La fiesta no es para vos

La economía se convierte en una fiesta para privilegiados, mientras la deuda pública carga a la ciudadanía. La exclusión de la mayoría revela un sistema diseñado para beneficiar solo a unos pocos.

A esta fiesta no estás invitado. Hay derecho de admisión: los grandes fondos de inversión nacionales y extranjeros, los bancos y las grandes empresas nacionales que forman los precios de los productos que consumís todos los días. Sí, porque el capitalismo necesita del monopolio y el oligopolio, ha crecido con ellos mediante los beneficios que le otorga el Estado… es decir, vos, o mejor, los que lo administran representándote a vos.

La competencia entonces es mala palabra, solo la repiten los farsantes y bolaseros que te hacen el verso de la casta cuando ellos son meros empleados que en plena campaña electoral los invitados a la fiesta le dijeron “Te apoyamos y aportamos la guita, pero el ministro de economía lo ponemos nosotros”.

Es una larga y vieja historia que se repite, con distintas variantes y olvidos a lo largo de las décadas. Hoy no es la excepción. Pero hay algunas novedades: nuestro tiempo histórico como país con pretensiones de desarrollo que escuchamos durante años de nuestros padres y abuelos, y que nunca llego a concretarse del todo, se extingue. Hoy la república colonial que somos, proyecto de país que se fundamente en exportar materias primas sin valor agregado, o se regionaliza con sus vecinos, o es devorado por un Imperio que se achica y necesita nuestros recursos. Por cierto, con aprobación de sus socios locales, Argentinos como nosotros.

Esta vez sí es distinto porque hemos llegado a una deuda bruta a marzo del 2025 de US$473.577 (fuente: Sec. de Fianzas) más el crédito del FMI por US$20.000 millones y cerca de US$6.000 millones de otros organismos lo que supera los US$500.000 millones. La deuda resulta absolutamente impagable. Se los digo con la autoridad suficiente de estudiar y desarrollar académicamente esta cuestión durante más de 15 años.

Existe una posibilidad de repago, pero está directamente relacionado con la transferencia de nuestros recursos naturales vitales, la privatización de empresas públicas y un mayor ajuste fiscal, lo cual se desprende expresa e implícitamente del memorándum recientemente firmado con el FMI. Pero hay que detenerse a leerlo, así no hablamos al boleo o nos escondemos agrediendo en perfiles troll inexistentes en los medios de comunicación haciendo un laburo que se paga con plata del Estado (paradójicamente sabemos quiénes son algunos de ellos).

Para completar este proceso (deuda y transferencia de activos públicos dijimos en estas páginas inmediatamente conocidas el resultado electoral del 2023) es necesario mejorar la posición relativa del gobierno en el Congreso y aumentar sus legisladores en las elecciones de octubre para sacar las leyes que se necesitan. Este proceso se viene desarrollando desde el 2024: deuda nueva US$102.883 millones (Sec. de Finanzas) más FMI y otros organismos, privatización de centrales eléctricas (las provincias de nuestra zona patalean porque quedan afuera siendo las dueñas del recurso) todas las áreas de petróleo convencional de YPF a algunas sociedades creadas “hoy a la mañana”, IMPSA (metalúrgica de punta internacionalmente) etc. ¿Te enteraste de eso no…?

El mecanismo articulado es interno y externo, pero requiere de una dotación de dólares para cumplir ese objetivo: el préstamo del FMI, los de la cosecha gruesa que acaba de comenzar y los del “nuevo carry trade”, fase 3 como dice el Gobierno (las dos primeras fases con los dólares de la súper cosecha de 2024 y el blanqueo ya se fumaron en los fuegos de la fuga). Y la pregunta sería, si hay tanto superávit fiscal, ¿por qué además de esos ingresos en dólares hubo que emitir más de US$100.000 millones? Y la respuesta se repite: es la deuda, es la deuda. El superávit fiscal que te cuentan es bien trucho, dado que el Gobierno no contabiliza los intereses futuros de la deuda. Los intereses de la deuda mensualmente representan casi el 50% mensual de todos los gastos del Estado.

El memorándum del FMI dice expresamente que el cumplimiento de la deuda presenta altos desafíos por la embargadora de la misma y aun así nos prestan, ¿por qué será?

Se pretende que acumulemos US$9.000 millones este año y además dicen que creceremos un 5%, un verdadero disparate. Pero la locura en la que estamos inmersos siempre requiere una fiesta. La fiesta del carry trade viene ahora potenciado con tasas de interés de entre 3,3% y 3,8% mensual (el 3% anual pagan los títulos del tesoro de EE. UU. y todos renuevan a corto plazo) mediante títulos de la deuda que se lanzan justo con el crédito del FMI.

Se autoriza ahora a persona humanas no residentes en cualquier jurisdicción del exterior (aún offshore) a comprar títulos en pesos con alta tasa de interés y mantenerlos como mínimo 6 meses antes de hacerse nuevamente de los dólares con intereses acumulados. Justo el plazo que coincide con las elecciones. Nueva deuda para aguantar, mayores tasas de interés por plazos fijos para el público en general –así no se van al dólar, vaya ingenuidad- más recesión, más desocupación, mayor caída del ingreso (miremos sin fanatismos la caída de la actividad económica en la zona de más recursos del País, la nuestra).

Como toda fiesta, esta tendrá su fin, pero quienes estuvieron en ella van a salir en su mayoría muy alegres… nosotros no.

*Abogado Docente de la Facultad de Economía UNC.


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