Riorda: “Rara vez el consenso llega de la mano de quien está fuerte políticamente”

Entrevista a Mario Riorda, politólogo

La comunicación de riesgo es esencial en contextos de crisis. En especial cuando se combina la crisis propia, autóctona, con aquella que impone el contexto global. A ello se refirió el politólogo Mario Riorda en diálogo con PULSO, durante la Maratón ComPol realizada hace dos semanas en la ciudad de Cipolletti.

PREGUNTA: ¿Es contradictorio el mensaje del gobierno?
RESPUESTA:
En Argentina el contexto es corto plazo. El cortoplacismo asociado al “aceleracionismo”, da como resultado lo que algunos especialistas llaman la “turbopolítica”. Una dinámica en la que pasan cosas gigantes ayer, que parece hubieran sucedido hace un año, y van a pasar cosas gigantes mañana. Una de las respuestas posibles es que “todo vale”, tanto en términos de práctica política, como de comunicación política.

Entonces vale la negación, vale el ensayo y error, vale la idea de anclarse en los pocos niveles de sustento que me quedan, en el núcleo duro, en la tribu, el votante afin. Vale volverse egoísta en el sentido democrático, incorporar al otro como contraparte necesaria. Ahí aparece recién el consenso como idea, pero cubierto con un manto de niebla, siendo el último recurso que queda cuando se tocó fondo.

P: ¿Quién debería movilizar los consensos en Argentina?
R:
Es un muy buen ejercicio observar quien plantea los consensos. Rara vez los plantea quien está muy bien en términos de poder, de capacidades, de imagen pública. Y casi siempre el consenso es una respuesta de quien está ahogado en términos del auxilio y la necesidad de recomponer su imagen y de sostener el poder.

Por ello elclima de época, de mucha aceleración, de mucho discurso contra identitario donde no sé que cosa soy, pero sí tengo clarísimo que cosa no soy, de volatilidad, atraviesa al gobierno.

P: ¿Hubo un atisbo de consenso al inicio de la pandemia con el gobierno en ese momento fuerte?
R:
El virus fue una amenaza externa, impensada e inesperada. En ese contexto inicial, el Presidente Alberto Fernández lo hizo muy bien, se anticipó y generó algo muy valioso, que fue un trabajo inicial coordinado en los diferentes niveles de gobierno. El problema es que ese acto pareció ser una pose pública artificial y no una convicción de la dinámica más importante que tiene la comunicación de riesgo.

El Presidente llegó a tener más del 85% de imagen positiva, y se creyó a si mismo como el solucionador de una crisis que ya había pasado. Pasó del éxito de la gestión de riesgo al exitismo de la gestión de la crisis. Lo que vino luego fue displicencia, con la expropiación de Vicentín o la quita del punto de coparticipación a la CABA.

Las ultra derechas son las antisistema, y eso es preocupante porque plantean libertad, pero da la sensación que ni siquiera puertas adentro de dichos espacios la palabra libertad pueda ser “bajada a tierra” o personalizada.

P: ¿Ese fue el punto de quiebre en la imagen positiva del gobierno?
R:
Uno de los sesgos más complejos que tiene la comunicación de riesgo es sortear el condicionamiento de los sesgos cognitivos. Vicentín activó el sesgo cognitivo más dañino que tiene la comunicación de riesgo: el sesgo de confirmación.

Aquel en el cual mi predisposición a escuchar al liderazgo de turno está asociada a mi creencia previa preferentemente del costado ideológico y emotivo. Allí se acabó la unanimidad en cuanto a visualizar como bien gestionada la pandemia, y todo se empezó a ideologizar.

P: ¿Hay una amenaza de época en las fake news?
R:
Cierto es que la hoy la mayoría vive en las redes. Si uno analiza el Facebook por ejemplo, hay estudios que revelan que ser de derecha o ser adulto mayor, resulta en una mayor probabilidad de compartir noticias falsas. Estudios en EEUU muestran que los adultos mayores creen que Facebook es periodismo y está moderado, con lo cual “si está en Facebook, es real”.

Otras redes como Twitter, concentran un enorme grupo de gente. Las 30 tendencias que muestra Twitter, le hacen creer a quien está en esa red, que todo el mundo está conmovido por lo que muestra la red. Twitter no llega a las mayorías, pero si llega a los medios, y luego los medios influyen en las mayorías.

P: Hay que aprender a transitar la era de los nuevos medios…
R:
La palabra más potente que explica el cambio desde el ingreso al Siglo XXI hasta hoy, es “convergencia”. Quien piensa, actúa y entiende la convergencia, que implica la diseminación multimediática del mensaje, es aquel que tiene el poder de influir en la agenda pública.

P: ¿Qué opina del emergente de las ideas libertarias?
R:
Me cuesta creer en “lo nuevo” desde el punto de vista ideológico. En todo caso lo que hay son recreaciones del concepto original de la derecha, con estéticas novedosas. Las derechas libertarias radicalizadas, tienen novedad. Que además ya venían proliferando, por caso en EEUU o Brasil, valiéndose de una situación particular: catalizan y motorizan el descontento. Hay un fenómeno muy curioso, y es que los libertarios se han hecho cargo de la palabra “libertad”. Y lo han hecho con una estética fascinante.

Hoy las izquierdas han dejado de ser antisistema, y se han convertido en el establishment. Sobre todo las izquierdas progresistas. Las ultra derechas son las antisistema, y eso es preocupante porque plantean libertad, pero da la sensación que ni siquiera puertas adentro de dichos espacios la palabra libertad pueda ser “bajada a tierra” o personalizada.

P: ¿Pueden aspirar al poder?
R:
El futuro deja muchos interrogantes. Se trata de sectores que tienen dogmatismo, cerrazón, carencia de pretensión de verdad, diálogo solo con la propia tribu, con ciertos elementos del discurso popularizante, que busca altos niveles de polémica. El presente en cambio, da muchas certezas. Trump y Bolsonaro son fenómenos libertarios extremos. Los fenómenos libertarios en Europa, como por ejemplo Hungría, son casi opuestos en libertad.

Perfil

Mario Riorda es Licenciado en Ciencia Política (Universidad Católica de Córdoba), y Magíster en Política y Gestión Pública por la (U Siglo 21).
Especializado en gestión de crisis. Director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral. Fue Decano en la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Católica de Córdoba.
Escribió 17 libros sobre comunicación política. Conductor y coproductor de la serie documental “En el Nombre del Pueblo”.


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