Por primera vez hallan cuerpos de 'vuelos de la muerte'

Identifican restos de la fundadora de las Madres.

Los restos de la fundadora de la entidad humanitaria Madres de Plaza de Mayo y otras dos dirigentes desaparecidas durante la dictadura argentina, fueron identificados por primera vez como víctimas de los llamados 'vuelos de la muerte'.

Los cadáveres de Azucena Villaflor, fundadora de Madres, de Esther Ballestrino de Careaga y de María Ponce de Bianco fueron hallados en un cementerio de General Lavalle donde estaban sepultadas como NN.

Estudios posteriores a cargo de expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense -el mismo que verificó los restos del guerrillero Ernesto Che Guevara en Bolivia-, determinaron que habían sido arrojadas al mar desde aviones tras ser secuestradas en 1977.

«Es la primera vez que se recuperan cuerpos del mar, se los identifica y se los vincula claramente a la detención, posterior desaparición y reclusión en un centro clandestino de detención», en este caso la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), indicó Ana María Careaga, de nacionalidad paraguaya e hija de una de las víctimas.

Desde filas militares, un represor de la Esma, Adolfo Scilingo, fue el primero en confesar los 'vuelos de la muerte', pero luego se arrepintió de su relato en un juicio en España, donde igualmente fue condenado a 640 años de prisión por violaciones a los derechos humanos.

Los 'vuelos de la muerte' eran un mecanismo de eliminación de opositores por el cual centenares de ellos fueron arrojados vivos y narcotizados al mar desde aviones de las Fuerzas Armadas.

Las tres mujeres y otras cinco personas, entre ellas las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, fueron secuestradas tras ser señaladas por el represor de la marina Alfredo Astiz, el 'ángel rubio de la muerte', quien se había infiltrado en el grupo que se reunía en la Iglesia de Santa Cruz de Buenos Aires, alegando que supuestamente tenía un hermano desaparecido.

En aquel entonces, en pleno auge de la represión, las Madres comenzaban sus rondas en la histórica Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, para reclamar por sus hijos desaparecidos, una práctica que desde entonces repiten cada jueves.

Alrededor del 20 de diciembre de 1977, días después del secuestro del grupo, comenzaron a aparecer cuerpos en la costa atlántica de las localidades balnearias de Santa Teresita y Mar del Tuyú, que luego fueron «presurosamente enterrados como NN» en el vecino cementerio de General Lavalle, relató Careaga.

El antropólogo forense Carlos Somigliana explicó que los cuerpos se identificaron con la prueba de ADN y que se comprobó que habían sido arrojados al mar por el tipo «de lesiones, sobre todo en los huesos largos, que so características de caídas desde gran altura».

«No hay mucha controversia sobre esto porque los médicos policiales que hicieron los informes en 1977, cuando aparecieron los cuerpos, mencionan como causa de la muerte el choque contra objetos duros desde gran altura», dijo el experto. Somigliana agregó que en abril pasado hicieron la comprobación pero recién en las últimas horas fueron autorizados por la justicia a difundirla.

El hijo de una de las desaparecidas, Luis Bianco, expresó su deseo de que los cuerpos de las tres mujeres sean sepultados juntos porque «así pelearon y así se fueron».

Bianco y Careaga fueron secuestradas por un comando de la Esma el 8 de diciembre de 1977 en la Iglesia Santa Cruz, y dos días después igual suerte corrió Villaflor cerca de su domicilio, antes de ser alojadas en el campo de concentración de ese organismo de la Armada.

Astiz, símbolo del terrorismo de Estado de la dictadura, está detenido por cargos de secuestros y torturas contra 16 personas que fueron alojadas en la Esma, el mayor campo de concentración del régimen militar. (AFP/DyN)

Dolor y alegría entre familiares

Confundida en medio de una mezcla de dolor y alegría, Cecilia Devicenti, hija de Azucena Villaflor, la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, admitió ayer que es «muy raro» reencontrarse con los restos de su madre a 27 años de su desaparición y admitió que aún no saben qué hará cuando se los entreguen.

«Todo esto es muy raro. Por un lado se siente mucho dolor y bronca porque desde el '77 se sabe que pasó y nos venimos a enterar recién ahora, casi 28 años después. Por eso tenemos mucho dolor y angustia. Pero por otro lado cierta alegría porque es nuestra otra vez», dijo Cecilia.

Ella tenía 16 años en diciembre de 1977 cuando marinos decidieron llevarse secuestrada a su madre, líder de un grupo de mujeres que buscaban a sus hijos desaparecidos. «Mi mamá era una simple ama de casa que salió a buscar a su hijo (uno de sus hermanos). Se dio cuenta de que si seguía golpeando las puertas sola, no la iban a escuchar.

Y un día dijo que fueran a la Plaza de Mayo. (El ex marino Alfredo) Astiz se infiltró y resuelve que la tiene que hacer desaparecer», recordó. (DyN)


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios