Sobrevive el trueque en el Globito Azul de Viedma

Los términos del intercambio mediante el sistema de trueque permite a unas 1.000 personas de la Comarca Viedma-Patagones, que en forma semanal, puedan acceder a productos alimenticios o a determinados pequeños bienes de primera necesidad respaldando así su alicaída economía hogareña.

VIEDMA

La actividad de este mercado que emplea «créditos», en lugar de dinero, está centralizada en la Junta Vecinal del barrio Lavalle, el club Villa Lynch de Patagones y en el club Agrario del paraje El Juncal, en medio de las chacras del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi). Funcionan una vez a la semana los días jueves y sábado de cada mes.

Este movimiento social, llamado «Globito Azul», permanece incólume desde principios de 2000 cuando numerosas familias apelaron a esta experiencia al ver desmoronados sus ingresos de bolsillo.

En el actual contexto, la actividad se sustenta con una cuidadosa emisión de bonos, de los cuales 100 «créditos» equivalen a un peso.

Los organizadores insisten en que esta alternativa no existe el dinero aunque reconocen que el término «prosumidores» se ha ido desdibujando.

«Ha ido desapareciendo la mano de obra, como los herreros o peluqueros; porque la gente busca todo hecho», afirma José Sanler, quien comparte responsabilidades en las distintas bocas junto con Gloria Briones, Beatriz Railef, Adrián y Estela Cerda.

No obstante, los organizadores mencionan que también se permiten intercambios sis alguien quiere ofrecer un electrodoméstico o una bicicleta, siempre que sea en «créditos».

Aún así, el fenómeno se mantiene. Entre la concurrencia conviven pequeños horticultores de la zona de chacras con familias de los barrios que suelen aparecer con ropa nueva o seminueva o bien algunos panificados y pochoclos.

Las papas se cotizan en 2000 créditos el kilo y medio, las remolachas a 1.000 los dos kilos; según refiere Eva, una verdulera que lleva 15 años formando parte del grupo.

Jorgelina Civaroli y Gabriela Francisco suelen aparecer con ropa en el club Agrario, en tanto que Olga de Barrio Norte, de acuerdo a su clientela, suele ofrecer gaseosas.

Para acceder a esta iniciativa, los potenciales interesados deben seguir una serie de pasos asociándose mediante el abono de una módica suma de 10 pesos para gastos administrativos. Sólo se le entregan bonos si ingresan los días de trueque buscando reinventarse para llevarse algún otro bien.

Con tantos años de experiencia, los asistentes tienen algunos pequeños beneficios, ya que la aceitada organización logró incorporar con mucho esfuerzo tablones y caballetes para emplazar las mesas. Cuando existen necesidades de compartir informaciones, los organizadores apelan a un megáfono incorporado especialmente. En estas condiciones, los grupos que suele encontrarse semanalmente en cada uno de los sitios, devuelven a las entidades que los albergan determinados servicios; ya que las instalaciones son cedidas en forma gratuita, por lo tanto deben dejarla luego de cada jornada en perfectas condiciones sanitarias.


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