OPINION: Los dineros de la tevé

EZEQUIEL FERNANDEZ MOORES

En el empobrecido fútbol argentino al menos no se mueren jugadores, como ocurrió el martes en la millonaria Liga de España con Antonio Puerta, de Sevilla. Tampoco se juegan partidos ya a las 3 de la tarde con 40 grados de temperatura, como sucedió este fin de semana en Italia, según las exigencias fijadas por el nuevo contrato de la TV.

Se trata, acaso, de consuelos menores a la hora de explicar una Liga argentina que pocos entienden. Estudiantes de La Plata sufría un caos absoluto un torneo antes, lo tomó el Cholo Simeone al siguiente y lo sacó campeón. Ocurrió luego lo mismo con San Lorenzo, que pasó de los abucheos a los festejos con el arribo del «Pelado» Díaz. ¿Sucederá lo mismo ahora con Independiente, que parecía en el infierno en el certamen anterior y ahora lidera, a pesar de perder ayer el clásico ante Boca?

Tal vez la crisis de River Plate, que parece no tener fin, sea la única nota de cierta permanencia, de la mano de un Daniel Passarella cada vez más cuestionado, que da un manotazo tras otro, en un club que vive uno de sus momentos más críticos, cuya crisis quedó al desnudo con la interna sangrienta de Los Borrachos del Tablón.

Lejos están los tiempos de las reformas de hace cuarenta años, que introdujeron los torneos Metropolitano y Nacional y permitieron la coronación de Estudiantes de La Plata, primer campeón chico del fútbol argentino, al que siguieron

Vélez, Newell's, Rosario Central, Argentinos, Ferro, Chacarita, Huracán y Quilmes, no en orden cronológico, sino de títulos obtenidos.

Esa reforma rompió con el monopolio de los cinco grandes, que en 1991 precisaron de una nueva reforma (los torneos cortos) para volver a ser campeones, además del invento de los promedios, que evitó el descenso de más grandes, luego de las caídas de San Lorenzo y Racing.

Los privilegios de los grandes son justamente centro de debate desde hace días en el seno de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), donde surgió una oposición inédita a las ordenes siempre acatadas de Julio Grondona, dueño del poder desde 1979.

El aumento de 90 a 150 millones de pesos del contrato con la TV tuvo el lunes por la noche un tercer capítulo, otra vez sin acuerdo sobre cómo se repartirán los nuevos dineros. Boca y River, eso nadie lo discute, subirán su cuota de 12,5 a 18 millones de pesos. Se trata de una cifra importante, algo más de 4 millones en euros, un dato mencionado sólo para decir que el Barcelona de Ronaldinho y Messi prevé este año ingresos de 115 millones de euros de la TV. ¿Cómo no pretender que se sigan llevando cada vez más jóvenes a las promesas argentinas?

Después de Boca y River, los cuatro siguientes en orden de importancia (Racing, Independiente, San Lorenzo y Vélez) quieren 11.350.000 pesos cada uno, pero los clubes más chicos se oponen y quieren rebajar esa cifra a 8.800.000, mientras que Huracán reclama un sitio en ese grupo selecto, recordando su pasado. Pero el fútbol argentino, aunque Huracán no se de cuenta, vive del día a día, atado con alambre.


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