“Producción y petróleo”

“Productores rionegrinos regalarán cientos de toneladas de manzana”, “La pera no tiene precio, y duerme en las plantas”, “Hoy: tractorazo y corte de rutas”, “Urge paliar la crisis del sector”, “Fuerte caída de las ventas en el mercado interno”, “Con protección policial subastan chacra de antiguos productores”, “Los créditos sirven sólo para paliar la coyuntura”, “Notable pérdida de competitividad”, “Mayores costos, menores ingresos”, etc. Todos titulares indicativos de una decadencia que pareciera no tener fin, y que ciertamente no podrá ser superada con frases grandilocuentes ni con viajes al Viejo Mundo en busca de “descubrir” técnicas productivas centenarias que jamás habrán de ser aplicadas en estas tierras.

Ante semejante panorama cabe preguntarse si al Estado (en cualquiera de sus estamentos) verdaderamente le interesa el presente y el futuro de la fruticultura o de cualquier otra alternativa productiva.

La notoriedad de su ausencia es de tal magnitud que ni siquiera cuenta con datos estadísticos que permitan planificar y adoptar decisiones inteligentes que vayan más allá de la mirada cortoplacista y mezquina de un subsidio emergente.

El futuro del sector es tan oscuro como el mismísimo petróleo, y defender la convivencia territorial de una planta de pera o de manzana con el extractivismo en cualquiera de sus variantes es condenar a un Valle centenario a convertirse en una geografía de enclave controlada por las grandes corporaciones transnacionales, con las indeseables consecuencias de fragmentación urbana, laboral, económica, cultural y social que muchos conocen perfectamente, pero de las que prefieren no hablar.

Desde el año pasado se encuentra a consideración del Ejecutivo roquense un proyecto de ordenanza proponiendo la creación de una secretaría de la producción en el ámbito local, que intenta no sólo involucrar al Municipio sino también contagiar a los de ciudades vecinas, para que se pongan al hombro la causa de la diversidad productiva, exigiendo en conjunto una respuesta urgente de nuestros gobernantes, nacionales y provinciales.

Estos, a su vez, deberían afrontar un debate imprescindible referido al avance del extractivismo sobre las áreas productivas y aledañas; asumir sin especulaciones oportunistas las gravedades presentes; promover con inteligencia la participación de todos los actores económicos y planificar para los años venideros una actividad económica diversificada, sana y sustentable, en lugar de optar por la efímera propuesta de un petróleo potencialmente contaminante… en pleno corazón del Alto Valle.

Mario Álvarez, concejal vecinalista

Mario Álvarez, concejal vecinalista


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