Recomendaciones que denotan el amor que ella tiene por cada pueblo neuquino que conoce

Diana Nieto conoce hasta el mínimo detalle el interior neuquino por su profesión, el periodismo. Por ello le pedimos qué productos, personajes y lugares debiéramos tener en nuestra agenda de viajes.

Picada rústica en Caviahue.

Gentileza

Diana Nieto es una conocida periodista regional. Trabajó en medios gráficos y televisivos de Neuquén y Río Negro. Desde hace aproximadamente una década se dedica a la comunicación institucional en la provincia del Neuquén.

De tantísimos viajes a cada uno de los pueblos y ciudades del interior neuquino Diana tiene sus recomendados. Qué producto acaba de probar y le gustó mucho; qué vecina cocina tal plato de maravillas; qué fiesta popular no hay que perderse nunca… De ese listado trata la siguiente entrevista que le hicimos.

– ¿Qué productos de cada región recomendás sí o sí al visitante que tiene inclinaciones sibaritas?

– Mi trabajo me dio la oportunidad de conocer lugares de la provincia del Neuquén antes incluso de que figuraran en los folletos turísticos. Y, sin duda, a muchos de ellos volvería una y otra vez: El norte neuquino, la Pehuenia madre, Cuyín Manzano, mi amado Aluminé.

Cada localidad tiene su encanto y productos característicos que, afortunadamente, son valorados en la gastronomía neuquina: los hongos, el chivito criollo, los piñones, las frutas finas, el ñaco, los escabeches, los ahumados, las cervezas artesanales, los vinos del Chañar, el aceite de oliva, el chocolate, las truchas y la miel.

Varios de ellos son empleados con enorme pericia por reconocidos chefs que han elaborado cartas plagadas de opciones para sibaritas.

Una vez en la vida, siquiera, hay que vivir la Fiesta del Chivito en Chos Malal.

Para mí, el mayor placer al visitar un lugar es compartir con su gente y para ello no hay nada mejor que sentarse a la mesa de los locales, dispuesta a escucharlos y aprender.

Si tuviera que recomendar productos, pienso en la miel de Aluminé que ha obtenido varios premios en los últimos años y se torna más rica untando unas tostadas de pan casero al lado del lago Quillén, con el Lanín de fondo, en una tarde de otoño y compartiendo el mate con gente querida. También las frutas finas, que están presentes generalmente en los postres, tienen un giro inesperado cuando se prueba el vinagre de alcohol con frambuesas que es elaborado en un establecimiento ubicado en Plottier y aporta una cuota de dulzor a la acidez característica del producto.

– ¿Qué época es mejor que otra para ir al norte neuquino o a Pehuenia para disfrutar de la gastronomía de esos lugares?

– Si debo elegir, prefiero ir al Norte en verano, época de fiestas populares, adonde la tradición le agrega un sabor extra a todo, incluso a la comida. El espectáculo de cientos de chivos al asador es subyugante, pero también lo es ver cómo se elabora el ñaco a la vieja usanza en El Cholar – adonde existe un molino harinero de más de cien años-, mientras las cantoras ensayan sus tonadas recopilando historias y saberes.

A Villa Pehuenia-Moquehue hay que ir todo el año, cada vez que se pueda. Si vas para el fin de semana largo del 1 de Mayo es probable que llegues para el Festival del Chef, a mi juicio, uno de los eventos gastronómicos más importantes de la Patagonia. Y cuando pensás que ya no hay nada por innovar, vienen los organizadores de este evento y te agregan un sector de cocina rústica adonde hay mucho fuego y el humo le agrega sabor a todo. Recomendable siempre, 100%.

La miel de Aluminé, una joya.

– Alguna vecina-cocinera que te venga a la mente en este momento.

– A veces hay recetas que te transportan a un determinado momento o lugar. Eso me pasa a mí con la chichoca. Hace más de 15 años viajaba con frecuencia al Norte neuquino y escuchaba palabras desconocidas; entre ellas, chichoca. Pregunté qué era y en lugar de responderme, me dieron a probar una cazuela. Fue durante un verano en Charra Ruca, cerca del río, gracias a la generosidad de Doña Orfe, una señora de Huingan Co a quien recuerdo con enorme cariño.

– ¿Cuál fue el mejor plato que comiste en alguna de estas salidas tuyas?

– Me gustan las recetas simples, que destacan la calidad del producto y son respetuosas del entorno: Amo una trucha recién sacada del lago y cocida simplemente con un rico aceite de oliva, sin mayores agregados que unos papines con romero.

Si hablamos de algo dulce, ¿hay algo mejor que una tatin de manzana? En el restaurante de un hotel ubicado en pleno centro de Neuquén capital hacen una de las más ricas que probé en la provincia.

– ¿Hay algo más rico que un chivito asado?

– Sí, varios chivitos y vaquillonas asados en Ailinco, un mediodía de febrero, cuando los crianceros se juntan en ese paraje cercano al Domuyo y pagan las “mandas” a la Virgen de Lourdes con la generosidad que los caracteriza: dándole de comer a todos aquellos que se acerquen ese día hasta el extremo norte del Neuquén.

– Bebidas… un vino que te subyugue.

No puedo elegir un vino neuquino en particular. Los vinos que se están elaborando en la Patagonia Norte (Neuquén, Río Negro y La Pampa) me parecen realmente interesantes. Tuve oportunidad de probarlos (y comprarlos) durante el salón de Alimentos y Vinos y no me arrepiento.

Allí descubrí también dos bebidas increíbles elaboradas en su totalidad con peras. Una sidra artesanal, simple de tomar, fresca, divertida, ideal para compartir con amigos en cualquier momento, más allá de las fiestas de fin de año: Peer. Y un aguardiente (Eau de Vie Christallino) destilado en Allen, ideal para la sobremesa o como aperitivo y que personalmente recomiendo para macerar frutos rojos y servir con helado.


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