Renunció Otharán y Sobisch gana otro lugar en el TSJ

El vocal informó sorpresivamente ayer

NEUQUEN (AN)- Jorge Sobisch obtuvo una nueva vacante en el Tribunal Superior de Justicia. Ayer presentó su renuncia el vocal Marcelo Otharán, a quien el gobernador había designado en su primera gestión.

La renuncia de Otharán por jubilación era esperada, pero igual resultó sorpresiva. La confirmó ayer el presidente del TSJ, Jorge Sommariva, ya que el vocal no quiso hablar con la prensa aunque tendría previsto emitir hoy una declaración.

Al mismo tiempo surgió con fuerza que otro vocal en condiciones de jubilarse, Arturo González Taboada, también podría renunciar en los próximos días. Este diario lo consultó, y dio una respuesta ambigua: «puede ser, está dentro de las posibilidades. Yo no lo diría todavía, esperaría unos días hasta ver qué sucede», señaló. «Lo de mi colega hoy fue muy duro», agregó.

En la reunión de acuerdo de ayer, Otharán entregó una escueta nota manuscrita consignando que había terminado el trámite jubilatorio y por eso renunciaba. Estaban presentes, además del presidente, los vocales González Taboada y Eduardo Badano, el fiscal Alberto Tribug y el defensor Tomás Gavernet.

«Sabíamos que estaba haciendo el trámite jubilatorio», dijo Sommariva, «pero igual me tomó por sorpresa. Personalmente traté de disuadirlo, le dije que lo lamentaba muchísimo pero él ya tomó esa decisión y nosotros la aceptamos», agregó.

El vocal permanecerá en el cargo hasta el 31 de este mes, y una vez que se aleje lo reemplazará en forma interina el fiscal Tribug. El gobernador Sobisch debe enviar a la Legislatura una nueva terna para proponer a su reemplazante, que requiere acuerdo legislativo.

Es la cuarta vacante que se produce desde 2001, cuando comenzó un proceso de renovación en los cuadros de distintos niveles de la justicia casi sin antecedentes desde 1983.

En los 12 años que estuvo en el cuerpo, Otharán alternó fallos y declaraciones polémicas con definiciones concretas hacia una reforma del Código Procesal Penal, que la tuvo como uno de sus principales impulsores.

Este año, tras la asunción de Sommariva, Badano y Roberto Fernández -que la oposición califica de «mayoría automática sobischista»- Otharán se replegó y en casi todas las decisiones trascendentes que adoptó el Tribunal votó en disidencia, para expresar su desacuerdo con los nuevos vientos que soplan en la cumbre del Poder Judicial.

Hasta ahora, el retiro del vocal es silencioso. Pero el momento que eligió para presentar su renuncia resulta significativo, sobre todo porque podría haber postergado esa decisión en el tiempo. De hecho el otro superviviente de antiguos tiempos, González Taboada, tiene todo listo para jubilarse desde hace años y sin embargo se mantiene en el cargo aunque ayer resurgieron las versiones de que su dimisión es inminente.

La renuncia de Otharán coincide con una embestida de la nueva mayoría contra algunas de las que considera sus criaturas, porque las acompañó o ayudó a crecer. Por ejemplo, la reforma del Código Procesal; la experiencia piloto en los juzgados, o la fiscalía anticorrupción.

En los últimos días había dejado trascender entre algunos allegados que sentía cierto cansancio, ya que imaginaba para el final de su carrera otro brillo distinto al de firmar fallos en minoría dentro de un cuerpo con el que comparte cada vez menos opiniones.

 

Contextos diferentes

NEUQUEN (AN)- Eran otros tiempos cuando Marcelo Juan Otharán llegó al Tribunal Superior de Justicia. Fue a propuesta de Jorge Sobisch, quien asumió su primer mandato como gobernador con renovados aires democráticos: presupuesto autárquico para la justicia, figuras ajenas al MPN en la conducción, sistema proporcional en la Legislatura, entre otras iniciativas. Y se va a los 73 años en un contexto distinto, firmando fallos en desacuerdo con la mayoría que formaron sus nuevos colegas.

En el último lustro, Otharán se había convertido en firme impulsor de la reforma del Código Procesal Penal.

Este año, rodeado de antirreformistas, se opuso a que el proyecto sea retirado de la Legislatura. «Hacerlo tendrá un virtual significado cultural y político de rechazo de las ideas y bases inspiradoras de la reforma, a las cuales reitero mi adhesión» dijo en ese entonces, marcando su primera diferencia con los recién llegados Sommariva, Fernández y Badano.

Otra de sus disidencias resonantes fue en la causa de la cámara oculta, cuando votó en contra del sobreseimiento de Sobisch. También se opuso a que impusieran a los fiscales estrechos plazos para investigar , y no avaló la designación de Pablo Vignaroli como fiscal anticorrupción.

En la docena de años que ocupó una vocalía tuvo expresiones polémicas. Como cuando criticó -en el fallo por el «caso Andión», año '99- a «las turbas callejeras, la prepotencia sindical, los sediciosos grupos armados y los cada vez más abarcativos medios de comunicación». Agregó, en una posterior entrevista: «vivimos en una sociedad mediática, pero me resisto».

Y sobre los cortes de ruta, afirmó ese mismo año: «son claramente delictivos. Alguna vez se dijo que un estado de necesidad borra la antijuridicidad de una conducta pero a mí no me convence».

Opiniones que ratificó en declaraciones a este diario el año pasado: «se ha hecho un hábito generalizado ir a manifestar ante una sede judicial. Bien mirado, eso está encuadrado en el Código Penal como el delito de desacato menor. Por más que la sociedad haya cambiado y sea más participativa, ese es un dato disvalioso. Creo que afecta tanto la independencia (judicial) como puede afectarla la presión del poder político».

Una curiosa coincidencia final. El día que juró, 3 de junio de 1992, Sobisch asistió al acto recién llegado de Bahía Blanca, donde había realizado gestiones por el ferrocarril trasandino. El día de su renuncia, el gobernador es el mismo y está en la misma ciudad, por el mismo tema.


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