Racing y la costumbre de sufrir

Le ganaba cómodo al descendido Chacarita pero casi se lo empatan en el cierre.

Racing siempre sufre. Salvado o complicado, encuentra motivos para “pasarla mal” y ayer no fue la excepción, en la despedida del Clausura. Enfrentó al descendido Chacarita y tenía todo bajo control, pero se quedó en el final y apenas ganó 2-1. El equipo de Miguel Russo tardó en acomodarse en el campo de juego. Por momentos, el Funebrero le ganó la “batalla” del medio y José D’Angelo fue de lo mejor de la primera mitad. El juvenil volante complicó por la banda izquierda y mostró una interesante sociedad con Federico Chiocarello, otro nombre que habrá que tener en cuenta en el ascenso. Recién después de los 25, la Academia se aproximó al área rival. Perdido en el campo Sebastián Grazzini, las llegadas se produjeron cuando Pablo Lugüercio y Claudio Bieler se tiraron unos metros atrás. Y a los 40, llegó la apertura del marcador. El Payaso se puso la pilcha de Grazzini y le metió una magistral asistencia a José Luis Fernández, quien definió bárbaro ante la salida de Nicolás Tauber. Fue un premio grande para Racing, que de todas maneras marchó a los vestuarios con la tranquilidad de estar en ventaja. A la vuelta, se repitió la historia. Mucha paridad, demasiado traslado y escasas llegadas con peligro. Hasta que a los 17 llegó la jugada que finalmente marcó el partido. Mano de Claudio Cevasco, penal que Bieler cambió por gol y un 2-0 que pareció definitorio. Sin embargo, la Academia se quedó demasiado, los cambios no funcionaron y, casi sin querer, Chacarita lo arrinconó. Cuando los hinchas Funebreros sacaron la pirotecnia para arrancar la despedida de la elite, llegó la reacción. A los 33 hubo un merecido premio para D’Angelo, que no hizo un buen segundo tiempo, pero fue el mejor del arranque. Con algunos minutos por jugar y todos los antecedentes del sufrimiento sobre el lomo, Racing se puso nervioso y dejó pasar un par de oportunidades muy claras. Lucas Aveldaño se perdió un gol increíble, con un cabezazo que se fue a centímetros del palo y, en el final, Chaca contó con otras dos chances. Por suerte para el equipo de Russo no funcionó Facundo Parra, el goleador que quieren todos, pero todavía no arregló con ningún club. Así, Racing cerró un torneo irregular. Fue el que mejor se armó y hasta soñó con el título, pero recién se acomodó con una racha de tres victorias en serie, que le sirvió para olvidarse de la Promoción y no mucho más.

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Lugüercio apareció poco pero le metió una asistencia genial a Fernández en el primer gol académico.

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