Un grande del agro de Entre Ríos encontró el norte en el sur: «Río Negro nos da lo que vinimos a buscar»
La última gran sequía en el centro del país, motivó a una gran empresa agropecuaria argentina a explorar opciones bajo riego fuera de Entre Ríos y Buenos Aires. Desembarcaron en el Valle Medio del río Negro en 2023 y lo que tanto ansiaban no tardó en llegar.
En el Valle Medio del río Negro, donde el agua abunda, el clima es un aliado y los suelos responden con altos potenciales productivos, una empresa agropecuaria entrerriana encontró lo que necesitaba: previsibilidad. Cuando la histórica sequía del 2022-2023 hizo estragos en la agricultura del centro del país, la posibilidad de estabilizar rindes se convirtió en un objetivo estratégico.
Los O’Dwyer S.A. es una compañía familiar con seis generaciones de historia en el sector agropecuario, cuya sede central está en Arroyo Barú, un pequeño pueblo de Entre Ríos. Su principal actividad es la producción porcina de ciclo completo, aunque también desarrollan agricultura, ganadería y forestación, en un total de 5.290 hectáreas productivas en Entre Ríos, Buenos Aires y, desde 2023, en Río Negro. La empresa se caracteriza por su integración vertical: cuenta con plantas de acopio y alimento balanceado, maquinaria propia y hasta una unidad de obra civil interna.
Ese año, luego de una feroz sequía en el centro del país, decidieron alquilar 250 hectáreas en Lamarque, dentro del Valle Medio rionegrino. Allí encontraron lo que vinieron a buscar: estabilidad de rindes agrícolas gracias a la disponibilidad de agua de calidad para riego, la ausencia de amenazas fitosanitarias graves y las condiciones medioambientales de la región.
Estabilidad en la agricultura, lo que buscaban y encontraron en Río Negro
El desembarco en Río Negro fue, en un principio, estrictamente agrícola. El esquema inicial incluyó maíz para grano y alfalfa para corte, dos cultivos estratégicos dentro de la lógica productiva de Los O’Dwyer. Desde los primeros resultados, el potencial diferencial de la zona asomó.

“Nos da lo que vinimos a buscar, que es estabilidad”, resume Tomás De Larminat, gerente de Agricultura y Ganadería de la empresa. Mientras en Buenos Aires el maíz promedia los 8.500 kilos por hectárea, en Río Negro alcanzaron promedios de 10.000 kilos, con picos de entre 14.000 y 15.000 kilos en lotes puntuales. Pero la diferencia se nota, sobre todo, en las pasturas: la alfalfa entrega en el Valle Medio unas 17 toneladas de materia seca por hectárea, casi el doble que en secano bonaerense.
Los costos, admite De Larminat, son más altos. Producir una hectárea de maíz en la región ronda los 1.500 dólares, cifra que equivale a unos 8.500 kilos de grano seco. Sin embargo, los rindes compensan el esfuerzo. La clave está en el manejo intensivo: la siembra debe realizarse en fechas muy ajustadas, el riego requiere personal permanente y cada labor define parte del resultado. “Hay que entender que acá el campo es como una quinta grande. Si uno hace en tiempo y forma cada práctica, el potencial aparece”, explica.

Con maquinaria propia para ciertas labores y personal abocado exclusivamente al manejo del riego, Los O’Dwyer adaptaron su experiencia extensiva de Entre Ríos y Buenos Aires a un sistema mucho más intensivo. Además del maíz y la alfalfa, incursionaron en la cebolla, donde lograron un excelentes rindes y calidad, aunque el precio no acompañó. Para la próxima campaña, planean probar con remolacha forrajera y avanzar hacia el picado de maíz, con el objetivo de diversificar la oferta forrajera, sobre todo en los crudos inviernos patagónicos.
Ganadería en la Patagonia, sobre cimientos firmes
El paso siguiente fue lógico: sobre la base de la estabilidad agrícola, la empresa decidió incorporar ganadería en los campos de Lamarque. Hoy trabajan bajo un modelo de capitalización, recibiendo terneros de distintos productores, recriándolos en alfalfa (a pasto y con rollos en invierno) y terminándolos en engorde a corral dentro del mismo establecimiento.
El sistema funciona de la siguiente manera: los animales ingresan con 180-200 kilos, atraviesan una fase de recría a pastoreo directo hasta alcanzar los 300-320 kilos, y luego pasan a la terminación, donde llegan a los 400 kilos de peso vivo. Las ganancias diarias de peso durante la recría oscilan entre 400 y 900 gramos, con un promedio de 550-600 gramos.

El paso de la recría con pastoreo a la alimentación en el corral, se hace de manera gradual: se parte de una dieta con 80% alfalfa y 20% maíz durante la fase de adaptación, y se avanza hasta llegar a un esquema final de 80% maíz y 20% pasto en los machos, con un 3% de núcleo proteico.
En poco tiempo, Los O’Dwyer pasaron de manejar 200 animales a 1.000, con la meta de alcanzar 1.500 en una primera etapa y crecer en paralelo con la superficie destinada a forrajes. La estrategia es clara: aprovechar el alto rinde de la alfalfa y el maíz de la región para darle sustento a la producción ganadera.
De Entre Ríos a apostar a lo grande en Río Negro
Sobre la base de este presente auspicioso, se proyecta un futuro ambicioso. Han sumado este año 40 hectáreas adicionales, llegando a 290 en total, y la intención es avanzar hacia la compra de un campo propio en el Valle Medio. “Nos quedamos en Río Negro, estamos a full para seguir aumentando y trabajando”, asegura De Larminat.
El razonamiento es sencillo: si la empresa ya cuenta con la estructura de personal, maquinaria y conocimiento acumulado en la región, la lógica es expandirse. “Queremos crecer en el Valle Medio, no dispersarnos. La idea es que si estamos acá sea para algo importante, que genere una economía de escala que justifique la inversión”, agrega.

El interés está centrado en el Valle Medio del río Negro, un área con superficies mayores que permiten consolidar un proyecto de envergadura. La visión de Los O’Dwyer es clara: potenciar el núcleo productivo en la zona y convertirlo en un polo de agricultura y ganadería bajo riego.
Los O’Dwyer, el grande que pisa firme en el sur
Aunque Río Negro se perfila como un eje estratégico en agricultura y ganadería, el corazón productivo de Los O’Dwyer sigue siendo el cerdo en Entre Ríos. La empresa cuenta con 2.700 madres en producción y está ampliando a 3.200, con un objetivo de mediano plazo de 5.000 madres en ciclo completo. El nivel de eficiencia es notable: producen 4.100 kilos de carne por hembra al año, alcanzando un total de 85.800 capones anuales de 127 kilos promedio en 172 días.
La actividad porcina demanda la mayor parte de los 180 empleados de la compañía y explica buena parte de su integración vertical: desde la producción de granos que alimentan a los animales hasta la planta de balanceado y el frigorífico en construcción en Buenos Aires, que se suma en sociedad con otros productores del sector. El modelo combina eficiencia, escala y diversificación, siempre con la premisa de generar valor dentro de la cadena agroindustrial.
Con operaciones en Entre Ríos, Buenos Aires y Río Negro, Los O’Dwyer consolidaron un esquema productivo integrado que combina agricultura, ganadería, porcinos y forestación. Desde el pequeño pueblo de Arroyo Barú, donde comenzó la historia familiar, hasta el Valle Medio rionegrino, donde encontraron la ansiada estabilidad, el recorrido muestra una estrategia clara: diversificar, crecer y sostenerse en el tiempo.
Benjamín O’Dwyer, gerente general de Los O’Dwyer y quinta generación de la firma familiar, ahondó en las razones por las que eligieron la provincia. «Tenemos como regla crecer en agricultura para la producción de materia prima pero en la cual hay que mantener un equilibrio entre superficies en secano y superficies bajo riego, y es ahí donde Lamarque y todo el valle tiene mucho sentido para nosotros. Esta zona, según nuestra visión, nos da la seguridad de mantener ese balance y la posibilidad de hacer una agricultura apasionante y muy interesante por el potencial gigante que tiene haciendo las cosas prolijas«, detalló el productor.
«El Valle Medio nos da la posibilidad de hacer una agricultura apasionante y muy interesante por el potencial gigante que tiene haciendo las cosas prolijas.»
Benjamín O’Dwyer, gerente general de Los O’Dwyer,
En tiempos en que la imprevisibilidad climática es un factor recurrente y en un país donde la inestabilidad macroeconómica ha sido moneda corriente, la decisión de apostar por zonas con agua de calidad y potencial productivo puede marcar la diferencia. Y en ese camino, Río Negro se convirtió en la pieza clave de la búsqueda de estabilidad de Los O’Dwyer.
En el Valle Medio del río Negro, donde el agua abunda, el clima es un aliado y los suelos responden con altos potenciales productivos, una empresa agropecuaria entrerriana encontró lo que necesitaba: previsibilidad. Cuando la histórica sequía del 2022-2023 hizo estragos en la agricultura del centro del país, la posibilidad de estabilizar rindes se convirtió en un objetivo estratégico.
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