El cultivo que revoluciona la ganadería en Río Negro con 30.000 kilos de materia seca por hectárea

En un recóndito y productivo rincón del Alto Valle, un campo rompe los esquemas. El próximo paso es vender carne 100% a pasto, y una hortaliza asoma como una aliada irremplazable por su alta productividad durante los baches forrajeros.

En Valle Azul, una región rionegrina que bien podría considerarse un tesoro escondido, Agropecuaria Don Manuel está emprendiendo una transformación silenciosa pero disruptiva. Realiza una prueba de recría pastoreando con un cultivo que promete ser revolucionario.  

En este establecimiento tiene lugar un aceitado sistema agrícola-ganadero, que adquiere cada vez mayor escala. En total, son 20.300 hectáreas, de las cuales ya 700 están bajo riego. El proyecto combina ganadería, agricultura y manejo de suelos con un objetivo claro: ser eficientes y sustentables.  

Al frente está Nicolás García, tercera generación de la familia García-Parra, quien desde 2011 lidera el “proyecto Valle Azul”. En los últimos años, Don Manuel ha alcanzado excelentes índices de productividad, pero se apuesta por más.  

En el corazón de ese plan aparece un cultivo poco convencional, pero con resultados prometedores: la remolacha forrajera. “Si validamos lo que esperamos, vamos a duplicar la superficie implantada este año”, adelanta García. La expectativa es clara: generar más kilos de carne, con un sistema cada vez más pastoril y sustentable.  


La revolucionaria remolacha forrajera en Río Negro  


Para Nicolás, la remolacha forrajera es mucho más que un cultivo novedoso: es una herramienta estratégica que puede redefinir el esquema ganadero. “Lo más impactante es el potencial de biomasa que tiene. Es como tener dos hectáreas en una”, grafica García.   

En comparación con la alfalfa, que le rinde entre 12 y 18 toneladas de materia seca por hectárea (tn/ha), las primeras estimaciones en esta experiencia con remolacha arrojan rendimientos de entre 22 y 30 toneladas de materia seca por hectárea. El promedio usado para calcular carga animal es de 26 toneladas: una cifra que entusiasma.  

Con la remolacha, esperan más que duplicar los kilos de carne por hectárea en Don Manuel. Foto: Florencia Salto.
Con la remolacha, esperan más que duplicar los kilos de carne por hectárea en Don Manuel. Foto: Florencia Salto.

Pero tan importante como la cantidad, es la calidad de la biomasa. La raíz concentra la energía, mientras que las hojas aportan proteína, lo que permite un pastoreo directo sin necesidad de mecanización. “Evitás la cosecha, evitás la entrega. Son dos labores menos y eso la hace muy interesante para sistemas pastoriles”, señala, al explicar por qué no ve incentivos para usarla para alimentación a corral. En el mismo sentido, agrega: “Un animal puede salir terminado pastoreando con remolacha si se balancea bien la dieta”.  

Además, se adapta muy bien al clima de los valles del río Negro, donde la abundancia de agua de calidad es elemental. “En Nueva Zelanda se usa mucho. Acá tenemos condiciones similares. La adaptación es espectacular”, agrega.  

Nicolás y la remolacha forrajera: "Es como tener dos hectáreas en una". Foto: Florencia Salto.
Nicolás y la remolacha forrajera: «Es como tener dos hectáreas en una». Foto: Florencia Salto.

El costo inicial, que ronda entre los 1.500 y 2.000 dólares por hectárea, se compensa ampliamente si se analiza el costo por kilo de materia seca. Y las expectativas productivas son altas: se habla de entre 2.800 y 3.000 kilos de carne por hectárea, más del doble del rendimiento actual de Don Manuel. Por eso, si los resultados se confirman, el cultivo entraría en la rotación de la empresa de manera estable, ocupando cerca del 11% del esquema agrícola.  

García, por último, sostuvo que la digestibilidad de la remolacha es muy buena, y cree que la incorporación de ese cultivo es muy recomendable para productores de pequeña escala. “Es recontra apto y beneficioso”, evaluó.  


Eficientes desde antes de la remolacha forrajera


El modelo productivo de Agropecuaria Don Manuel se basa en un sistema agrícola-ganadero integrado, que combina cría, recría y terminación, con un manejo intensivo del recurso forrajero. El rodeo propio cuenta con 1.000 madres en secano, que aportan el 20% de los terneros recriados; el resto se compra.   

Los terneros se destetan con 100 kilos, lo que mejora los índices de preñez (este año alcanzaron el 89,6%), y luego ingresan a una recría con pastoreo diario y manejo intensivo, donde ganan en promedio 600 gramos por día. Hoy la firma tiene 1.800 terneros en esta etapa, en la que se busca que alcancen los 300 kilos.  

Alfalfa en Agropecuaria Don Manuel, a la vera del río Negro. Foto: Florencia Salto.
Alfalfa en Agropecuaria Don Manuel, a la vera del río Negro. Foto: Florencia Salto.

El proceso continúa con la terminación a corral, donde hay 700 animales. Allí, permanecen unos 86 días en promedio con una dieta altamente energética compuesta por 60% de snaplage (grano húmedo de maíz picado con chala y marlo), 9% de concentrado proteico y el resto de silo de maíz.   

La ganancia diaria de peso en esta etapa es de 1,320 kilos, un número muy alto. “Creo que eso se explica por una muy buena recría, donde el animal ya viene adaptado al manejo y al contacto con la gente porque hacemos cambios de parcela diarios”, explica García.  

El sistema agrícola se apoya en una cadena forrajera diversificada, en la que la alfalfa es aún protagonista: ocupa cerca del 50% de la superficie bajo riego, en general consociada con festuca. La oferta de alimento propio se complementa con maíz (para ensilaje y snaplage) y verdeos de invierno como avena con vicia.

La remolacha forrajera entrará en la rotación agrícola de manera permanente en el campo de Valle Azul. Foto: Florencia Salto.
La remolacha forrajera entrará en la rotación agrícola de manera permanente en el campo de Valle Azul. Foto: Florencia Salto.

Las rotaciones incluyen ciclos de alfalfa de 4 o 5 años, seguidos por dos años de maíz y la idea es que pronto la remolacha ingrese a ese ciclo. La rotación es clave en la sustentabilidad y rentabilidad del proyecto, pues permite mantener la estructura del suelo y su fertilidad.  

En el campo de Valle Azul conviven dos sistemas de riego: pivote y manto. Este último es usado en suelos con texturas más finas, para favorecer la infiltración de agua y mejorar la estructura. Con el mismo fin, es que este año han incursionado con el cultivo de rábano (radish), cuya raíz voluminosa y profunda hace de subsolador biológico

Hoy Don Manuel produce unos 1.200 kilos de carne por hectárea. Si la remolacha cumple con su promesa, el salto puede ser enorme. “Nuestro objetivo es producir un animal terminado a pasto. La remolacha nos da esa posibilidad”, sostiene Nicolás. Y eso no solo implica eficiencia económica, sino también ambiental y comercial: la carne 100% pastoril es demandada y valorada por los consumidores. 


Un gigante construido con logros y en familia 


La historia de Agropecuaria Don Manuel está atravesada por la iniciativa y la diversificación. El origen de la familia García-Parra está vinculado al transporte de frutas y verduras entre Mendoza y Neuquén. A mediados del siglo pasado, los abuelos de Nicolás decidieron mudarse desde la provincia cuyana a la localidad neuquina de Plottier, desde donde la empresa fue creciendo y mutando hacia el transporte para la industria hidrocarburífera.  

Con los años, surgió la necesidad de diversificar. Fue el padre de Nicolás quien propuso explorar la actividad agropecuaria. Primero alquilaron un campo en La Pampa, y luego decidieron comprar un campo de 20.000 hectáreas en Valle Azul, de las cuales 3.000 son potencialmente regables

Agropecuaria Don Manuel tiene 3.000 hectáreas regables en el Alto Valle. Foto: Florencia Salto.
Agropecuaria Don Manuel tiene 3.000 hectáreas regables en el Alto Valle. Foto: Florencia Salto.

Comenzaron desde cero: hicieron caminos, pusieron alambrados, e invirtieron mucho en la distribución de agua en el secano para optimizar el pastoreo. Esto último incluyó la construcción de un acueducto de 15 kilómetros y la realización de una perforación. Además, trabajaron arduamente en el desarrollo de suelos. “Todo lo hicimos por autogestión, casi sin contratar”, remarca Nicolás.  

En 2023 sumaron 300 hectáreas de una chacra frutícola vecina, que hoy están reconvirtiendo a ganadería. Son 26 las personas que trabajan en el establecimiento. El foco está puesto en seguir desarrollando y mejorando suelos, y en la incorporación de tecnología como la caravana electrónica y la nivelación GPS.  

“Todo este desarrolla surge y crece a partir de lluvias de ideas entre mi papá y yo”, dice Nicolás. Y agrega una novedad: en los próximos días, Agropecuaria Don Manuel saldrá por primera vez al mercado con carne 100% pastoril. El cliente será una carnicería de Neuquén. Esa apuesta resume el espíritu del proyecto: innovación, raíces familiares y una mirada de largo plazo. 


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