Es uno de los tres alimentos más consumidos del mundo y en esta provincia se producen hasta 70 toneladas por hectárea
El enorme potencial productivo de esta región argentina contrasta con su pequeña superficie implantada.
Detrás del arroz y del trigo, hay un cultivo que se mete en el podio de los alimentos más consumidos por los seres humanos en todo el mundo. En particular, es la hortaliza de mayor consumo humano tanto en Argentina como a nivel global.
La provincia de Río Negro tiene gran potencial para la producción de papas. Así lo demuestran las experiencias en sus valles y lo confirma el Dr. Daniel Caldiz, exdirector global de Agronomía de McCain y ahora consultor internacional en papas y socio fundador de AgriCal Cono Sur SA, en diálogo con Diario RÍO NEGRO.
Los rindes y la extensión de las papas en Río Negro
El consultor señaló que en la última campaña, se cultivaron en los valles del río Negro 1.200 hectáreas con papas; esto incluye a la localidad bonaerense de Carmen de Patagones. “Hoy en el Alto Valle casi no se hace papa; la producción se centra en el Valle Medio, principalmente en la zona de Choele-Choel y Luis Beltrán, y en el Valle Inferior”, detalló. La venta se realiza tanto al mercado fresco como a la industria.
Los rindes se ubican entre las 60 y 70 toneladas por hectárea, asimilándose a los obtenidos en la región papera por excelencia de Argentina (sudeste bonaerense). No obstante, la producción rionegrina de papas es aún muy pequeña, considerando que a nivel nacional se cultivan por año entre 60.000 y 70.000 hectáreas. El potencial de Río Negro es muy grande: es un sector que tiene condiciones para crecer tanto como el de la cebolla.
Por qué Río Negro tiene enorme potencial para producir papas
Caldiz mencionó tres condiciones agroclimáticas favorables para la papa en los valles del río Negro. En primer lugar, sostuvo que los suelos sueltos contribuyen al crecimiento de esta hortaliza, los cuales están presentes en el territorio provincial. No obstante, su bajo contenido de materia orgánica es una limitante, ya que impide una buena retención del agua y provoca la ausencia de controladores biológicos naturales contra enfermedades.
“Muchos productores en la Patagonia, para recuperar la inversión, intentaron empezar directamente con papa, lo cual es un error porque ese suelo no está preparado para que el cultivo crezca. Lo ideal es empezar haciendo cereales para ir mejorando la estructura a partir de los rastrojos que dejan estos cultivos”, marcó el experto.

En segundo lugar, la amplitud térmica en el valle favorece la acumulación de materia seca en los tubérculos. Esto es particularmente deseable en la industria de papas fritas. “Si la materia seca es muy baja, la papa tiende a absorber más aceite en el proceso de fritura y el producto final no luce bien”, explicó.
En tercer lugar, Caldiz subrayó el gran caudal del río Negro, cuyas aguas se caracterizan por tener muy bajos niveles de salinidad. En este aspecto, remarcó la importancia de hacer un prolijo trabajo de riego en los valles, debido a la escasez de precipitaciones.
«La amplitud térmica en Río Negro favorece la acumulación de materia seca en los tubérculos. Esto es particularmente deseable en la industria de papas fritas.»
Daniel Caldiz, consultor especializado en la producción de papas.
“Si errás con el riego o el manejo, el cultivo te lo hace pagar”, sostuvo Caldiz, y ahondó: “La papa es un cultivo intensivo de por sí, pero en Patagonia lo es mucho más porque no te podés equivocar, hay que proveerle de todo el fertilizante y toda el agua que necesita en tiempo y forma”.
Por último, el especialista consideró que son necesarios inversiones públicas en infraestructura para potenciar al sector. Al respecto, hizo énfasis en la falta de acceso a la energía eléctrica en muchos campos, donde el uso del gasoil para la generación de electricidad no solo encarece el proceso, sino que además ocasiona problemas logísticos y un impacto ambiental negativo.
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