La prueba superada

Figueroa logró tener tras su figura a quienes defienden el Estado de bienestar y a los que quieren el bienestar del Estado. Ahora se jugó por los primeros.  La lectura de soldar la grieta que esgrimió en el escenario que compartió con Sergio Massa resulta falaz porque no había dos modelos.

Por Mario Rojas

A pocas horas de que se desarrollen las elecciones, el gobernador electo de Neuquén, Rolando Figueroa, rompió la pecera de cristal en la que se había refugiado desde las elecciones PASO para no quedar pegado con ninguna opción. Lo hacía por las dudas y cuidando no pisar intereses dentro de la coalición que lo llevó a ganar las elecciones de abril integrada por representantes de expresiones disimiles.

Pero el peso de la realidad pudo más. A fines de septiembre, Figueroa puso organización y estrategia para llenar el predio donde el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, tuvo su baño de populismo con obreros petroleros, de la construcción y estatales. Pero no se subió al escenario pese a que era el anfitrión porque vive en la ciudad de Plottier y, además, nunca renegó de ser “amigo” de Massa en forma previa a que sea el candidato a ocupar la Casa Rosada.

En ese acto, los militantes por Massa habían sufrido la derrota a favor de un candidato como Javier Milei que había estado sólo dos veces en la provincia y que, de hecho, no tenía ni siquiera fiscales en sitios donde ganó con amplitud. En efecto, se impuso en la zona petrolera por excelencia, también en zonas de comunidades mapuche y en ciudades donde el Estado es lo único que hay.

En la elección posterior, la del 22 de octubre, fue como una bocanada de aire fresco. Si bien no se ganó, si se sacó ventaja a nivel nacional y alentó la disputa entre quienes pugnan por el bienestar del Estado y el Estado de bienestar.

El diputado nacional electo de UxP Pablo Todero aprovechó ese cartílago o hueso blando de Figueroa y lo provocó a que se expresara a favor de Massa. Es que el gobernador electo implosionó la oposición con la convocatoria ecuménica a su movimiento político y, la que quedó en pié, en términos institucionales, fue sometida a un zarandeo tras los últimos comicios como ocurrió con el radicalismo y el PRO residual.

Entonces, Massa vino a la provincia de Río Negro y la presión sobre una definición del neuquino se volvió densa. El electo Alberto Weretilneck fue quien lo llamó por teléfono y le dijo: te esperamos Rolo. No le podía decir que no. Como el que avisa no traiciona, es probable que haya llamado a los representantes de los partidos antikirchneristas como Leticia Esteves y la diputada nacional electa Nadia Márquez para compartir la encrucijada.

Las electas diputadas no tardaron en recibir gentilezas, una con un cargo de relevancia en el gobierno que asumirá en menos de un mes y la otra, una señal de respeto propio de un dirigente que pretende consolidar liderazgos que, supone, le fue dado por naturaleza social.

El gobernador electo se subió al escenario, acompañado por el actual Omar Gutiérrez (quien dijo que sólo había ido a acompañar, más allá de que está en retirada) y habló ante un público que le era amigable como los petroleros en minoría. El polideportivo de Cipolletti estuvo colmado por dirigentes de gremios rionegrinos, como así también dirigentes de Juntos somos Río Negro, el símil de Comunidad en la vecina provincia. Massa había estado en Roca donde cumplió con el kirchnerismo en el poder.

Acuñó una frase que llamó la atención de propios y extraños: Neuquén fue la primera provincia que venció la grieta. Este sustantivo fue acuñado por la prensa porteña preocupada por la diferencia de criterio para gobernar entre la izquierda y la derecha. En rigor, la oferta electoral de abril no definía esos extremos ideológicos sino el fin de una era acuñada por un partido – estado que daba señales de agotamiento. La oposición más relevante es proclive a ahondar la reproducción del Estado de Bienestar y la que no estaba de acuerdo, sólo se contentaba con discrepar desde la comodidad parlamentaria tras la desaparición física de Horacio Pechi Quiroga.

Figueroa que evitó ir a un acto en una ciudad neuquina y no tuvo más remedio que asistir a una rionegrina superó la prueba de la lealtad hacia el candidato de Unión por la Patria. El cartílago ahora es hueso más duro y se dio el gusto de jugarse.


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