Rumbo al cerro Panguinal
Una caminata de 3,4 km, hasta la cota 1.400, entre cañaverales y bosque de lengas para disfrutar del Nahuel Huapi y los picos nevados desde otra perspectiva.
Villa La Angostura
Mariana Fernández
El pronóstico anunció cielo parcialmente nublado mejorando hacia el mediodía. Eso en Villa La Angostura significa una sola cosa: va a ser un día espléndido. No fue tan así, pero casi.
Como en todas las salidas organizadas por la biblioteca popular Osvaldo Bayer, guiadas por Darío Remorino, el punto de encuentro es en la biblioteca, ubicada en la plaza Los Pioneros. Es domingo, y si bien nos reunimos a las 9 de la mañana, a esa hora todavía la villa duerme.
En esta ocasión la salida será al cerro Panguinal , “Lugar de Pumas” en su traducción del Mapudungun (lengua mapuche). El acceso al sendero se ubica en la Ruta 231, unos 2 km pasando el ingreso al Coihue El Abuelo en dirección al Paso Samoré.
En el ingreso hay un cartel que advierte: “Dificultad alta de noviembre a mayo, muy alta de junio a octubre. La duración “oficial” estimada de la salida es de 5 a 7 horas ida y vuelta, pero en general el promedio es mucho menor.
Como otros senderos de la zona, está perfectamente señalizado con marcas rojas en aerosol en los árboles. Sólo hay que seguir las marcas y nuestro guía recuerda un axioma básico a la hora de hacer una salida a la montaña: no se continúa caminando hasta que no se ve la siguiente marca. Se la busca, y sino se encuentra, hay que volver sobre los pasos.
La senda la marcó él hace tiempo y aprovecha esta oportunidad para limpiarla a fuerza de machete y remarcar las indicaciones rojas con aerosol.
El trayecto total es de 3,4 kilómetros y ascenderemos hasta la cota 1.400 aproximadamente. El camino atraviesa un frondoso cañaveral, bosque de lengas y más cañaveral. La presencia del cañaveral en altura no es un detalle menor. El entorno refleja la intervención del hombre y las consecuencias de antiguos incendios. La historia cuenta que en 1890 se asentó en la zona de Rincón un ganadero de apellido Hube, de origen alemán, que realizaba quemas con el objetivo de abrir el monte para que los animales tuvieran pastura.
En una parte del trayecto vemos además una senda que fue parte de los antiguos senderos de los pueblos originarios y de los exploradores. También, vemos el viejo camino a Chile abierto en 1968 que luego fue abandonado.
Salvo una trepada que se hace larga, el sendero en general es amable con el caminante, pero no es recomendable para personas con mal estado físico.
Primero visitamos el Mirador Norte, punto desde el cual se ve el complejo Aduanero de Cardenal Samoré y la espléndida cordillera de los Andes. En el camino, además, la vista se encuentra con el lago Espejo y más allá el Correntoso, enmarcados en varios cerros que nuestro guía menciona pero que es imposible recordarlos todos.
Retomamos la senda y nos encontramos con algo de nieve que nos recuerda que al menos en la Cordillera, el invierno todavía no se fue. También se encarga de recordárnoslo un leve pero intenso viento fresco cuando llegamos al Mirador Sur. Allí se ubica nuestra última parada. En una loma de pura ceniza volcánica, aparece una increíble vista panorámica del Nahuel Huapi, los cerros y hasta Villa La Angostura. Almuerzo y foto grupal mediante, con la foto de la postal prometida en la retina y en la cámara, emprendemos el regreso.
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