Siete formas de encontrar la música

Liliana Vitale, ganadora de un Gardel, cuenta los entretelones de su CD "Siete Cielos"

BUENOS AIRES.- En la última entrega de los Premios Gardel a la producción discográfica argentina, Liliana Vitale recibió una estatuilla en el rubro Música Clásica, por su trabajo “Siete Cielos” grabado entre marzo y abril del 2003, obra coral en siete movimientos. Sobre una mesita junto a la ventana del estudio donde dicta sus clases de canto en casa de sus viejos, en el viejo San Telmo, Gardel brilla junto a otros premios y recuerdos familiares. Pasillo de por medio, en la cocina, el mate y la charla esperan a la Vitale y “Río Negro”. “El descubrimiento de la forma que finalmente tuvo el compacto, comenzó meses antes de entrar a estudio, respondiendo al encargo de Claudio Márquez, Presidente de la Asociación Argentina de Reiki, que tiene un instituto donde imparte sus enseñanzas. El reiki, de algún modo, te dispone a abrirte a la percepción de la llamada energía vital universal, concepto no relacionado con la fe ni con lo esotérico. Se emparenta con la imposición de manos, con los masajes espirituales, con lo que irradian las palmas de nuestras manos. Y se desarrolla a través de una serie de posturas y técnicas. Márquez, además de enseñar y tener alumnos, empezó a editar música de afuera; hay un estándar de obras para reiki, los ejercicios duran determinado tiempo y los cambios de posiciones son acompañados por la música, por alertas, llamaditas sonoras”, explica Vitale.

– Campanitas que se oyen al comienzo de cada movimiento. -Entre un tema y otro, cada tres minutos. Las posiciones duran eso. Bueno, después de editar obras de Holanda, Alemania, India, Márquez comenzó a contratar artistas locales. Así han trabajado mi hermano (Lito), Alfredo Toth, entre otros. Me lo propone, charlamos acerca de las voces humanas y yo andaba siguiendo en el conocimiento de la liberación de la voz por el camino de la energía dentro del cuerpo… Para los hindúes son siete nuestros centros energéticos: uno en el perineo, comienzo de la columna vertebral abajo; otro en la zona pélvica; el siguiente en la boca del estómago; luego en el área del corazón; la garganta, chakra cinco; el tercer ojo (toca el centro de su frente); y el séptimo en la coronilla o en la nuca. Todos los seres vivos estamos sujetos a la fuerza de gravedad y a la que nos mantiene erguidos, que llama a la altura; que en la actitud, en el ánimo, se relaciona con las aspiraciones, la expectativa, los deseos. La voz proyecta vibraciones internas, buenas para el cuerpo, el alma y la mente. -Es el principio de tu trabajo, la base.  -Bueno, me puse a jugar con el concepto de los sietes y sus correlatos, los siete días de la semana, los colores del arco iris, las siete notas del esquema tonal. La forma del disco se fue presentando con este juego que parte de los siete chakras que acabo de nombrar; empecé a ver los siete tiempos, siete tonalidades, siete voces. Sé que en “Siete Cielos” hay muchas cosas fuera de cualquier libro de armonía y contrapunto; hay quienes se han formado en el respeto de esa construcción musical y tienen todo el derecho de criticarme algún pasaje. Reconozco mis limitaciones en tal sentido. Afortunadamente, tengo cerca gente que respeto no sólo porque son familia, sino porque no me mienten, que valoran mucho este laburo. Fue una tarea a pedido, con un plazo de entrega, una fecha de presentación, pero me comprometí tanto con ella…Mi amigo (Egberto) Gismonti me dijo: es así, hay que comprometerse; sea pedido o no, es tuyo. Bueno, lo hice como si fuera mío. Cuando estaba componiendo, vienen a mis ojos los cuadros de una amiga (Alejandra Fenochio) -para cada movimiento veía el horizonte, el cielo y el agua- que le dieron un toque más argentino. Esas imágenes suyas que acompañan la gráfica del disco, redondearon mi trabajo.

Grabando en soledad

Liliana va enlazando uno a uno los hilos que la condujeron en la composición de “Siete Cielos. “Cuando me pongo a grabar sola en el estudio de Lito (en la planta baja de la misma casona donde la entrevista tuvo lugar), de noche, sin técnico, instalada en la cabina de control, Estados Unidos invade Irak. Yo creo que cada uno de nosotros tiene un plano de su conciencia alerta por lo que le está ocurriendo al mundo; sensible a un bombardeo, una depredación, a momentos en que el género humano sufre mucho. Hubo días en que arrancaba a las diez de la noche y terminaba a las ocho de la mañana y si no se ocupaba el estudio, seguía de largo. Tanto laburo concentrado, sólo tenía eso en la cabeza, me permitió mirar de más lejos y sentir la invasión que sucedía simultáneamente en Irak.  – Son hechos de una magnitud tal que en cualquier lugar del planeta que estés, te afectan. – Yo creo en el deseo, en tirar buena energía; lo que es benéfico para mí, irradia a mis seres queridos. La música es el arte más abstracto, donde más podemos unirnos aunque pensemos distinto. La emoción de lo musical supera hasta las barreras idiomáticas. Trabajar en “Siete Cielos” fue curativo, una respuesta sanadora, un bálsamo ante el dolor que paralelamente no podía dejar de percibir por los bombardeos sobre Bagdag.  – Y frente a esta construcción tan apasionada, con una dedicación casi sin descansos pasas al aprendizaje personal que significó, qué significa el Gardel en Música Clásica. – Cuando me vi nominada, dije: ni a palos… Van a ganar los que se dedican de lleno a ese género. Me enorgullece lo que hice, pero me dio pudor en función de la gente que se ha quemado las pestañas estudiando música clásica. Me pareció insólito. Fue la palabra que me salió del alma cuando agradecí el premio. Es estimulante haberlo recibido, ya se me ocurrió otro disco… Me encanta cómo se alegraron los que me quieren, se emocionaron mucho más que yo. Lo más bonito de este tiempo mío, es que nada se sale del carril. A pesar de las dificultades, todo está en su curso; yo, después de tarambanear, desde hace unos años busqué ponerme en el canal, en la medida de mis potencialidades. Y estar bien con uno mismo, produce magias como que alguien me encargue este trabajo maravilloso y ganar el Gardel.  

Eduardo Rouillet


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