Rige pedido de arresto para el hijo de Sánchez Vera

Darío Robusindo, de 70 años, murió por asfixia mecánica.

Río Negro

Archivo

CIPOLLETTI (AC).- Darío Robusindo Sánchez Vera fue asesinado el mismo día en que sus familiares dejaron de verlo, según concluyó el médico que hizo la autopsia. El hombre de 70 años desapareció el jueves 9 de julio y lo hallaron sin vida una semana después. Estaba semienterrado en un predio descampado del paraje El Treinta, a pocos metros de la cárcel. El fiscal Martín Pezzetta confirmó ayer que rige una orden de arresto para su hijo Héctor Sánchez Vera, que es el principal sospechoso. La víctima y el acusado eran cartoneros y se las rebuscaban recogiendo elementos del basural, que después reciclaban o vendían. Compartían una vivienda en el barrio Anai Mapu, en el mismo predio donde acopiaban materiales y donde también tiene su casa otro hijo menor, que está junto a su pareja. Darío y Héctor no se llevaban bien, según los testimonios, e incluso varios de sus allegados le temían a Héctor porque había estado preso en Neuquén, donde cumplió una condena por homicidio. Surge de la investigación que Héctor estaba hace cuatro meses conviviendo con su padre y que, en el último tiempo, los problemas se habían agravado. “Héctor tenía una condena unificada no sólo por el homicidio de Neuquén sino por una tentativa de homicidio que tuvo como víctima a su padre porque le disparó con una escopeta y le tiró una granada. De ahí venían los problemas”, explicó uno de los suboficiales que está trabajando el caso. Ahora todas las comisarías de Cipolletti y de la región están informadas sobre el pedido de arresto que pesa sobre Héctor Sánchez Vera, de 41 años. El hombre declaró como testigo cuando los familiares denunciaron la desaparición de su padre. Después se fugó. Sánchez Vera fue visto con vida por última vez en la madrugada del 9 de julio. El domingo siguiente sus hijos Paola y Roberto hicieron la denuncia. Luego de una semana de búsqueda, el cuerpo de la víctima fue hallado en un sector despoblado, a orillas del canal de riego, el viernes 17, por la mañana. La autopsia arrojó como resultado que murió por estrangulamiento manual, es decir que lo ahorcaron, y que el asesinato se produjo el mismo día en que desapareció. El fiscal Pezzetta y el juez Gustavo Herrera realizaron tres allanamientos no sólo en la vivienda que compartían sino también en un puesto, donde trabajaban. Secuestraron varios elementos e incluso un vehículo. “Hay fuertes indicios que conducen a su hijo Héctor y por eso solicitamos el arresto”, confirmó ayer Pezzetta.

El cadáver del hombre estaba semienterrado en una zona despoblada, en Cipolletti.


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