A más de 20 años de la caída de un avión en Chimpay, sigue el misterio

La aeronave prestaba servicio de correo entre Neuquén y Bahía y se precipitó porque se incendió en pleno vuelo. Hubo un gran operativo de rastrillaje.

El 3 de mayo de 1995 un avión correo de la empresa Encotesa desapareció mientras viajaba desde Neuquén a Bahía Blanca. Fue hallado sin sobrevivientes en un campo cercano a Chimpay en medio del monte. Su hallazgo se logró gracias a un operativo hasta ahora único en la zona, que implicó movilizar media docena de naves civiles y militares, llegadas desde distintos puntos del país y grupos de rescatistas de distintas localidades de Valle Medio. Pero, tras encontrar los restos, los investigadores no sólo dieron con el fuselaje desmembrado de la nave y sus ocupantes fallecidos, sino también con una cantidad no determinada de drogas y “sustancias peligrosas” mezclada con miles de cartas.

La causa recayó en la justicia federal y llevó a que la jueza, María del Carmen García, en 1999, imputara e indagara a una docena de empresarios, ejecutivos y altos directivos de las empresas Encotesa y Alas del Sur, y hasta funcionarios de la Fuerza Aérea. Es que el accidente quedó atrapado en un complejo entramado: Encotesa (a cargo del correo), contrató el servicio postal de Aerolíneas Argentinas, esta empresa a su vez subcontrataba a Alas Argentinas para transportar la correspondencia y ésta a su vez a Tapsa.

Pero no se han conocido resultados de esa investigación que buscaba responsables por la falta de controles en la carga de la aeronave. En lo que se avanzó fue en las responsabilidades civiles por la muerte de los dos pilotos.

En el fallo del año pasado de la Sala I de la Cámara Civil y Comercial Federal de Buenos Aires, se tomó como referencia al informe de la junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil que atribuyó, “como hipótesis muy probable del incendio y caída del avión, a la existencia de elementos peligrosos no enviados en los contenedores de seguridad obligatoriamente establecidos, produciéndose, por su combustión, un foco ígneo que también afectó a los pilotos, todo lo cual fue influido por el ineficiente control de las cargas y el escaso conocimiento de las normas en las empresas de correos y en los remitentes”.

Desaparición y búsqueda

Eran las 20:38 de ese miércoles otoñal de principios de mayo cuando se tuvo contacto por última vez con el aparato que había partido unos minutos antes desde Neuquén capital con 300 kilos de correspondencia y que se dirigía, previa escala en Bahía Blanca, a Buenos Aires. Pasadas las 22, cuando se tenía prevista su llegada a Bahía, se dio la alarma y comenzó el misterio. La búsqueda frenética de la pequeña nave se extendió en principio por campos de Río Colorado, pero recién 36 horas después se hallaron los restos del Mitsubishi matrícula LV-MOP biturbo .

Testigos decían haber visto una bola de fuego, que efectivamente luego se comprobó que era el avión en llamas.

¿De quién era la carga “extra” que contribuyó a la caída del avión? Nunca se supo.

Tampoco quién debía controlar la carga y no lo hizo correctamente.

Valle Medio, la “zona negra” de la aviación

Detalles de un rastrillaje que hasta incluyó videntes

Fue toda una revolución dentro de la localidad los días que duraron los rastrillajes por aire y tierra en busca de alguna evidencia del avión siniestrado.

El búnker operativo se había instalado en el aeroclub local que está emplazado sobre ruta 22 en el kilometro 860.

Un Helicóptero Sea King de la fuerza Armada y varios aviones se ocupaban de sobrevolar en distintas direcciones buscando indicios del siniestro.

Mientras que en tierra se recopilaban todo tipos de comentarios, paisanos que había asegurado haber visto la “luz”, videntes que sugerían lugares por donde buscar e informaciones cruzadas que nunca se podían comprobar.

Luego del intenso trabajo que no lograban los frutos esperados, sobre la medianoche el noticiero de Telefe anunciaba y mostraba dónde estaban los restos del avión de correo de la empresa Encotesa.

Los enviados de Telefe fueron los primeros en llegar y luego de tomar imágenes de los restos dejaron una gran cruz hecha con restos del lugar para señalar el sitio y que se viera perfectamente desde el aire.

En la mañana bien temprano, los cronistas de “Río Negro” llegaron hasta el campo, luego de caminar varios kilómetros y sortear los alambrados perimetrales. Cuando por fin se llegó al lugar, ya estaban las fuerzas policiales locales custodiando el lugar. Después del mediodía un avión militar irrumpió el silencio del campo y con una maniobra descendió en pleno monte.

Bajaron varias personas, trabajaron en el lugar un tiempo no muy largo donde recolectaron algunos elementos, tomaron imágenes y abandonar el lugar.

Datos

En las pericias posteriores se determinaría que en el avión no sólo había correspondencia sino drogas y sustancias peligrosas, cuyas cantidades no se pudieron precisar.
La justicia Federal no sólo abrió una causa para investigar la caída de la aeronave sino también para tratar de determinar las responsabilidades en las cargas.
Durante esos años, el enorme territorio del Valle Medio, era considerada una “zona negra” para la aviación dado que no tenía sistema de radares, ni de ubicación de naves.
Una de las teorías que siempre sobrevoló fue que esta ruta servía para el transporte de todo tipo de cargas ilegales.

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