Ser cartero en la era del Whatsapp, el oficio que pedalea contra el tiempo

En el día que se celebra su actividad, trabajadores del Correo recuerdan aquella época en la que los invitaban a almorzar cuando llevaban buenas noticias.

Son las 6:30 de la mañana. El camión que trae la carga llegó hace media hora. Ya se hizo la clasificación y cada uno cargó su bicicleta con el medio kilo de sobres que le toca. Hay días que toca pedalear hasta 20 kilómetros para dejar la carta en destino. Mandar un mail o un Whatsapp no insume tantas calorías.

“Todos los que estamos en el Correo fuimos carteros: los que atendemos al público, los que ordenamos lo que recibimos”.

A la mañana, en el edificio ubicado sobre Avenida Roca hay sobre todo familias que vienen a cobrar algún subsidio. Pero no faltan aquellos clientes que saludan a quienes los atienden del otro lado del mostrador.

“Buen día amiga, ¿cómo andamos?”; “¿cómo está tu hermano?”. Y mientras siguen conversando saca un sello y lo estampa en un sobre marrón.

En Roca hay 12 carteros a los que se les suman 5 eventuales, o franqueros como se les dice. Todos cumplen sus funciones de lunes a viernes, de 6:30 a 14:00. Llegan a la oficina a las 6 de la mañana junto con el camión que trae la carga. Se reparten el medio kilo que pueden transportar en la bicicleta y arrancan. Son cinco mil cartas por día que hay que repartir, menos de un cuarto de lo que llegaba en la década del noventa.

Pasadas las 13 , el grupo trabaja en la parte trasera de la oficina de correos. Allí ordenan lo que les quedó del día para arrancar a la mañana siguiente por ahí.

Recuerdan que hace años no sólo llevaban facturas o tarjetas de créditos. Y recuerdan también todos los mediodías que los invitaban a almorzar.

“Me he comido cada puchero. La alegría de la gente de recibir noticias era mucha y había gran volumen de cartas”.

Ya no hay tantos sobres para repartir. “Entre el Whatsapp y el correo electrónico ya no hay qué entregar. Vivimos de llevar a los hogares facturas, recibos y resúmenes de cuenta de tarjetas de crédito”, cuenta Miguel Leiva que hace 39 años trabaja como cartero.

Todos andan en bicicleta de piñón fijo. La empresa les paga el mantenimiento, pero la bici es propia.

“Me asaltaron dos veces y les pedí que por favor la cartera no se la llevaban porque iba a tener muchos problemas. Por suerte la tiraron ahí cerca”, rememora Miguel.

Lucas Muñoz cuenta que de todas las veces que pedaleó cuadras y cuadras para entregar sobres en mano “sólo una vez un señor se enojó porque no habíamos alcanzado a entregar la boleta de luz a tiempo. Llegó muy cerca de la fecha de vencimiento y lo que hice fue protegerme atrás de la bici y esperar para despedirme en buenos términos”.

Hoy, los carteros celebran su día.

El festejo del gremio será este sábado con asado, familia y partido de fútbol, pero si pasa por el correo, o llaman a su puerta no olvide desearles un feliz día.

“Soy la tercera generación: mi abuelo trabajó acá y mi papá aún lo hace. Empecé como eventual y cuando hubo una vacante no dudé”.
Lucas Muñoz tiene 29 años y hace 8 que trabaja en el Correo.

“Trabajo desde 1977. Primero entregaba telegramas, pero con el celular se acabaron esas 4.000 comunicaciones diarias y pasé a ser cartero”.
Miguel Leiva, el integrante con más tiempo en la oficina.

Carta vs. celular

En la Argentina el primer cartero fue Bruno Ramírez, designado en Buenos Aires el 14 de septiembre de 1771. Por él se celebra hoy su día.

Datos

104.725.253
cartas lleva repartidas el Correo argentino en el 2016. En un segundo se envían 20,8 millones de whatsapp.
En la Argentina el primer cartero fue Bruno Ramírez, designado en Buenos Aires el 14 de septiembre de 1771. Por él se celebra hoy su día.

Exit mobile version