Perpetua por asesinar a una pareja y a sus dos hijas

Tres hombres -dos de ellos hermanos- fueron condenados ayer por el cuádruple homicidio ocurrido en mayo del 2002 en los partidos bonaerenses de Florencio Varela y Avellaneda.

BUENOS AIRES (Télam).- Dos hermanos y otro hombre fueron condenados ayer a prisión perpetua por el cuádruple homicidio del dueño de varios micros, su esposa y sus dos pequeñas hijas, ocurrido el 21 de mayo de 2002 en los partidos bonaerenses de Florencio Varela y Avellaneda.

El Tribunal Oral Criminal 1 de Lomas de Zamora, estableció que los tres condenados mataron al colectivero de cinco balazos en la nuca en Florencio Varela, luego fueron a su casa de Avellaneda, donde asesinaron de 14 puñaladas a su esposa y asfixiaron a las dos hijas, una de seis años y la otra beba de tres meses, tras lo cual incendiaron la vivienda.

La condena recayó sobre los hermanos Claudio y Héctor Zier y Jorge Valdez, a quienes les imputaron el delito de «homicidio triplemente agravado por la alevosía, el concurso premeditado por dos o más personas, y para asegurar el resultado de otro delito (críminis causa)» que era el robo del ómnibus.

En la misma sentencia, los jueces Guillermo Rolón, Fernando Bueno y Rodolfo Lanza absolvieron a otros tres imputados, llamados Ariel Velarde, Fabián Cabrera y Jorge Cabrera, por «insuficiencia probatoria», tal como lo había solicitado el fiscal del juicio Jorge Luis Michelini.

Tanto los Cabrera como Velarde habían llegado al debate oral en libertad, excarcelados por una Cámara de Garantías de Lomas de Zamora. Según quedó acreditado en el debate que se extendió durante cuatro jornadas y finalizó ayer, el dueño de los ómnibus «truchos» Miguel Galván, de 41 años, su esposa, Marina Moreira, y sus dos pequeñas hijas fueron asesinados por venganza.

Tras la declaración de más de una decena de testigos, se determinó que Galván se negaba a volver a contratar a los hermanos Zier como choferes de la flota de micros que le pertenecía. Es que estos hombres habían trabajado como empleados de Galván, pero por problemas comerciales los había echado y se negaba a tomarlos nuevamente como choferes. Como Galván no quería pagarles dinero como indemnización, los Zier planearon el crimen del hombre y quedarse con el micro.

Según quedó acreditad en el juicio, el 21 de mayo de 2002, los Zier con la ayuda de Valdez interceptaron a Galván apenas salió con su micro del galpón en el que lo guardaba y se lo llevaron con rumbo desconocido.

«Quedó claro que le cortaron el camino apenas salía con el micro, porque ni siquiera llegó hasta las primeras paradas que tenía», dijo una fuente judicial. Galván fue ejecutado de cinco disparos en la nuca efectuados con un arma calibre 22, que le produjeron la muerte en el acto en un lugar no determinado de Florencio Varela.

Luego, los asesinos se dirigieron con el cuerpo de Galván a su casa ubicada en el pasaje Virasoro al 100, de Avellaneda, en la que se encontraba su esposa con sus dos pequeñas hijas. La mujer fue asesinada de 14 puñaladas, la mayoría en el pecho y las dos nenas, fueron asfixiadas. «Les pusieron una toalla en la boca y una bolsa en la cabeza», dijo una fuente de la investigación. Los criminales dejaron los cuatro cuerpos dentro de la vivienda, pero regresaron unos días después para incendiar la casa con la intención de no dejar evidencias. Según la pesquisa, arrojaron bidones con combustible y prendieron fuego la vivienda.


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