“Simplemente Alicia, la maestra y madre”.

La foto del lector

El 1º de octubre pasado, Alicia Fernández Rego, la gran actriz neuquina, se fue de gira. Dejó tras de sí un semillero de alumnos que honran su memoria. Los hilos de la historia neuquina están entrelazados de tal manera que al mencionar a un personaje encontramos su parentesco con otros.

Alicia Fernández Rego nació el 3 de julio de 1928 en la localidad rionegrina de General Roca. Su abuelo Genaro Fernández fue un expedicionario que vino con el General Roca y se afincó en el fuerte que originaría esa ciudad. Su papá era Jorge Fernández, hermano de Dolores Fernández de Serrano, reconocida habitante de estas tierras, y del sacerdote Antonio Fernández, que fuera párroco en la Capilla de los Dolores neuquina, entre otros hermanos. Su madre, Clotilde Rego, era maestra y vino a trabajar a General Roca, donde conocería a Jorge, y con quien, poco después, regresaría a Buenos Aires. Alicia tuvo dos hermanos: Nerio (quien se casaría con Ema Edelman, hija del primer gobernador de la provincia neuquina don Ángel Edelman, quien nos brindó muchos recuerdos de los años vividos junto a Alicia. Como, por ejemplo, la anécdota de que siendo chica Alicia jugando se tiraba al suelo y decía “Me muero” y quedaba quietita. Su cuñada le dijo: “Vos vas a ser una gran artista” y Haydee. Estudió en Buenos Aires con Blanca de la Vega, Ofelia Israel, según su relato.

Cuando era ministro de Asuntos Sociales del Neuquén don Nicasio Arsenio Cavilla Sorondo, Alicia fue convocada para organizar el espacio destinado a las artes. Llegó a esta ciudad en diciembre de 1959 con sus tres hijos, Daniel, Enrique y Ricardo. En marzo de 1960 se fundó la Escuela de Bellas Artes, y creó el departamento de Arte Dramático.

Junto a Kune Grimberg tuvieron la recordada librería Siringa en la Avenida Argentina, al lado del Cine Español. No solamente se vendían libros, sino que se deleitaba con música y con atrayentes relatos de don Grimberg.

Su itinerario en el mapa teatral es bastísimo. Apenas asentada en estas tierras, Alicia conoció al grupo Amancay y con ellos a Alicia Figuerias y Guillermo Murphy, Cavillas Sorondo, Lanzas, Arturo Pérez Rodríguez, entre tantos. Fue madre de actores de la talla de Alicia Villaverde y de Darío Altomaro, ambos muy jovencitos cuando dieron sus primeros pasos. Luego se sumaron Naldo Labrín, Rulo Domínguez, Jorge Capellán y Alicia Pifarré. Estos jóvenes talentos actuaban en la sala Conrado Villegas.

Con el paso del tiempo iban a conformar el teatro El grillo, con el que realizaron giras con espectáculos para niños y adultos, recorriendo países de Latinoamérica. Alicia también participó de la creación del teatro Lope de Vega junto a José Digiglio, Norman Portanko. Funcionaba en el primer piso del Cine Teatro Español. Pasó sus últimos años en su departamento de la Galería Jardín, rodeada de libros y de afectos, porque la lectura y la amistad eran sus grandes pasiones.

Llevó en sus hombros la pesada mochila de haber perdido a su hijo mayor Daniel, en los trágicos sucesos de Ezeiza en el retorno de Perón. Sin embargo, su férrea personalidad y el amor por el teatro le enseñó a convivir con el dolor. El día de su partida, la comunidad artística celebró una emotiva despedida en la sala que lleva su nombre, ubicada en Vuelta de Obligado 50 de esta capital.

¡Gracias madre y maestra! Siempre estarás en el corazón de quienes pronuncien la palabra teatro en nuestra provincia.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256

Beatriz Carolina Chávez

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