Osvaldo Labrín y la última historia del río en tiempos de las doce etapas

En 1995 el palista neuquino, que en esta edición está corriendo en K2 master C con Mariano Mansilla, fue el ganador de la última Regata "larga", prueba que duraba dos semanas.

Hubo un tiempo de travesías extra large en la Regata, donde el río Negro se recorría en casi toda su extensión, con carreras a 12 etapas y de dos semanas de duración.

Esa metodología se mantuvo hasta el 1995 cuando Osvaldo Labrín y Flavio Fantini ganaron por última vez la “Regata larga”, tal como la conoce la grey del canotaje de maratón.
En esta edición 2022, el hermano de Juan de la Cruz vuelve a hacer contacto con la reina de las travesías y lo hace junto a Mariano Mansilla en un K2 master C, representando a El Bigua.

“Se largaba desde Neuquén capital hasta Viedma y se navegaba casi en la totalidad del río. Eran 12 etapas y se corría en dos semanas. Sólo se salteaba un tramo en el Valle Medio, que podía ser Belisle o Chimpay. Las etapas eran bravas, duraban algunas más de tres horas”, recuerda Osvaldo, uno de los integrantes del Bote N° 26.

Osvaldo porta un apellido que es historia pura dentro del canotaje neuquino y ahora con su hijo Manuel, que corre en K1, el legado se mantiene en tiempos modernos.
Tuve la suerte de ganar en junior y también en senior en el ‘95 derrotando junto a Flavio Fantini al equipo húngaro que había llegado a competir y que siempre ha sido una potencia dentro del canotaje mundial”.

A su lado, Mariano Mansilla afirma que es “un gusto correr junto a una figura como Osvaldo, y pertenecer a la Legión neuquina que se armó para tomar parte de esta edición de la Regata, con todos los clubes de la provincia. La idea es motivar a los jóvenes y que se sume más gente al canotaje porque hay como una explosión con respecto a esta disciplina”, afirma quien es diputado provincial y vicepresidente de la Legislatura de Neuquén.

Labrín y Mansilla, al llegar ayer a Regina. (Foto/Néstor Salas)

“La gente siempre se vuelca al río y si eso lo podemos canalizar a través de las escuelas de canotaje, al deporte le vamos a dar un empuje muy grande. Para esta carrera hay una delegación de 60 palistas neuquinos y como nos decía un experimentado palista de la provincia, participar de la Regata es recibirse de remero. Es la prueba que define entre lo recreativo y lo competitivo. Por eso es tan importante para nosotros tomar parte de esta competencia”, agrega Mansilla.

«Después de la Regata, nuestros jóvenes comienzan su carrera deportiva: van a los Selectivos para los Mundiales, comienzan a formar parte de la selección nacional…”, agrega Osvaldo, que lamenta que la Regata no se largue desde Neuquén.

“Creo que hubo malos manejos en las gestiones anteriores. Es una autocrítica que nos hacemos los neuquinos el no haber tenido la dedicación que la Regata requería. La idea es trabajar para que la prueba vuelva a Neuquén lo más pronto posible, con una o dos etapas”, completa Mansilla quien corre la segunda consecutiva junto a Labrín.

Osvaldo habla también de una necesaria reparación histórica al afirmar que la tradicional travesía “tiene sus raíces en Neuquén, ya que la antecesora a la Regata fue una prueba que se realizaba entre Confluencia Traful y Choele Choel. Luego el Náutico La Ribera tomó la posta y por la construcción de las represas, el punto de partida pasó a ser Senillosa. Ahí queremos volver algún día”.


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