“Para escarmentar, la despidió”

Como llevaba ocho años sin faltar un solo día al “Comedor de los abuelos”, dependencia municipal donde era cocinera, Mercedes, madre de siete hijos –todos peronistas como ella–, inició muy temprano desde su casa el trayecto que la llevaría hasta su trabajo. Mientras pedaleaba su vieja bicicleta recordó que desde 1983 venía colaborando activamente en todas las elecciones que hubo para poder ungir candidatos peronistas, pero en estas elecciones que se avecinan, en el que un hijo suyo se presentaría a competir por la intendencia de Lamarque, enfrentando al actual intendente Sergio Hernández que iba por la re-reelección por el peronismo, Mercedes prudentemente por primera vez no participaría. Pero esta cauta decisión no sería tenida en cuenta porque cuando preparaba el almuerzo en su trabajo recibió la visita de su jefa y fiel lugarteniente del intendente que la conmino imperativamente a que explicitara el apoyo a su hijo o al intendente y dijo que no había espacio para la ambigüedad; a lo que Mercedes atribulada por el temor de perder el trabajo le dijo que ella se mantendría públicamente neutral, aunque tenía que saber que el sentimiento lo tenía por su hijo. El tres de mayo del 2015 Sergio Hernández fue nuevamente electo intendente y a los pocos días, y antes de que finalizara el contrato –para escarmentar y grabar a fuego en la conciencia de los otros trabajadores la inconveniencia de ser imparcial o preferir a un ser querido antes que al patrón–, despidió a Mercedes. Esto de escarmentar para cortar de cuajo cualquier tipo de independencia, de libertad, para mantener en situación servil a los obreros fue propio de la Argentina oligárquica de 1910, donde los estancieros arreaban a sus peones a votar como si fueran ganado y como si fueran dueños de sus vidas, y ajeno e impropio al movimiento nacido un 17 de octubre que empoderó a los explotados, maltratados y desheredados con dignidad y derechos –y al que irónicamente el intendente dice adherir–. Tomás Arroyo, DNI 14.268.566 Lamarque


Como llevaba ocho años sin faltar un solo día al “Comedor de los abuelos”, dependencia municipal donde era cocinera, Mercedes, madre de siete hijos –todos peronistas como ella–, inició muy temprano desde su casa el trayecto que la llevaría hasta su trabajo. Mientras pedaleaba su vieja bicicleta recordó que desde 1983 venía colaborando activamente en todas las elecciones que hubo para poder ungir candidatos peronistas, pero en estas elecciones que se avecinan, en el que un hijo suyo se presentaría a competir por la intendencia de Lamarque, enfrentando al actual intendente Sergio Hernández que iba por la re-reelección por el peronismo, Mercedes prudentemente por primera vez no participaría. Pero esta cauta decisión no sería tenida en cuenta porque cuando preparaba el almuerzo en su trabajo recibió la visita de su jefa y fiel lugarteniente del intendente que la conmino imperativamente a que explicitara el apoyo a su hijo o al intendente y dijo que no había espacio para la ambigüedad; a lo que Mercedes atribulada por el temor de perder el trabajo le dijo que ella se mantendría públicamente neutral, aunque tenía que saber que el sentimiento lo tenía por su hijo. El tres de mayo del 2015 Sergio Hernández fue nuevamente electo intendente y a los pocos días, y antes de que finalizara el contrato –para escarmentar y grabar a fuego en la conciencia de los otros trabajadores la inconveniencia de ser imparcial o preferir a un ser querido antes que al patrón–, despidió a Mercedes. Esto de escarmentar para cortar de cuajo cualquier tipo de independencia, de libertad, para mantener en situación servil a los obreros fue propio de la Argentina oligárquica de 1910, donde los estancieros arreaban a sus peones a votar como si fueran ganado y como si fueran dueños de sus vidas, y ajeno e impropio al movimiento nacido un 17 de octubre que empoderó a los explotados, maltratados y desheredados con dignidad y derechos –y al que irónicamente el intendente dice adherir–. Tomás Arroyo, DNI 14.268.566 Lamarque

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