¿Donde están ellas?

Las desapariciones de Mirta Emilia Vera (Cipolletti), Yanina Torres (Roca), Silvia Colque (Viedma) y Zulema Walter (Viedma) tienen puntos en común: la Justicia nunca pudo saber qué les pasó. Pero a pesar de ello, sus familiares no pierden las esperanzas.

Es como si la tierra se las hubiera tragado. Nadie sabe nada de ellas: ni qué pasó, dónde están, si se fueron por su cuenta, se las llevaron o les hicieron algo. Mirta Emilia Vera (Cipolletti), Yanina Torres (Roca), Silvia Colque (Viedma) y Zulema Walter (Viedma) están desaparecidas. Sus casos se entrelazan: son madres que jamás dieron una señal de querer irse de sus casas voluntariamente.

Nada podía hacer pensar a sus familiares o allegados que un día iban a salir y nunca iban a regresar.

Ni una pista que alertara a sus familiares que pudieran hacer algo así. De ahí es que surgen los interrogantes. Sus desapariciones encierran un misterio que nadie ha podido desentrañar: ni la Policía, ni la Justicia, ni sus más cercanos afectos. Nadie.

Se hicieron marchas pidiendo sus apariciones, rastrillajes, se analizaron sus últimas llamadas y mensajes, se entrevistaron a todas las personas que las vieron por última vez y no se consiguió dar con una pista que ayudara a saber dónde están.

La única certeza es que no están y que nunca más se supo de ellas. ¿Son mujeres que un día despertaron y tomaron la decisión de irse? ¿Sin decirle nada a nadie? ¿Dejando a sus hijos? Es inentendible.

En todos los casos, sus familiares y amigos cercanos creen que algo les pasó, que no se fueron por su propia decisión.

Las preguntas son muchas, las dudas aún más. Mientras, las pocas respuestas que la Justicia ha dado no alcanzan, no conforman.

Sólo queda la esperanza de que un día aparezcan con vida y que la llama de la esperanza no desaparezca.

Dos años y medio sin Emilia Vera

Mirta Emilia Vera tenía 32 años cuando desapareció. Eso fue pasado el mediodía del 16 de enero de 2016 y desde entonces nada se sabe de ella. Vivía con su padre y su hijo, que está a pocas semanas de cumplir 18. Ella dejó un mensaje: “Me voy porque estoy cansada”. Este fue el último contacto que tuvo con su hermana, Graciela. Y desde entonces no se sabe nada de ella. El detonante de su ida habría sido una discusión familiar.

Un mes después de su desaparición la hermana de Emilia recibió un mensaje que decía: “Estoy en el Correntoso”.

La policía presumió que podría tratarse de una zona conocida con ese nombre que se encuentra en Cuatro Esquinas de Cipolletti. Se hicieron intensos rastrillajes pero no se halló nada. Luego las pistas apuntaron a que podría estar en cercanías de Senillosa. Después, que encontraran sus pertenencias a orillas del río Limay. Se rastrilló todo el sector comprendido entre Plottier y Senillosa, pero no encontraron nada.

A dos años y medio de su desaparición no hay ninguna pista sobre su paradero. Hasta una cuenta de Facebook abrieron sus amigas para conseguir cualquier información sobre ella: “Todos juntos para encontrar a Emilia Vera”, la nombraron. Esa cuenta sigue activa en la actualidad.

El fiscal Gustavo Herrera indicó que la causa fue archivada y que se reabrirá si aparecen nuevas pruebas.

“La vi triste”

El misterio de Yanina Torres, la joven de Roca

El caso más reciente de mujeres desaparecidas en la región es el de Yanina Torres, la joven de 32 años de Roca de la que no se sabe nada desde el pasado 13 de junio.

La muchacha había quedado sola en su casa, en la zona norte de la ciudad, porque su esposo Nicolás Riquelme fue a llevar a su pequeña hija al jardín y luego se fue a trabajar.

Cerca de las 10:30 de ese día, llegó un mensaje al celular de Riquelme enviado desde el de Yanina. Decía que estaba por irse a una entrevista de trabajo.

Pero en realidad el rastreo satelital de su teléfono indicó que a esa hora el aparato estaba en la zona del río.

El celular estuvo activo unas 12 horas en la zona de Mosconi, pero de ella no se sabe nada.

Hubo rastrillajes en el río, pero con resultados negativos.

“No tenía motivos para irse”

Silvia Colque, la agresión de su pareja y dudas

La noche del 4 de junio de 2017 Silvia Vázquez Colque dejó a su madre que había llegado pocos días antes desde Bolivia, a sus cuatro hijos pequeños, su casa, su negocio, sus documentos y su ropa y desapareció sin dejar rastros. Para el abogado querellante en representación de la mamá y de la hermana de la mujer, Favio Igoldi, es imposible que se haya ido por propia voluntad.

Su marido, que cinco meses antes la había apuñalado, por lo que estuvo algunas semanas con prisión preventiva y tenía una prohibición de acercamiento, asegura que se fue por sus propios medios abandonando su hogar.

Silvia mantenía una relación virtual a distancia con un hombre de Buenos Aires, pero los investigadores lo contactaron y no tuvo nada para aportar. No hay registros en las terminales de ómnibus y nadie la vio desde entonces ni se supo nada de ella.

Cuando en la mañana del 5 de junio Beatriz, la mamá de Silvia, le preguntó a Thola, el padre de los hijos de la mujer desaparecida, sobre su hija, el hombre dio varias versiones distintas. La última fue que se había ido con quien mantenía aquella relación virtual. La humilde anciana regresó a Bolivia sin saber nada de su hija, pero esperando novedades. Casi un mes después se realizó la denuncia judicial. Thola ya había hecho una exposición policial, dando cuenta de que su pareja había abandonado el hogar.

Un año después, la investigación avanzó levemente. A fines de mayo llegó nuevamente a Viedma Beatriz, quien sumó su testimonio a la causa. Confirmó que fue Thola quien vio por última vez a su hija.

La mujer se constituyó en querellante y tras su declaración Igoldi concluyó que “existen indicios probatorios para atribuir a Marcos Thola Duran que entre la noche del día 4 y la madrugada del 5 de junio habría dado muerte a Silvia Vázquez Colque. Luego de eso, Thola habría ocultado el cuerpo sin que aún pueda ser encontrado”.

“Thola tiene que saber dónde está”

Zulema Walter, una jubilada de Viedma

Zulema Walter es una docente jubilada que desapareció de su hogar en Viedma el 1 de junio de 2017 alrededor de las 10:30. Más de un año después, nada se sabe de ella.

Se hicieron rastrillajes, revisaron cámaras de seguridad por la zona donde posiblemente se movilizó, se tomaron testimonios e inclusive se convocó a la División Canes para seguir los rastros de olor. Se trabajó sobre

la zona de costanera, en el sector del río Negro, por debajo del puente Ferrocarretero.

Desde la comisaría 1ª se pidió colaboración a personal de Prefectura Naval que dispuso de buzos y lanchas, sin obtener resultado positivo. Se siguieron algunas pistas sobre comunicaciones de vecinos que advertían haberla visto en el balneario El Cóndor, en San Antonio Oeste y cerca de la ex Ruta 3 y la rotonda de ingreso a Viedma, pero todas fueron fallidas.

La familia de la mujer 67 años, que fue vista cerca de un gimnasio de la avenida costanera en inmediaciones de ese puente, no pierde las esperanzas de encontrarla.

Una de las hipótesis es que se pudo haber caído al río Negro, sin embargo no existen indicios certeros de que ello ocurrió. Para la Justicia tampoco surgen elementos de criminalidad en el hecho.

“Necesitamos saber qué pasó”

Florencia Pennachi es otro caso de una mujer de la región desaparecida. Hace 13 años que no se sabe nada de la joven neuquina que estudiaba Economía en la Universidad de Buenos Aires.

Datos

Verónica, una de las amigas entrañables de Emilia, contó a “Río Negro” que la vio un día antes de que desapareciera. “La vi triste”, recuerda. Ellas se conocieron desde muy chicas porque vivieron toda su vida en el barrio Del Trabajo. Verónica cuenta que Emilia jamás habría tomado la drástica decisión de irse. “Sería incapaz de haber dejado a su hijo y su padre. No lo creo. He llegado a soñar que aparece, pero soy consciente de que ya ha pasado mucho tiempo”.
Verónica cree que “algo le habría pasado” y no cree “que desapareció así porque sí”.
“Nosotras habíamos quedado en ir a tomar mate a la Isla Jordán, pero nunca me contestó el celular cuando la llamé. Al otro día –por el lunes– me enteré de que había desaparecido”, recordó su amiga.
Yanina es madre una nena de 4 años y uno de 13. Según su familia no atravesaba grandes conflictos como para irse por su propia voluntad de su casa y dejar a sus hijos, o como para que se quiera suicidar.
“Mi hija andaba un poco triste los últimos días, pero de ahí a irse por su cuenta y dejar a los nenes, imposible…”, comentó Daniel Torres, el papá de la joven.
Yanina era peluquera y masajista, pero a veces iba a trabajar con su pareja a obras donde él hace reparaciones.
Precisamente Nicolás Riquelme, su pareja, comentó que “por fuera se la veía bien, pero por dentro no sé qué le pudo haber estado pasando. Éramos muy unidos, nosotros la conteníamos a ella y ella nos contenía a todos nosotros. Era muy alegre”.
Beatriz y Verónica, madre y hermana de Silvia, son oriundas de Potosí, Bolivia, desde donde viajaron para formar parte de la causa por su desaparición.
“Como madre pido de todo corazón saber de mi hija. Quiero que me ayuden las autoridades, los periodistas”, dijo Beatriz cuando regresó a Viedma.
Según relató, el día de la desaparición de Silvia ella estaba en Viedma. Había llegado a visitarla. Recordó que cuando confrontó a su yerno éste no le respondió y la echó de la casa.
“El hombre tiene que saber dónde está, porque ellos salieron juntos”, aseguró. La mujer recordó que aquel domingo todos habían ido a una cancha y después compraron cervezas. Esa noche ella quedó con los cuatro niños. A la mañana, Silvia no estaba. Thola le dio varias respuestas sobre su hija. “Me dijo que se había ido al súper. Después dijo que se fue con su macho. Yo presentí algo malo”, dijo Beatriz, que recuerda haber visto la ropa y los documentos y ropa de Silvia.
“Fueron horas terribles, de no entender qué estaba pasando. No sabés para dónde salir corriendo, y nunca encontramos siquiera una zapatilla”, recuerda su hija Mariángeles Travaglio.
Como familia esperan contar con algún dato para hacer un cierre. Los Travaglio apuntan: “Para nosotros sigue abierto aunque sabemos que hay que volver a trabajar. Si bien para la Justicia es probable que pudo haber sido un suicidio, para cerrarlo del todo necesitamos una evidencia contundente”.
Reconocen que para el fiscal, Puntel, el caso “es difícil por no contar con elementos. Sabemos que el 1 de junio del año pasado se tomó un taxi sin rumbo”, afirmó su esposo Claudio.
Florencia Pennachi es otro caso de una mujer de la región desaparecida. Hace 13 años que no se sabe nada de la joven neuquina que estudiaba Economía en la Universidad de Buenos Aires.

Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios