Podés ser «una chica tecno»

Hay que empezar cuanto antes a fomentar las vocaciones de las adolescentes y jóvenes pro la ciencia y la tecnología. Cómo y quiénes pueden hacerlo. ¿Habías escuchado hablar de "Chicas en tecnología"?

El año que viene habrá más de 1,4 millones de puestos de trabajo relacionados al sector tecnológico y se proyecta que tan solo va a haber un total de 29% de graduados para cubrir esa cuota. De ese porcentaje, las egresadas mujeres representan una parte más que mínima. También se sabe que las mujeres constituyen solo un 28% de los investigadores existentes en el mundo.

Y así podría seguirse compartiendo datos, porcentajes y cifras que bien grafican una realidad que hay que cambiar visibilizando a las mujeres científicas, reivindicando su trabajo y acercando la ciencia a las chicas.

En este contexto, la tecnología cuenta con el potencial para empoderar e incluir a niñas y mujeres así como a otros sectores vulnerables de la población. “En el mundo actual, cada vez más diverso, cambiante e interconectado, resulta crucial desarrollar competencias vinculadas con el pensamiento científico-tecnológico. Son conocimientos y habilidades que necesitamos para enfrentar los desafíos del presente y del futuro”, afirman las líderes de Chicas en Tecnología, una organización sin fines de lucro que busca cerrar la brecha de género en tecnología y emprendedorismo, motivando, potenciando e incrementando el conocimiento y entusiasmo de jóvenes mujeres por la tecnología.

Urge fomentar las vocaciones por la ciencia y la tecnología en las chicas de entre 12 y 18 años para así contrarrestar la falta de vocaciones científicas y tecnológicas entre este colectivo.

“El interés por el mundo científico se pierde fuertemente en la adolescencia. Por ello buscamos crear un espacio para que surjan las próximas mujeres líderes en tecnología”, afirma Julieta Sayar, coordinadora de programas de Chicas en Tecnología.

Melina Masnatta, Carolina Hadad, Sofía Contreras y Mariana Varela son las cofundadoras de esta movida que se sostiene en cuatro pilares: la tecnología, la educación, el liderazgo y el emprendedorismo, todos ellos atravesados por un enfoque de género. Todo articulado bajo los conceptos y metodologías provenientes de la ciencia, la tecnología, la matemática, el arte y la ingeniería con impacto social.

“Desde 2015 trabajamos para que las adolescentes consideren la tecnología como una aliada para encontrar soluciones a problemáticas sociales que impacten en sus realidades y comunidades. Las acompañamos a que descubran, identifiquen y entiendan esas problemáticas, en primer lugar. Luego a diseñar la solución tecnológica”, apunta Julieta.

– ¿Qué programas aplican para lograr todo esto?

– Tenemos tres programas. Uno que se llama “Programando un mundo mejor” (PUMM).

Otro, “Clubes”, que es la formación de los formadores para que así los docentes puedan replicar nuestros programas en todas las escuelas del interior del país. Consiste en 10 encuentros.

Y por último, “Comunidad” que da una continuidad más profunda a quienes participaron en los programas antes mencionados.

– ¿Cómo los padres y docentes, fundamentalmente, pueden acercar a las chicas al mundo de la ciencia?

– Primero, visibilizar la brecha digital de género con datos y números para así reconocerla, admitirla y enfrentarla. Después, derribar esos estereotipos que pregonan que para dedicarte a las ingenierías y matemáticas “tenés que ser muy inteligente”, “muy bueno con los números”, “ser un nerd”, que hay que “estar todo el día estudiando”… La realidad indica que no es así. Y también poder entender a la tecnología como una vía para solucionar problemas de nuestra comunidad (como la discriminación, la xenofobia, el bullyng, el desempleo, por ejemplo).

Saber que estos estereotipos nos señalan roles que debemos cumplir y que está en nosotros torcer esos mandatos culturales.

– ¿Cómo trabajan ustedes este último punto?

– Presentando roles visibles, personas que están trabajando en tecnología cuyas trayectorias pueden inspirar a las chicas. Tenemos una campaña que se llama “Grandes mujeres” que lideran tecnología, tanto de ahora como de nuestra historia. En alianza con el Conicet presentamos a 18 mujeres. El mes que viene ampliaremos esta lista a 40 mujeres más, todas ellas científicas e investigadoras.

– Hablemos de PUMM, el programa que sería bueno que conozcan las chicas de Río Negro y Neuquén.

– Dura 4 días y la finalidad es crear una aplicación que intente solucionar un problema comunitario detectado por las chicas. El encuentro es mucho más que la posibilidad de aprender a programar. Es aprender una metodología para observar la realidad de otra forma. En esos días damos un taller de programación. Otro de inspiración donde se reconoce y piensa el problema que requiere una solución según ellas. Otro de datos, que son los insumos a trabajar. Otro taller para hacer un diseño atractivo, fácil de navegar y llamativo por un lado y saber y conocer a quiénes va dirigida la app, por otro. Finalmente dictamos un taller de cómo dar un discurso y cómo compartir una idea en poquitos minutos y que esa idea se entienda y llegaue a las otras personas. Ponerse en el zapato del otro: esa es la idea.

Sabemos que PUMM es una experiencia para entenderse a ellas mismas, de pasar de usuarias de tecnología a creadoras, de ser disruptivas e innovadoras, de encontrar otras perspectivas a los asuntos que ellas ven como conflictivos y a los que quieren solucionar.

– ¿En algún momento del año van a venir a Río Negro o Neuquén?

– Nosotras trabajamos muchos a través de nuestras redes con chicas, padres, docentes, escuelas y ongs. La Fundación YPF nos ayuda en todo. El año pasado trabajamos con “Punto Digital”, en Fernández Oro, que funciona en una de las salas del Museo Estación Cultural . En este espacio con tecnología de avanzada, soporte de internet gratuito, logramos muy buenas experiencias. Tal vez este año volveremos por el Alto Valle.


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