infancia que es la de poder ser dañada por cualquier adulto sin importar el género.

Y referir que el discurso del niño víctima es un relato ficticio es utilizar las herramientas y el marco teórico del inexistente síndrome de alienación parental, cuyo fin es invisibilizar el delito de abuso sexual contra la infancia.

Que este invento, que es una herramienta que utilizan los abusadores y no resiste ningún análisis científico, sea utilizado por organizaciones que dicen defender los derechos humanos nos hace pensar en qué difícil y cuánto nos cuesta a los adultos reconocer los más elementales derechos humanos de infancia.

Por eso, y desde nuestras largas experiencias de dolor y de lucha, nos proclamamos “niñistas”. Y desde este posicionamiento ético y político es que invitamos y convocamos a un urgente diálogo y debate para repensar prácticas, ideas y discursos desde y por la infancia.

Sabemos que obligarnos a que prevalezcan los derechos humanos de infancia es un desafío absolutamente incómodo, y rompe con un paradigma central que ha sostenido y sostiene nuestros violentos y opresivos modos de relación y vinculación hasta la actualidad. Pero considerar a la cría humana como el todo más importante a proteger es, a nuestro entender, la base imprescindible para lograr la construcción de un mundo mejor.

*Fundadora de la asociación civil Adultos por los Derechos de la Infancia


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