Peter Handke explotó contra los periodistas

El premio Nobel de Literatura se entregará el martes próximo en medio de protestas y manifestaciones. Antes uno de sus ganadores, cuestionado, tuvo un áspero encuentro con la prensa.

El Premio Nobel de Literatura Peter Handke aseguró que le gusta “la literatura, no las opiniones” y que prefiere “el papel higiénico, cartas anónimas acompañadas de papel higiénico a sus preguntas vacías”, ante un grupo de periodistas que le preguntaron por la matanza de Srebrenica (1995), a días de la entrega del galardón que recibirá el martes próximo en la Sala de Conciertos de Estocolmo.

“Prefiero el papel higiénico, cartas anónimas acompañadas de papel higiénico a sus preguntas vacías”, le dijo Handke a un grupo de periodistas sobre su posición durante la guerra de Yugoslavia.

Ante la pregunta, Handke sacó una carta, escrita en inglés y acompañada de papel higiénico, en la que se lo acusaba de ignorar los hechos y se lo comparaba con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

La entrega de los Premios Nobel de Literatura 2018 y 2019, que será el martes próximo en Estocolmo, a la polaca Olga Tokarczuk y a Handke respectivamente, tendrá como marco una protesta contra este último, promovida por madres de las víctimas del genocidio Srebrenica, ocurrido en 1995, cuando fuerzas serbobosnias asesinaron a unos 8.000 varones musulmanes.

Los cuestionamientos a Handke surgieron en 1996, a partir de la publicación del libro “Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Sava, Morava y Drina, o justicia para Serbia” (1996), denunciado de panfletario y de desconocer la matanza ordenada durante el gobierno del presidente serbio Slodovan Milosevic (1941-2006), condenado en La Haya por crímenes de lesa humanidad.

El escritor austríaco agregó que, además de esa carta, había recibido otras muy cálidas de lectores y que la que había leído era la única que se refería al tema que más parece interesar a los medios de comunicación y también se negó en otro momento de la conferencia de prensa a presentar su versión sobre lo ocurrido en Yugoslavia.

“Es una larga historia y creo que este no es el momento de volver a contarla”, aseguró y además, consultado acerca de si había cambiado su opinión sobre el conflicto de los Balcanes, dijo: “Me gusta la literatura, no las opiniones”.

Interrogado acerca de una posible reconciliación en Bosnia, Handke dijo que a veces soñaba con encontrar una madre que hubiera perdido dos hijos en la guerra, uno del lado musulmán y otro del lado serbio, pero que un amigo de la región le había advertido de que “de momento no era conveniente realizar esa idea”.

Sobre las manifestaciones en su contra que se esperan el martes próximo, Handke dijo que en el pasado había intentado hablar con personas que protestaban en su contra pero que tuvo que aceptar que el diálogo no era posible.

Los ganadores del Nobel Olga Tokarczuk y Peter Handke.

A su vez, el exsecretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund, anunció que no asistirá a ninguno de los actos de la semana Nobel porque por su parte sería una hipocresía celebrar el premio para Handke.

“No voy a participar este año en la Semana Nobel” escribió Englund en el diario sueco “Dagens Nyheter” y explicó que celebrar el premio a Handke sería “una gran hipocresía” por su parte.

Academia en crisis

Cuando se esperaba que los Premios Nobel fueran este año la oportunidad para cerrar la crisis vivida por la Academia Sueca que otorga el galardón, la concesión del Nobel de Literatura al austríaco Peter Handke volvió a encender la polémica por la postura proserbia del escritor durante la guerra de los Balcanes y la ganadora del de 2018, Olga Tokarczuk de Polonia también irritó por su parte a los conservadores de su país.

La situación ocurre ante una Academia, apenas recuperada del proceso vivido en 2018, cuando dejó en suspenso el galardón -este año se concedieron dos- tras el escándalo de abusos sexuales y filtraciones que afectó en 2017 a un personaje próximo a la institución, a la que acabó salpicando. Recientemente un miembro del comité del Nobel Gun-Britt Sundström renunció al considerar que el galardón fue interpretado, dentro y fuera de la Academia, como “una toma de posición que coloca la literatura por encima de la política”, una “ideología” que no es la suya.


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