¿Quién escribe el relato de la deuda?


La intervención de Fernández conduce a la pregunta acerca de quién hegemoniza el discurso público del gobierno en torno a la delicada negociación de la deuda.


El principal aliado de Alberto Fernández para la compleja renegociación de la deuda es el Fondo. El Fondo es hoy el primer acreedor de la Argentina -se le deben US$44.000 millones de dólares- y su objetivo es cobrar. Todo indica que el organismo acompañará el proceso de reestructuración de los compromisos que la Nación tiene con sus acreedores privados -unos US$ 120.000 millones- y eventualmente impulsará una quita sustancial de la deuda con esos tenedores de títulos argentinos. Tal y como ocurrió en épocas de Néstor Kirchner y Roberto Lavagna, en el despuntar del siglo, después del default.

Nadie dio a entender mejor todo esto que el ministro Guzmán en su mensaje a la Cámara de Diputados. Anticipó “frustración por parte de los bonistas”, los acreedores privados de la Argentina, y advirtió que será “una condición necesaria sacarse de encima la carga que no se puede pagar”. Pero sobre el Fondo, Guzmán consideró que los cambios en su dirección “han sido refrescantes” -resultado de sus contactos con Kristalina Georgieva- y que “se viene dando un creciente entendimiento” con Argentina.

En este contexto, la vicepresidenta Cristina Kirchner inició en los últimos días una inexplicable ofensiva retórica contra el Fondo en la que terminó por involucrar al presidente Alberto Fernández.

El FMI ha sido una pieza central en la construcción del relato kirchnerista. De no haber existido, Kirchner lo habría inventado. La expresidenta parece tener en claro la importancia de mantener viva esa llama. Desde La Habana, denunció que el Fondo había violentado sus estatutos al otorgar el stand-by al gobierno de Macri, caracterizó el préstamo como “ilegal” porque, dijo, propició una fuga de capitales, y reclamó una “quita sustancial” de esa deuda. Fuegos de artificio. El jueves, el Fondo respondió que no hubo violación alguna a las reglas del organismo. Cristina Kirchner replicó con un hilo de twits que reproducían artículos del estatuto del FMI que según ella abona su teoría. Sumó uno de sus habituales sarcasmos: “Los argentinos y las argentinas sabemos leer”. Al final del día, el presidente Fernández terminó por justificar el contrapunto de su vice con el Fondo y acompañó su crítica: “Fue pertinente”, dijo.


El debate sobre los presos kirchneristas acaso sea un anticipo acerca de cómo se pondrán las cosas en la Argentina cuando avancen los juicios contra la expresidenta.


La intervención de Fernández es sin duda la más relevante de esta historia. Conduce a la pregunta acerca de quién hegemoniza el discurso público del gobierno sobre la negociación de la deuda. Y no solo de ella, como hemos visto con la desautorización a la que se vio sometido el presidente sobre la cuestión de los presos kirchneristas.

Antes de la intervención de su vice, el presidente acababa de conseguir el apoyo de cuatro de las principales economías europeas -Alemania, Francia, Italia y España- a una renegociación de la deuda con el FMI, básicamente, el aplazamiento de los vencimientos que se acumulan entre 2021 y 2023, todos durante su mandato. El Fondo son países: integran el directorio del organismo y su opinión es clave para las aspiraciones de la Argentina. Alguno de ellos -junto a otros miembros europeos- habían objetado en su momento la decisión del Tesoro de EE.UU., principal accionista, de que se le concediera el préstamo más importante de la historia a la Argentina dado su registro de incumplimientos. Entonces accedieron a la presión de Trump, que apostaba a la reelección de Macri. Incluso con ese antecedente, Europa parece estar accediendo ahora también a aflojarle la presión a la Argentina. Aunque transmitió una señal de apoyo al recibir en Washington al embajador Jorge Argüello, aún falta saber qué decisión tomará Trump.

El debate sobre los presos kirchneristas acaso sea un anticipo acerca de cómo se pondrán las cosas cuando avancen los juicios contra la expresidenta Kirchner. Aún falta, pero ese día tarde o temprano llegará. La hegemonía sobre el relato por la deuda es en cambio una pulseada en tiempo real, en medio de negociaciones y plazos perentorios. La Argentina enfrenta este año vencimientos por más de US$ 25.000 millones de dólares sólo con acreedores privados. Y la plata no está.


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