«Quiero abrazarlos a todos, uno después del otro

LOURDES, Francia (DPA).- Miles de personas se alinearon ayer en las calles de Lourdes, en el sur de Francia, para dar la bienvenida al papa Juan Pablo II en el inicio de su peregrinación de dos días a este santuario cristiano.

Los asistentes ondeaban banderas, aplaudían o lloraban mientras el pontífice de 84 años recorría en su «papamóvil» el camino hacia la gruta en las afueras de Lourdes donde, según la leyenda, el 11 de febrero de 1858 una campesina de 14 años llamada Bernardette Soubirous tuvo la primera de 18 visiones de la Virgen María.

En la gruta, un Papa oró una plegaria. Luego se leyó un mensaje de su parte para los peregrinos enfermos. El mismo Juan Pablo II, enfermo de Parkinson, estaba demasiado cansado para leerlo por sí mismo. «Quiero abrazarlos a todos, uno después del otro», decía el texto, que también expresaba la solidaridad y cercanía del Papa con los enfermos y convalecientes.

Al igual que otros peregrinos que viajan a Lourdes para ser curados, el Papa planea beber del agua que corre en el arroyo interior de la gruta, a la que atribuyen facultades milagrosas.

Se espera que más de 300.000 personas acompañen al Sumo Pontífice durante su visita de dos días al más popular destino de peregrinación católica, con unos 6 millones de visitantes por año.

A su arribo a Francia, el líder de la Iglesia católica fue recibido por el presidente, Jacques Chirac, la primera dama y miles de fieles, muchos de ellos en sillas de ruedas, que se acercaron para dar la bienvenida al ilustre huésped.

En su mensaje de bienvenida, Chirac elogió al Papa como «un pastor universal y un hombre de paz» y declaró que «Francia y la Santa Sede están unidas en la lucha por un mundo que ponga al hombre en el centro de cada empresa».


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