“Quiero justicia por la vida de mi hijo”

Hace poco más de un año un joven de El Cuy fue condenado a seis años de cárcel por haber asesinado a Jonathan Peña, otro adolescente del pueblo. Su novia, que también participó del hecho, a 10 meses de prisión en suspenso. Los recovecos judiciales dilataron los tiempos y como las condenas no están firmes, el muchacho continúa en libertad.

La familia de la víctima, que fue asesinado la noche del aniversario del pueblo, hace seis años, continúa con sus padecimientos y reclama celeridad a la Justicia.

“Ya pasó un año desde que condenaron al pibe que mató a mi hijo y todavía sigue libre. Anda por la vida como si nada, incluso nos dijeron que está estudiando para dar clases. Qué cosas le puede enseñar un pibe que es un asesino”, se quejó Vilma, la mamá de Jonathan.

La falta de oportunidades y las intimidaciones que recibían en El Cuy –el joven condenado y su novia, son familiares directos del por entonces médico y del subcomisario del pueblo– hicieron que los Peña tuvieran que mudarse a Roca. Pero la convivencia con los familiares de los condenados no cesaron porque tanto el médico como el policía fueron trasladados a esta ciudad, y por cuestiones cotidianas se los cruzan casi a diario. Ambos fueron investigados por incumplimiento de funcionario público porque se sospechaba que habían encubierto y ayudado a los jóvenes a esconder el cuerpo de Jonathan, pero fueron absueltos.

“El dolor que tenemos es tremendo. Encima los tenemos que cruzar casi todos los días al médico, que atiende en el hospital, y al policía. Lo único que queremos es Justicia. Si ya lo condenaron, que cumpla en la cárcel. Ya pasó un año y la Justicia alguna vez tiene que ponerse lo pantalones y actuar como debe. Llamamos a Viedma, pero nos dijeron que no tenían nada, que volvamos a llamar más adelante”, se lamentó la mamá de Jonathan, desde una humilde vivienda, ubicada bien al norte de Roca.

El caso

Hace seis años, cuando se festejaba el aniversario de El Cuy, Jonathan Peña (17) desapareció. La policía le dijo a su familia que “seguro se fue a Roca”. Lo encontró su padre Perín, semienterrado en un cañadón. Se cree que al joven lo asesinaron en el pueblo y luego lo llevaron hasta el monte. El año pasado condenaron a un joven y a su novia por el crimen.