Qué buscan cambiar los movimientos ecofeministas

Combinan el interés por los derechos de las mujeres con el cuidado ambiental, explicó Marcela Vanegas Díaz, becaria doctoral del Conicet en Bariloche

Los ecofeminismos se conformaron como corrientes de pensamiento que investigan los vínculos entre el feminismo y el ecologismo, pero también consisten en movimientos sociales que intentan encontrar soluciones ante los problemas de la crisis actual que sufre la humanidad.

Según contó a Río Negro, Marcela Vanegas Díaz, becaria doctoral del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos del Cambio (IIDYPCA) en la ciudad de Bariloche, Río Negro, se habla de “ecofeminismos” porque se reconoce la pluralidad de las necesidades y las demandas de cada grupo que se organiza a favor del ambiente y la vida.

El término “ecofeminismo” fue acuñado por primera vez en 1974 en el libro “Le Féminisme ou la mort”, de Françoise d’Eaubonne, y se popularizó en las numerosas protestas contra la destrucción ambiental a fines de la década de 1970. “Se ha planteado que la ecología sin perspectiva de clase es mera jardinería. La perspectiva feminista aporta el contenido de las distintas opresiones (de género, razas y clases)”, dijo Vanegas Díaz.

Dependiendo del grado en que vivamos cada una de esas opresiones, también vamos a vivir la forma en que nos afecta el ambiente. Hoy nos afecta el cambio climático”. Otro de los aportes del feminismo al ecologismo es reconocer que los seres humanos son dependientes en un planeta “con límites físicos”.

El feminismo ya venía denunciando la naturalización de la mujer como cuidadora de la biodiversidad. “El ecofeminismo plantea una alternativa distinta de cuidados distribuidos entre mujeres y varones, con una responsabilidad compartida para cuidar el ambiente y la naturaleza. Eso requiere un cambio cultural para entender que somos ecodependientes”, expresó Vanegas Díaz. Remarcó que “sin naturaleza, no hay economía ni política ni tecnología posible.Tampoco sin esos cuidados”.

Como ejemplo de ecofeministas, se destaca el grupo de mujeres integran la Asamblea en contra de la Megaminería en Chilecito, La Rioja. Aunque muchas no se autodefinen como ecofeministas, discuten la relación entre el patriarcado y el extractivismo.

Moira Millán, a la cabeza del movimiento de mujeres indígenas en Chubut, logró instalar la idea del “terricidio”; mientras que el colectivo de mujeres La Verdecita, en Santa Fe, se dedica a la producción doméstica de agroecología para hacer frente a los intereses de la agroindustria.

En los Estados Unidos, la filósofa Karen Warren ha definido que los “ecofeminismos” son feministas, ecologistas, multiculturales y también plurales. Buscan desarrollar prácticas que no contengan prejuicios de género y que preserven los ecosistemas, reconociendo a los seres humanos como una parte más de la dimensión ambiental e incluyendo en su análisis las interacciones de otros sistemas sociales de dominación (como el racismo, el clasismo y el nacionalismo).

Los ecofeminismos que surgieron en América Latina reconocen los procesos de pueblos y mujeres indígenas y afrodescendientes que han luchado en contra de los extractivismos. Recientemente, los ecofeminismos han incorporado la idea de la bióloga Donna Haraway que propone actuar con responsabilidad con las especies ante los cambios que puedan producirse.


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