“Recuerdos de un exalumno de su paso por la escuela primaria”

Es hoy tema recurrente leer en la prensa escrita, escuchar a comentaristas televisivos, radiales y expertos idóneos tratar y opinar sobre la decadencia que se registra en la enseñanza y educación actual de la juventud, comenzando con la escuela primaria. Escuchando así entonces aquellas opiniones sobre la cuestión, se me ocurrió retrotraerme 75 años en mi vida y recordar cuando terminé de cursar el 6º grado de la escuela primaria en el Colegio San Miguel Obra de Don Bosco de Stefenelli (Río Negro). Las materias básicas oficiales que se cursaban en aquel entonces, año 1940, eran: matemática, castellano, historia y geografía, ciencias naturales, instrucción moral y cívica. Adicionales del colegio: dibujo, música, ejercicios físicos y, por supuesto, religión. Aquellas materias básicas se dictaban conforme a la ley 1420 de Educación, circular 18 del Honorable Consejo de 1920, resuelto por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública el 12 de abril de 1930. En mi promoción las cinco materias básicas las dictaba el presbítero de aquella congregación, Pedro Brea. Aquel profesor era muy didáctico y siempre recurría al pizarrón para completar sus exposiciones, gratificando así sus charlas. Luego de ello nos hacía dibujar en papel canson los accidentes geográficos orográficos, hidrográficos y, en historia, cómo se habían desarrollado las batallas por los ejércitos en la época de la Independencia en los años 1800-1900, contando la biografía personal de aquellos conductores. El alumno en clase preguntando y respondiendo al profesor siempre se ponía de pie y en las clases no había algarabías. Nos enseñó también a dibujar con plumín, carbonilla y tinta china. Transcurridos tantos años en que empleé aquellos elementos, me sorprendió el contemplar un retrato de rostro que realicé en aquel entonces bajo la directiva de aquel maestro. Sobre la base de las disposiciones ministeriales citadas anteriormente, al finalizar el 6º grado en aquel año 1940 se hizo presente en el colegio el inspector técnico general de las escuelas particulares dependiente del Ministerio de Justicia e Institución Pública: señor Benito Vacarezza, quien nos tomó exámenes sobre las materias cursadas. Risueñamente hoy recuerdo a aquel señor pulcramente trajeado, quien el último día de los exámenes se presentó en la clase y seriamente nos dijo: “Ahora, para terminar, haremos una composición cuyo tema será ‘una bolsa vacía’”. Transcurridos algunos minutos aquel inspector, luego de pasearse por el aula y seguramente semblantearnos a todos en el desconcierto que debimos denotar por la demora en comenzar la redacción del escrito, nos dijo: “Bueno, mejor vamos a cambiar el tema”, dicho que nos devolvió el alma al cuerpo. Héctor Mendiberri Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Héctor Mendiberri Ciudad Autónoma de Buenos Aires


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