Por la desocupación aumentó la cantidad de gente durmiendo en la calle

Lo afirmaron desde el único refugio de Neuquén, que no da abasto. Desde fines de 2018 aumentó la demanda y en febrero "explotó". Tampoco alcanzan a contener los pedidos de asistencia alimentaria.

El lado B de Vaca Muerta tiene una de sus tramas más dolorosas justo antes de que llegue la noche en Neuquén, cuando los que vinieron a buscar trabajo y no lo consiguieron, más los que perdieron el que tenían, comienzan a buscar dónde dormir.

El único refugio para varones adultos de Neuquén es el “Cura Brochero”, que funciona en la parroquia Inmaculada Concepción. Los que quedan afuera y las mujeres deberán ir a las guardias de los hospitales, las plazas y las veredas.

Quienes se acercan son familias que perdieron el trabajo y no pudieron sostener el alquiler, cuenta la coordinadora, Myriam Francisquini. También llega gente del interior de la provincia o de otros puntos del país atraída por la promesa laboral de Vaca Muerta. “Incluso llegan a dedo”, lamentó.

Por esto de ser el único, es referencia de lo que ocurre con las personas mayores que se encuentran en situación de calle. Y esta realidad está bien relevada por Myriam, que es trabajadora social y desde mayo del año pasado está a cargo.

La profesional explicó que el promedio de ocupación en 2018 era de 25 camas, pero la demanda comenzó a crecer a finales de año y en febrero “explotó”. Antenoche, tirando un colchón al piso lograron alojar a 32 hombres, pero otros cuatro quedaron afuera. “Les damos una frazada y una vianda, pero no alcanza”.

Al igual que contaron quienes sostienen merenderos y comedores, los pedidos de asistencia alimentaria también se incrementaron y llegaron a duplicarse, y de igual manera, el refugio enfrenta esta situación a base de donaciones y, a partir de 2019, un aporte del municipio por el que tuvieron que esperar un año desde que se aprobó la ordenanza que se los otorgaba. La provincia les da un monto fijo que se destina a las guardias.

Myriam apuesta a tejer redes para poder dar respuesta, porque las puertas del refugio son golpeadas cada vez por más personas. Cuenta que buscan aprovechar los recursos de otras instituciones, como los hospitales, y a la vez revincular con las familias. “Tenemos parejas con la chica embarazada. Hemos tenido un estudiante de ingeniería. Hay de todo”, describió.

De esta forma, el refugio termina dando contención y soluciones variadas. Una de las principales es el grupo de apoyo a la recuperación de adicciones. Pero nunca alcanza y necesitan ayuda. Donaciones de comida, ropa y frazadas se pueden llevar a Pozo Hondo 747 o llamar al 156228523.


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