«Quiero bailar en la punta de un lápiz»
Vernon Reid, uno de los más sobresalientes guitarristas de la actualidad, elogiado por virtuosos artistas como Joe Satriani y Mick Jagger, se presentó el jueves en Neuquén en un recital estremecedor. Antes de actuar el sábado pasado en "La Trastienda" de Buenos Aires, se encontró con "Río Negro" y habló sobre su música, la creatividad, su particular emoción por dar un recital en la Patagonia, la
Por MARTIN VALBUENA y
AGUSTINA LORENZO
BUENOS AIRES.- Vernon Reid es propietario de un sonido poderoso y al mismo tiempo, un músico consciente de la problemática de su época.
No es casual que participe como productor y activista de la organización Black Rock Coalition, dedicada a la promoción de las actividades de los rockeros negros.
Ni tampoco que en sus canciones haya referencias a la paz así como a la búsqueda de un mundo más civilizado, entre otros temas por supuesto.
Antes de presentarse el sábado en «La Trastienda», en Buenos Aires, donde actuó luego de haberlo hecho ante unas 600 personas el jueves por la noche en el cine Español de Neuquén, conversó en exclusiva con «Río Negro». Resultó un encuentro agradable, donde demostró que la inteligencia no es sólo una cualidad de su música.
– ¿Por qué volvés a la Argentina?
– Me encanta Argentina. Creo que la gente de acá le pone intensidad a la música, pero no siempre me gustaron los lugares a los que fuimos a tocar. Acá vine tres veces con Living Colour, y una vez con Masque. Me acuerdo de las mujeres y comparto la pasión con la que viven el fútbol. También tuve la suerte de compartir momentos con gente del under, intercambiando opiniones sobre música, rock progresivo, jazz, etc. Recuerdo que me hizo muy bien, la energía era poderosa, liberadora.
– ¿Y por qué elegiste tocar en Neuquén, Patagonia argentina?
– Me interesó la idea de difundir mi música en otros lugares de la Argentina, pero nunca me imaginé poder tocar ¡en la Patagonia! Es increíble.
– ¿Qué opinión tenés frente al siempre presente problema del racismo y la violencia en el mundo?
– Estamos viviendo una crisis sin precedentes en todos los aspectos de nuestras vidas, en lo social, económico, político y espiritual. La religión está muy cerrada en la tradición, sigue creyendo en los dogmas y se olvida de los peligros latentes. Existe una gran brecha entre evidencia y creencia. Y otra cosa, en el mundo existe una posición de tipo macho-agresivo que nos está impidiendo evolucionar, por eso yo reivindico el rol de la mujer hacia una igualdad.
– ¿Qué cosas, sensaciones o experiencias te motivan hoy para componer?
– ¡Huy! Que difícil. La creatividad me motiva, me sient agradecido si escucho algo que me gusta. Me gustan los imposibles, volar como una mariposa y girar como una avispa (como decía Mohamed Alí ), quiero atravesar la paredes caminando y quiero bailar en la punta de un lápiz, pero como no puedo, hago música.
– ¿Qué caracteriza a tus shows actuales?
– Mis músicos son increíbles y vamos a ofrecer una gran variedad de sonidos.
– ¿Se Podría decir que Yohimbe Brothers, suena bien power como sonaba Living Colour en vivo?
– Diferente, pero poderoso, la música es muy cool, tiene elementos del rock, un tema heavy metal, otro punk, otro cantado en español que se llama «No Pistolas» que fue escrito por Ricky Quiñones (Brooklyn).
– ¿Cuál es el mensaje que deja la música de Vernon Reid entre su audiencia?
– La música y la cultura son parte de esta crisis que estamos viviendo, y si bien una canción no va a cambiar el mundo, la gente necesita un «soundtrack» para musicalizar la película de su vida. Mi mensaje es de vida, porque creo que podemos llegar más lejos, más profundo.
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Promediaba la noche cuando ese virtuoso intérprete llamado Harper Taylor McFerrin (hijo del célebre Bobby McFerrin) transformó el cine Español en una fiesta tecno. En términos literales, de su boca salían los más variados y atractivos ritmos que uno pueda imaginar. Mucho más cuando se tiene la postal, un poco «para turistas», del típico rapero de color, musculoso, de gesto duro, listo para atiborrar a su audiencia con insólitas rimas a la velocidad de la luz. Pero no, este muchacho hizo bastante más que eso. Fue un intérprete poco tradicional cuando lo requirió la ocasión, siempre pleno y ajustado a las necesidades de la Yohimbe Brothers, liderada nada menos que por Vernon Reid.
Y, justamente, de él deberíamos estar hablando en esta crónica de lo que sucedió el jueves por la noche en el Teatro Español de Neuquén, del sonido locuaz y abrumador que emerge de sus dedos, de sus escalas endemoniadas, de su ritmo perpetuo, de su intensidad, de la enorme verborragia de su power rock que aún mantiene fuertes lazos con su pasado. Y hablar del pasado de Reid es decir Living Colour. Lo cierto es que Harper fue también capaz de adecuarse a la furia compositiva que a ratos metaboliza esta banda, mientras que en otras ocasiones ocupó el papel de protagonista, como cuando su «caja de sonidos» incitó al vacío y todos se acoplaron a él.
Yohimbe Brothers, un tónico para aumentar la potencia sexual, es un grupo de muchos rostros sonoros. No los contiene todos, por supuesto. Su faz melódica sólo aparece con «No pistolas», una canción nacida en Brooklyn, de notorias influencias latinas. El resto es puro ritmo, ritmo y vertiginosas corridas de guitarra. Incluso acá, Vernon los suyos se muestran muy amplios en sus percepciones, puesto que la riqueza de su búsqueda no se apaga en componer desde las cajas de ritmos, o con las travesuras y armónicos colchones que generan constantemente DJ Logic y el tecladista Leon Gruenbaum. Cada uno de los músicos, con Vernon y DJ Logic a la cabeza, avanza hacia un futuro de experimentación constante. Los ritmos se entrelazan al tiempo que se perfilan hacia colisiones que se vuelven exquisitas. Una aventura de este tipo es posible gracias a la base especialmente sólida que brindan el baterista Deantoni Parks y el bajista Pred Nickerson. Ambos conforman el paisaje sobre el que Yohimbe Brothers desarrolla su arte.
La cantante Latasha Diggs es un epicentro dentro de un verdadero terremoto expresivo. Puede presentarse tan tierna como feroz. Su registro vocal hace suponer que también podría encarnar un papel sobre el escenario de una ópera.
El punto de verdadera coincidencia intelectual de este grupo es la calmada pausa con que elabora la potencia de su trabajo. Porque, a pesar del volumen, Yohimbe Brothers exhibe una extraña paz en su semblante. No hay estridencia sino búsqueda estética, no hay violencia sino frases marcadas con decisión y propósito, no hay desenfreno sino goce.
Y con goce, diversión y empatía se debe tejer la bandera de este fantástico tónico sexual.
Por MARTIN VALBUENA y
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