Remate y sensación de injusticia

Estos días que corren son algo extraños para mí; por suerte ya no siento angustia, hice todo lo posible para poder olvidar y mantrear algún perdón divino.

Es que una injusticia está presente en la mente de quien está perdiendo, de quien fue pisoteado y degradado. Mi familia continúa peleando una propiedad que está en la obsesión de un arquitecto y algunos más de su entorno.

Me dispongo a resumir brevemente. En aquel momento, tenía una farmacia. El Banco Dorrego me ofrece el beneficio de una tarjeta Visa, en la cual se genera una deuda de $800.

Efectivamente había utilizado la tarjeta para hacer una compra; el problema fue que la deuda de unos meses fue infinita en intereses.

A los pocos meses el banco cierra y vende los activos y pasivos al Banco Pampa de Cipolletti. Ahí fui yo, con mi deuda.

Se cancela la tarjeta, refinancio con el Banco Pampa y la deuda es convertida en dólares.

Presento como aval mi parte de la casa, que se ubica a media cuadra del banco.

Con la intención de cancelar y saldar, nos reunimos en el box.

La deuda se refinanció, se pagó, se cumplió durante años, pero siempre se sumaban más intereses.

Más intereses y se volvía a refinanciar, se pagaba. Hasta que fuimos a juicio.

El abogado del banco peleó hasta que se decretó el remate de mi parte de la casa.

Esta parte fue comprada por un reconocido arquitecto, casualmente esposo de la escribana del banco.

Este arquitecto, en aquel momento tenía un puesto importante en el municipio y por falta de pago de algunos impuestos, la casa va a remate municipal.

Por suerte, tuvimos la bendición de mi sobrina que arregló todo.

Después consulté con una abogada de Neuquén, que se dedica a estafas patagónicas. Hacemos una presentación y no da resultado. Ella me dice que no tiene herramientas suficientes.

Le arreglo los honorarios y para saldar los honorarios del otro lado, me embargan dos años parte del sueldo. Legalmente no me pude defender y, solo por el hecho de intentarlo, me embargan y me inhibieron.

En una ocasión tuve la posibilidad, no hace mucho, de hablar con el abogado del banco y decirle telefónicamente que “ejercer una profesión de esta manera, defendiendo una estafa en una elección de vida”, él me dijo que era solo un empleado del banco y me remarcó que lo único que no me podrían tocar era la jubilación, del resto se encargarían de quedárselo. Me dijo que no lo vuelva a llamar y me cortó.

Al arquitecto y a su mujer (escribana del banco), le diría algo muy parecido, es que en realidad me sorprende las maneras y las formas para ganar bienes, siendo éstas una elección de vida, que remarca claramente valores e intereses individuales.

Los actos y las formas hablan más de las personas que las palabras.

Mi parte la perdí hace tiempo, la de mis hijos y familia todavía no. Y como dice el dicho, quien nada tiene nada pierde…

María Cecilia De Lasa

DNI 12.979.206

Cipolletti


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