Petroleras esperan un inminente aumento en el precio de las naftas

Se estima que los surtidores podrían descongelarse en los primeros días de enero. El sector acumula un atraso del 15%. Para Lacroze “no se puede esperar más”.

Si el 2020 fue el año del porrazo para toda la economía, el 2021 está cerrando con otro fuerte golpe en la industria hidrocarburífera argentina que arrastra siete meses de precios de los combustibles congelados que implican un atraso en los surtidores del orden del 15%, y que recién en los próximos días podrían comenzar a transitar un sendero de aumentos.

La última vez que los surtidores del país tuvieron una modificación fue el 16 de mayo pasado. Al calor de la campaña electoral, YPF plantó bandera y anunció que no aumentaría más sus precios y así lo hizo hasta la fecha, generando no sólo un atraso significativo en los precios de las marquesinas, sino incluso que las refinerías -incluyendo las propias- tengan que importar a pérdida los combustibles que no se elaboran en el país.

Si bien hay diferencias según el tipo de combustible de que se trate, el sector coincide en que el atraso promedio en el precio del litro es del 15%.

Pero ese valor trepa según algunas consultoras especializadas del sector hasta el 27%, si lo que se aspira es no solo a luchar contra la inflación sino a recuperar el margen de rentabilidad que las refinerías han tenido en los últimos años.

Esto queda en evidencia en la comparación de los valores de los combustibles con los países de la región que dejan a Argentina no solo entre los precios más bajos, sino detrás de países que también son grandes productores de petróleo como es el caso de Brasil.

En números

25%
llegan a perder las refinerías en el valor de los combustibles que se importan, como es el caso del diesel premium.

Para Teófilo Lacroze, el CEO de Raízen, la refinería que llega a las estaciones con la marca Shell, “no se puede esperar más, es urgente un aumento”.

En diálogo con Energía On, Lacroze explicó que “el último incremento que tuvimos fue en mayo, y de ahí acumulamos dos dígitos de los impactos de devaluación, del precio del petróleo y del precio de los biocombustibles que nos impactan en el precio de venta final”.

Lacroze recordó que “en el precio de los combustibles tiene incidencia el precio del petróleo, la cotización del dólar, los impuestos y los biocombustibles”. Factores que se incrementaron notablemente en este más de medio año.

En el caso del crudo, si bien internamente los valores también han estado prácticamente congelados desde mayo avanzando solo de 53 a 55 dólares, la cotización del Brent trepó un 33%, al pasar de 55,5 a 74 dólares por barril.
La cotización del dólar mayorista se encareció un 8,33% en estos meses, y pasó de 99 a 107,25 pesos. Los biocombustibles subieron un 16% en el caso del bioetanol y un 38% para el biodiesel.

Mientras que los impuestos tuvieron un alza del 6,7% en el período, ya que a principios de mes el gobierno volvió a diferir hasta marzo la actualización impositiva del 2021.

Pero el conjunto de las refinerías del país no solo enfrenta el congelamiento de los productos que elabora, sino además la imposibilidad de trasladar el mayor costo de los combustibles que se importan, en donde impacta la disparada del Brent.

Nosotros hoy perdemos en todo el producto que importamos, e importamos el 30% del diesel y el 20% de las naftas”, indicó Lacroze y remarcó que “por eso necesitamos volver a un sendero de recuperación de forma urgente”.

La aplicación de la primera suba tras más de siete meses pareciera estar a la vuelta de la esquina, y desde la industria dan cuenta que podría concretarse en la primera semana de enero, en coincidencia además con la fecha pico de ventas de combustibles por el inicio de las vacaciones.

Esta fecha no es casual. Por un lado, desde el gobierno y la cúpula de YPF se buscó evitar un alza en el precio de los combustibles que echara más fuego a los ánimos caldeados de fin de año y que sonara como un castigo tras la derrota del oficialismo.

Pero a la vez, el incremento en enero apunta a disipar los nubarrones de amenazas de desabastecimiento de combustibles, en el momento en el que hay precisamente más tránsito.

Si bien el alerta por la falta de naftas y gasoil fue lanzado por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha), que nuclea a las estaciones de servicio, desde las refinerías consultadas se reconoció que hay un recorte en los niveles de producción y despacho, ya que se busca reducir al mínimo las pérdidas, controlando mejor las entregas hasta tanto mejoren los precios.


Aumento a la vista


En este escenario, una alta fuente de YPF detalló esta semana que “en pocos días podría haber un anuncio”, en referencia al avance hacia el descongelamiento del precio que no se espera que se de un solo golpe, sino en forma escalonada, como sucedió el año pasado.

Este anuncio generó expectativa en el conjunto de la industria hidrocarburífera, ya que si bien desde el gobierno nacional se vienen ufanando del incremento en la producción de petróleo, en la práctica solo una de las cinco cuencas hidrocarburíferas del país ha incrementado su producción a raíz de que la mayoría de las empresas de peso en Vaca Muerta está apostando a hacer un blending, pero no de naftas ni de crudo, sino entre los precios internos y los de exportación.

Contrariamente a la decisión de YPF y el gobierno de no aumentar el precio de los combustibles para evitar una mayor carga a los consumidores en momento de inflación, el congelamiento del precio de las naftas hizo que el valor del crudo interno se congelara también en torno a los 55 dólares desde mayo, abriendo una brecha con la cotización de ese mismo crudo en el exterior que no solo llegó a los 20 dólares por barril, sino que además implicó que esa ventana de oportunidades que dieron los altos precios, pasara no solo casi inadvertida (a excepción de las exportaciones) sino que incluso jugó en contra en las empresas internacionales a la hora de buscar inversiones.

Por el congelamiento, las refinerías importan combustibles a pérdida desde hace meses.

“¿Cómo convencés a tu sede central de invertir en Vaca Muerta, que es genial, pero que está en un país que paga el barril 20 dólares menos?”, planteó en off the record el CEO de una firma internacional.

En 2014, cuando se dio el anterior pico de precios por sobre los 80 dólares por barril, el precio de los combustibles en Argentina se ubicó un 40% por encima de los valores actuales medidos en dólares.

Ese mayor precio fue capitalizado por YPF en el gran plan de inversión que la petrolera realizó en los inicios de Vaca Muerta, que marcó las bases del desarrollo que hoy mueve el ritmo de la producción nacional.

Sin embargo, desde el alto mando de la misma petrolera reconocen que el atraso en el precio de los combustibles necesita ser resuelto en el corto plazo, ya que el 45% de los ingresos de la petrolera provienen de los surtidores.

“Con 55 dólares por barril ha sido rentable este año, pero a futuro vamos a tener que ir viendo cómo ajustamos los precios para que en el mediano plazo converjan con los precios internacionales”, aseguró una alta fuente de YPF.


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