Mapuches del sur neuquino reciben casi $ 2.000.000 en servicios y canon

Las más importantes comunidades mapuches que se ubican en el Parque Lanín y en torno de San Martín de los Andes, reciben cientos de miles de pesos por desarrollos turísticos, locación de servicios al Estado nacional y percepción de canon por uso de tierras pagados por la provincia. Sólo en esos conceptos hay involucrados casi 2.000.000 de pesos anuales. En la zona se asientan menos de una decena de comunidades. Los Vera y los Curruhuinca aparecen como las más consolidadas en diversos desarrollos.

SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ASM).- Varias de las más importantes comunidades mapuches asentadas en San Martín de los Andes y el Parque Lanín reciben de los Estados provincial y nacional alrededor de 1.800.000 pesos anuales, distribuidos en conceptos tales como pagos de canon por uso de tierras o contratos de locaciones de servicios, sin contar negocios con concesiones, desarrollos forestales y emprendimientos turísticos propios. En esa cuenta tampoco se computa el canon de 50.000 dólares anuales acordado en 2008 por el gobierno neuquino y la comunidad Vera, que es propietaria de la porción más apetecible de cerro Chapelco, ya que fue transferido para su pago a la concesionaria privada del centro de esquí cuando renovó el contrato por 25 años. Los Vera también tienen el desarrollo del centro cultural y de exposición, venta de artesanías y restaurante Manquewe, ubicado al pie de Chapelco. La obra fue realizada con aportes propios surgidos del apuntado canon, pero sobre todo con fondos del gobierno nacional a través del ministerio de Turismo y aportes de la provincia, bajo la coordinación del municipio durante la gestión de Cristina Frugoni (MPN). Los Vera, de hecho, están consolidando un interesante desarrollo turístico que los ubica a la cabeza de ese tipo de emprendimientos con foco en el etnoturismo o turismo cultural. Pero los Vera son una porción relativamente pequeña de los más de 5.000 miembros de las comunidades nativas asentadas en la “Zonal Huilliches”, dispersas entre San Martín de los Andes, Junín de los Andes y el Parque Nacional Lanín. Sólo en el Parque Lanín, según datos de la intendencia de esa institución consultada por este diario, hay ocho comunidades distribuidas en las áreas Huechulafquen, Chiquilihuín, Lácar y el sector norte con base en Aluminé. Comunidades como los Linares, los Curruhuinca y los Cayún son algunas de las más numerosas. La Curruhuinca, en especial, es una de los más consolidada en ingresos y desarrollos. El canon En efecto, la comunidad Curruhuinca es la más extendida en San Martín de los Andes y posee tierras de excepcional belleza en parajes próximos a la ciudad y en el Parque Lanín. Cabe recordar que la administración y la base operativa del área protegida federal también están en esta localidad. Los Curruhuinca son propietarios, entre otras, de tierras lindantes a la de los Vera, que fueron motivo de duras negociaciones por el desarrollo del centro de esquí Chapelco. La situación, que en varias ocasiones amenazó con hacer naufragar las temporadas de invierno, se descomprimió con un convenio firmado en 2012 entre el lonco Ariel Epulef; el fiscal de Estado Raúl Gaitán, y el intendente Juan Fernández. A cambio de desistir de sus demandas en Chapelco, los Curruhuinca se verían beneficiados con 150 hectáreas de la Tercera Reserva Fiscal (en el mismo cerro pero fuera de la concesión de Nieves del Chapelco). Además, se contemplaba el compromiso de gestión ante Parques para obtener tierras en el área Quila Quina-Lácar, y una actualización del canon que la comunidad recibe por cerro Chapelco y el uso de sus tierras. Sus dominios ocupan incluso el camino de acceso al complejo desde la Ruta Nacional 40. Ese canon, que en contraste con los Vera paga la provincia del Neuquén exclusivamente, es uno de los puntos aún en discusión, no porque haya discrepancias sobre los montos sino porque hay atrasos. Así lo reconoció a “Río Negro” el lonco Epulef: “en 2013 hubo un pago de lo adeudado hasta 2011 pero ya está atrasado el 2012 y el 2013. Después, si reclamamos, encima vamos a quedar nosotros como si fuésemos unos ‘fondos buitre’”, dijo el lonco con una pincelada de actualidad e ironía. Inicialmente, el canon por el uso de las tierras Curruhuinca en toda el área lindante a San Martín y Chapelco fue fijado en 70.000 dólares anuales (hubo antes sucesivas actualizaciones). Sin embargo, la disparada de la divisa norteamericana respecto del peso obligó a repensar los números. Así, surgió la decisión de atar el valor del canon al precio del pase diario por los medios de elevación en cerro Chapelco. Conviene insistir en que si bien el valor de referencia es el pase Chapelco, en este caso el pago es sólo responsabilidad del Estado provincial. Se llegó a un acuerdo para fijar el valor en el equivalente a 1.650 pases diarios para mayores en temporada alta. La cifra resultante, conforme la tarifa de Chapelco en ese segmento del invierno 2014, es de 965.000 pesos. Los Curruhuinca tienen propiedades comunitarias, por lo que los ingresos por ese canon deben también tener un destino comunitario, ya sea distribuidos entre los miembros o merced a la adquisición de bienes o a la reinversión en mejoras para la calidad de vida de todo el grupo. Desde luego, no faltan los críticos, incluso internos de la comunidad, que ponen en duda el destino otorgado a esos y otros fondos de origen similar. Los Curruhuinca también están desarrollando, no sin polémica con el concesionario de cerro Chapelco, un pequeño parque de nieve en esa misma zona. El pase Otras fuentes de ingreso que comparten las comunidades tienen su origen en el Parque Nacional Lanín y en el Estado nacional. Entre ellas destaca el cobro de acceso al área protegida. El parque tiene entre sus misiones la de preservar la naturaleza en sus 412.000 hectáreas de extraordinarias bellezas. En 2008 y a través de una decisión del directorio de la Administración Nacional de Parques, tercerizó el cobro del boleto de ingreso (malamente llamado “pase verde”), que se había revelado costoso y poco eficiente de cobrar con el personal propio. No es una medida infrecuente, pues en otros parques se ha escogido hacer lo mismo pero con los municipios o incluso con organizaciones sociales o no gubernamentales. Aquí se resolvió transferir el cobro a las comunidades Curruhuinca en el área Lácar, y a Raquithué y Lafquenche en el sector Huechulafquen. Las comunidades deben encargarse del cobro, del control y de la logística correspondiente, mientras que Parques aporta los boletos (cuatro papeletas, con las cuales deben rendir los montos efectivamente percibidos), que hace imprimir por la Casa de la Moneda. Los ingresos más importantes por cantidad de público se producen en el verano. A valores de la temporada 2013/14, el área Lácar recaudó 300.000 pesos y Huechulafquen otros 600.000, de los cuales el 50 por ciento queda en manos mapuches. Dicho de otro modo, los Curruhuinca obtuvieron 150.000 pesos y sus pares de Huechulafquen otros 300.000. Conforme los convenios, ese dinero debe ir a acciones de “fortalecimiento institucional y mejoramiento de la calidad de vida” de las comunidades (desarrollo y capacitación turística, manejo ganadero, renovación de alambradas, compra de bienes de uso comunitario, mejoras de viviendas…). Desde la mirada política, el cobro de acceso es también un implícito reconocimiento de territorialidad mapuche, pues no sólo se ingresa a un área federal sino a las tierras de las comunidades, que así lo hacen saber en cada una de sus manifestaciones sobre esta modalidad. En ese aspecto existen, empero, prácticas condenables que las autoridades admiten y aseguran que están tratando de revertir. Es el caso de algunas familias que, independientemente del cobro oficial de acceso al parque, imponen al turista una suerte de peaje adicional para atravesar ciertos campos de camino a sitios de interés turístico. En Parques reconocen que, por tratarse de propiedades privadas mapuches, las familias podrían negarse a permitir el paso, lo que podría resultar en conflictos aun más inquietantes. Cuando este diario consultó a los responsables de Parques, se informó que la administración está empeñada en poner orden y canalizar los ingresos sólo por el sistema de boletos oficiales de acceso. Tercerización Otros recursos en manos de las comunidades surgen del pago por la tercerización de servicios en los centros de informes que tiene el Parque Lanín distribuidos en distintos puntos de su geografía. Como ocurrió con el cobro del pase, se concluyó que a la administración federal le resultaba menos costoso que los centros de informes fueran atendidos por las familias mapuches de los parajes próximos. Parques contrata el servicio con la comunidad en cuestión, que le expide factura, y ésta a su vez distribuye el trabajo entre sus miembros. Hay centros de informes en Tromen, Ruca Choroy, Quillen, Ñorquinco y Huechulafquen. Parques paga 360.000 pesos (a valores de temporada 2013) por el servicio correspondiente a seis centros de informes que funcionan seis meses al año. Concesiones Como se indicó en el detalle de los ingresos que perciben las comunidades de esta región cordillerana, no se computan los recursos de concesiones o de otras explotaciones productivas o de servicios en tierras del dominio privado mapuche. Se trata, pues, de emprendimientos que generan ingresos que no son pagados por el Estado sino por aquellos terceros objeto de las distintas prestaciones. Negocios, al cabo, por los cuales las comunidades deben extender facturas, cumplir las obligaciones fiscales que les correspondan y disponer de cuentas bancarias. Uno de los casos emblemáticos es la concesión del camping y restaurante Catritre del área Lácar del Parque Nacional Lanín. Ese sitio, luego de que venciera con un litigio la concesión a un privado, estuvo por años sumido en el abandono al punto que sufrió varios robos y deterioros. Frente a ese cuadro y por un planteo de la comunidad Curruhuinca, la APN accedió a conceder la explotación de toda la unidad. Por cierto, es uno de los sitios de mayor movimiento veraniego, considerado como la playa más popular del lago Lácar para los sanmartineses y la más visitada por los turistas, junto con la de Quila Quina. En ese contexto y como dato de referencia, ya las tarifas de la temporada veraniega, difundidas por el Parque para Catritre son: estacionamiento de vehículos, 20 pesos; uso diurno, 40 pesos (incluye fogón, parrilla, mesa, bancos y uso de sanitarios); acampe, 60 pesos por persona (menores de 10 años sin cargo). En el pico del verano, Catritre desborda. Lindante con el área Catritre está el camping modelo Lolen, que es otro ejemplo paradigmático. En este caso no es una concesión de Parques, sino propiedad de las familias mapuches, que explotan el lugar según su criterio aunque bajo el control ambiental de la institución. Algo similar ocurre en varios de los más atractivos y concurridos campings del Huechulafquen. La madera Los comunidades también tienen en sus tierras dentro del Parque Lanín diversos desarrollos forestales. Una de las más consolidadas es otra vez la Curruhuinca, que cuenta con un plan forestal sustentable confeccionado por profesionales sobre un predio de unas 30 hectáreas. Dispone de permisos para el manejo (utilización para necesidades propias y comercialización) de unos 100 metros cúbicos al año por el próximo lustro. A su turno, por fuera de las tierras de Parques, los Vera también cuentan con un desarrollo forestal sustentable en unas 80 hectáreas periurbanas de San Martín de los Andes, con asesoramiento profesional.

PARQUE NACIONAL LANÍN

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