Para mantener viva la tradición del telar y el tejido

Desde la Línea Sur y también desde El Bolsón llegan los productos que se venderán en Zuem Mapuche, la Cooperativa que desde hace treinta años funciona en la calle Moreno.

Pasaron muchos años, pero la imagen de su abuela Lastenía Ojeda tejiendo en su casa pequeña del sur de Chile aún está viva en su memoria. Y Orieta Nactoh sueña que la sabiduría y el conocimiento del telar y tejido mapuches no se pierda en el camino. Es el mismo sueño que comparten las artesanas de la Cooperativa Zuem Mapuche, que desde hace más de treinta años trabajan en silencio en Bariloche y en localidades y parajes de la región.

La cooperativa agrupa a artesanas de Mallín Ahogado, Ingeniero Jacobacci, Comallo, Pilcaniyeu del Limay, Río Chico y esta ciudad. El fruto de su trabajo se exhibe en una casa de madera que está ubicada al lado del Scum de la calle Moreno.

Es un sector con un intenso movimiento. Miles de personas cruzan a diario por ese lugar, pero pocos se dan tiempo para observar los productos que artesanas, con manos prodigiosas, elaboran durante varios días y semanas.

Hay artesanas que dejaron su huella en la cooperativa. Que durante años brindaron su conocimiento reflejado en prendas que reivindicaron la pertenencia mapuche. Varias de esas artesanas hoy ya no están o no pueden seguir tejiendo.

En su mejor momento, la cooperativa agrupó a unas setenta artesanas de la región, recordó Orieta. Esos años pasaron. Hoy la situación es distinta.

La cooperativa sigue vigente, pero con menos artesanas y con un horizonte incierto porque el telar mapuche y el tejido no despiertan mucho interés entre los jóvenes, para garantizar la continuidad de un conocimiento ancestral. “Es como que los jóvenes quieren hacer otras cosas”, sostuvo la mujer.

En la Cooperativa Zuem Mapuche hay artesanas descendientes de mapuches y criollas, como definió Orieta. Todas ponen el hombro para generar una fuente de ingresos con su trabajo artesanal.

Competencia

Pero no es fácil. Ahora tienen que competir con los tejidos industriales, telas sintéticas y pocos usan prendas de lana natural. “Es como que estamos aguantando”, explicó. “No queremos que se pierda la forma de trabajar de los antiguos, del hilado, del huso, la rueca”, afirmó.

“Hay un montón de socias de la Línea Sur de la provincia que son viejitas y ya no pueden tejer por la edad”, explicó. “Hoy estamos subsistiendo nomás”, afirmó Orieta, pero no es la primera vez. “Siempre hemos subsistido con el esfuerzo de las socias”, aclaró.

Ya superaron un momento muy duro. Fue tras la erupción del complejo volcánico Cordón Caulle, que ocurrió el 4 de junio de 2011 y que cubrió de cenizas volcánicas la región cordillerana y la Línea Sur.

Fue un golpe letal para los productores de lana. Hubo que buscar lana en aquellos lugares que no fueron alcanzados por las nubes de cenizas. “Esa vez estuvimos recomplicados”, rememoró la artesana. “Conseguimos lana en Mallín Ahogado, en la parte donde no cayó ceniza”, contó.

Cada socia aporta el 20% de los ingresos por las prendas y artesanías que venden. Es un fondo común que permite afrontar los costos de funcionamiento de la cooperativa. También, sirve para comprar la lana, el insumo esencial para poder trabajar.

El proceso

La cabañita donde exhiben las prendas y artesanías para la venta es de la cooperativa. El lugar donde está emplazada la construcción es de la municipalidad. Es un espacio que la comuna les cedió hace muchos años.

Orieta explicó que la cooperativa hace una compra al año de la lana que, después, distribuye entre las socias.

Algunas artesanas optan por lavar la lana antes de comenzar el proceso. Orieta dijo que prefiere hilar la lana sucia para aprovechar “la grasita que trae, porque de esa forma la hebra es más finita y más parejita”.

Después se lava la lana y se hace el teñido con yuyos de la región como hojas de menta, pañil, de ajenjo blanco, de maitén, frutos de maqui, entre otros. Pero también usan cebollas o nueces. Se añade sal gruesa o vinagre al agua hirviendo y la lana adquiere una tonalidad asombrosa.

Una vez que la lana se tiñó, viene la etapa del tejido. Es el momento para la creatividad de las artesanas. Un pulóver puede demandar hasta un mes de trabajo, indicó Orieta.

Productos valorados

En la casita hay gorros, ponchos, medias, pulóveres y chalecos para niños y adultos. También pies de cama y telares que pueden adornar paredes, mesas o dormitorios. Son piezas únicas, como las que elabora Elvira Huinca de Ingeniero Jacobacci. Sus telares destacan en el local. Las arañas de ocho patas entrelazadas encandilan por su prolijidad y belleza.

Orieta aseguró que las prendas y productos que ofrecen son valorados tanto por residentes como turistas que concurren al lugar para llevarse un recuerdo bien autóctono.

Hay prendas elaboradas por artesanas de la Cooperativa Zuem Mapuche que compraron turistas de Francia, España o Chile. “El brasileño busca una prenda con más colores y a lo sumo compra guantes o gorros”, comentó.

Orieta Nactoh se incorporó a la Cooperativa Zuem Mapuche en el 2001. Zuem significa tejido en mapuche. Una cuñada que estaba en la organización le hizo lugar y aprendió el oficio de la mano de las artesanas.

“Lo que uno desea es que no se pierda la cultura”, afirmó la mujer. Y agregó que “uno quiere recuperar lo que se ha perdido, la lengua mapuche, porque antes no se podía hablar y los silenciaban”. No es una misión sencilla, pero Orieta se ilusiona con enseñarle a una sobrina de ocho años. “Me gustaría que aprenda telar mapuche”, sostuvo. “Cuando estoy haciendo telar es como que me da una paz…”, explicó. Y rememoró: “Mi abuelita cuando era niña me hacía abrir la lana para que ella pudiera hilar con un husito que tenía”.

La nena se llama Eluney y Orieta quiere traspasarle lo que ella aprendió. “Ojalá que le guste. Hay que dejarle a alguien lo que uno sabe”, enfatizó.

“Nos da satisfacción que aprecien nuestro trabajo y se lleven una prenda que viajará a otro país, porque es algo que nos representa”.

Orieta destaca que las prendas que ofrecen son valoradas por los turistas.

“Que no se pierda la cultura”

Datos

“Nos da satisfacción que aprecien nuestro trabajo y se lleven una prenda que viajará a otro país, porque es algo que nos representa”.

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