Un “gran acuerdo” con platos rotos en casa

Hugo Alonso

Jefe de Noticias. Nació en Allen, el 23 de enero de 1979. Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional del Comahue. Su ingreso a Diario RÍO NEGRO como pasante, desempeñándose luego como jefe de Agencia Roca, editor y jefe de Política. También fue editor responsable de LA COMUNA, desde el 2008 hasta el 2021. Es miembro e integró la Comisión Directiva del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA). También es integrante de la Red Ruido, una red nacional de comunicadores, especialistas en datos abiertos y referentes de organizaciones civiles. Desde el 2007, integró y lideró diversos equipos periodísticos en radio. Actualmente es conductor en CNN Radio Roca. En Diario RÍO NEGRO desde 1998.

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Weretilneck dejó atrás la corrección política y después de enterarse por los medios sobre el pase a planta de 3.100 estatales empezó a presentarse como “futuro gobernador”.


El malestar con la gobernadora por una decisión inconsulta -si es que debía ser consultada- pero sobre todo no comunicada antes de hacerse pública, llevó al senador Alberto Weretilneck a un lugar del que se cuidó bastante durante las últimas semanas.

“No queremos ser soberbios”, “somos respetuosos de nuestros adversarios”, repitió una y otra vez en el pasado reciente antes de empezar a hablar del futuro de la provincia, para evitar aparecer como ganador de una elección que todavía no se hizo.

Esos cuidados desaparecieron el viernes. Weretilneck se presentó en público “como futuro gobernador” y dijo que desde ese lugar “uno empieza a tener una mirada mucho más cercana a la toma de decisiones”.

De manera que Río Negro no sólo resaltará en el mapa argentino por elegir a su próximo gobierno casi ocho meses antes del cambio de autoridades, sino que ahora también emerge como el lugar donde la transición empezó antes de que se abran las urnas.

Poco bueno puede surgir de ese escenario, donde la fortaleza institucional que debería tener un gobernador o gobernadora se debilita a pasos acelerados, por las intrigas del propio oficialismo.

Weretilneck salió de su compostura pública después de conocer -por los medios- que Arabela Carreras había acordado ATE la incorporación a la planta permanente del Estado de 3.100 agentes contratados.

Y un día después de su catarata de tuits buscó un control de daños, afirmando que una opinión diferente “no debería generar ninguna catástrofe” dentro del oficialismo.

Las consecuencias de la reacción de Weretilneck

Pero ese resultado deseado ya no depende de él. En primer lugar, porque deberá conocerse el nivel de tolerancia de la gobernadora, que ya había vivido situaciones de tensión con su antecesor -tal vez la más dura haya sido cuando se eligieron jueces para el STJ- pero nunca de esta magnitud, porque fue en público y en el inicio de la campaña electoral.

En segundo lugar, porque la postura del senador dejará expuestas las divisiones internas en la Legislatura.

Desde el gobierno aseguraban el viernes que el proyecto llegaría igual al parlamento, donde el precio mínimo que pagará JSRN será freezar el tratamiento hasta después de las elecciones.

Y el tercer punto para tomar en cuenta está del lado de los gremios.

La desautorización de Weretilneck no sólo impactó en la Casa de Gobierno. La conducción de ATE también dudó sobre la solidez del vínculo con el exgobernador.

Hubo contactos entre las partes ese mismo día, que orientaron al sector gremial a pensar que todo se trató de un conflicto interno del oficialismo.

Sin embargo, el viernes el senador enfrió al máximo la relación pública con el sindicato que lo aplaudió en los anteriores procesos de pase a planta, del 2015 y del 2019. Dijo que como ATE participaba de la campaña electoral a través del partido Unidad Popular, el diálogo sobre la revisión profunda del Estado que pretende “lo veremos con el correr de los meses”.

“Ahora no hay que conversar nada. Lo mío es una posición política”, respondió tajante durante una entrevista radial.

Una puerta demasiado cerrada, cuando el gobierno de su partido todavía no puede lograr acuerdos en las paritarias salariales.

La pregunta que surge a la luz de lo visto esta semana tiene que ver con las riendas de esas negociaciones con los gremios, que se reanudarán este lunes. ¿Las intentará tomar Weretilneck, preocupado por su futuro electoral? ¿Las cederá la gobernadora?

Como sea, las anomalías del doble comando ya están presentes. Mucho antes de lo previsto. Y con alto riesgo de profundizarse, porque hacia mitad de año llegará el tiempo de que Carreras salga al terreno electoral. 

Antes de mirar afuera, el “gran acuerdo” debería empezar por casa.


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