En INTA Bariloche dicen que la reconversión traerá “más burocracia”
Señalan que la centralización en la toma de decisiones es un retroceso y será más difícil dar respuesta a las demandas del sector rural.
Los recortes aplicados por el gobierno nacional sobre la estructura del INTA, que encontró el rechazo del personal pero también de numerosas cooperativas y organizaciones agrarias, impactará de lleno en muchos programas clave para la actividad y traerá también “más burocracia y más demoras” en la toma de decisiones.
Así lo afirmó el director de la Estación Experimental INTA Bariloche, Mauro Sarasola, quien explicó que el manejo descentralizado había demostrado hasta ahora su eficiencia, pero fue eliminado. Uno de los cambios es que “cada compra o contratación dependerá de Hacienda”, desde Buenos Aires.
Dijo que ese mecanismo puede entorpecer por ejemplo el acceso a insumos básicos y servicios como limpieza o de internet, para las dependencias del organismo.
Además, consideró que en lo estructural el retroceso más importante es la desaparición de la autonomía del INTA y la concentración de las decisiones en la presidencia, en perjuicio del Consejo Nacional del organismo, que integraban un amplio abanico de entidades del campo y organizaciones de productores.
Sarasola dijo que la EIA del INTA EN Bariloche es la más grande de las tres que existen en Río Negro, porque funciona en articulación con el Conicet, y tiene jurisdicción en todo el corredor andino desde Chos Malal hasta El Bolsón. Cuenta actualmente con 110 trabajadores, que llegan a 160 con los dependientes del Conicet.
Sarasola aclaró que esa planta tuvo ya una reducción del 15% en el último año y medio por retiros voluntarios, que derivaron por ejemplo en el cierre de un laboratorio de sanidad animal porque la profesional a cargo se fue del INTA. Los análisis de brucelosis que allí se realizaban, ahora deben ser solicitados a Bahía Blanca.
Amplio abanico de rechazos
Las modificaciones y ajustes que implementó el gobierno nacional encontraron fuerte resistencia no solo de parte de los gremios que agrupan al personal del INTA sino de gobiernos locales, sociedades rurales, cooperativas indígenas, escuelas agrarias, cámaras empresarias y universidades, que sumaron cientos de pronunciamientos de rechazo en el país y en la región.
Sarasola dijo que todavía reina la incertidumbre sobre el funcionamiento a futuro del organismo. Un rumor muy citado es que desaparecerán también los “consejos regionales”, donde se toman decisiones vinculantes y descentralizadas.
El que interactúa con INTA Bariloche está conformado por organizaciones de la actividad rural con presencia en Patagonia Norte, las universidades del Comahue y de Río Negro y los gobiernos provinciales de Río Negro y Neuquén.
Sarasola dijo que lo más preocupante es el “eje conceptual” de la reforma, según el cual “el presidente del INTA pasa a tomar todas las decisiones”, en contra de la conducción participativa que existió durante décadas.
Dijo que los consejos regionales, que hoy tienen funciones ejecutivas otorgadas “por ley”, perderían ese rol o serían reemplazados por “consejos de macrorregión”.
El directivo admitió que la reforma dispuesta por Nación va a generar cambios profundos en la operatividad y el INTA dejará de dar respuestas a muchas demandas, además de transformarse en una institución “más lenta y burocrática”.
Dijo que desde Bariloche tiene a cargo siete agencias y dos campos experimentales, donde no sabe todavía cómo se garantizará su funcionamiento, porque las decisiones más básicas “pasan a depender de Hacienda”.
Resaltó que las entidades que se pronunciaron en contra “no dicen que el INTA hoy funciona perfecto, pero sí les preocupa la pérdida de poder decisión” sobre las políticas que se aplican.
“Rompen y degradan” al organismo
Sarasola señaló que “lo que hoy son fortalezas del INTA”, las autoridades nacionales “lo ven como sobredimensionamiento”, de acuerdo a lo que escucharon del ministro Federico Sturzenegger cuando explicó las medidas.
Afirmó que en la práctica la nueva política en curso para el INTA “lo rompe y lo degrada”, y que la situación se podría agravar con el continuo desgranamiento de personal, si a los retiros y las jubilaciones que no se reemplazan se suma una ola de despidos, como se estaría a punto de implementar.
Explicó que la eventual desaparición de las agencias, que algunos algunos señalan como propósito final, significaría para el INTA la pérdida de 1,500 agentes en todo el país y las consecuencias serían muy severas. “Vamos a ser menos para responder al sector agropecuario”, subrayó Sarasola.
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