8M: las «albañilas» que construyen más que paredes en Roca

Empezaron con la pieza de una de sus compañeras, ahora tejen redes y levantan sus hogares. En la organización que formaron brindan contención ante situaciones de violencia de género.

Natalia toma una pala y echa un poco de cemento en la máquina hormigonera. Adentro ya se está preparando la mezcla y cuando el material esté listo, Nancy cargará los baldes para entregarlos a Paula que está pegando los ladrillos.

Una vez que terminen de levantar las paredes Karen preparará con maderas las estructuras para llenar después el encadenado. A Marisa, que no le tiene miedo a las alturas, le tocó el techo y Claudia será la encargada del revoque fino. De esta forma, cuando los rayos ya iluminan Chacra Monte, las albañilas se organizan para construir la casa de otra de sus compañeras.

Preparan mezcla, levantan paredes, colocan pisos y mucho más. Estas mujeres se agruparon para romper las estructuras de género en un trabajo que históricamente fue masculinizado. Le dan otro sentido, es su lugar de independencia, de contención, de amistad y fortaleza.

“Albañilas” es un proyecto que nació en 2016 dentro de la organización FOL (Frente de Organizaciones en Lucha) en Roca. Ellas se dedicaban a realizar diversos trabajos textiles y en comedores y decidieron organizarse para empezar a construir las bases de lo que sería su lugar de encuentro, y más adelante el hogar de cada una.

Natalia Chávez, Nancy Cofré, Claudia Lara, Marisa Romero, Karen Cayunao, Paula Ortiz, son seis de las 25 mujeres que llevan adelante los trabajos de construcción dentro de la organización. Albañilas comenzó con la idea de integrar mujeres y disidencias a un labor que mayormente es ocupada por hombres.

Natalia contó que empezaron con 10 integrantes. De a poco fueron aprendiendo cómo hacer la mezcla, a pegar ladrillos, revocar y lo empezaron a aplicar en sus hogares. Como primera prueba le hicieron el dormitorio a una compañera y desde ese momento no pararon.

Hace dos años construyeron lo que hoy es su salón comunitario llamado “Ruca Newen” en el barrio Alta Barda.

Una nueva mirada


“Para nosotras fue un orgullo, salíamos a todos lados y nos reconocían como albañilas, no lo podían creer. Nos daban fuerzas para seguir adelante. También teníamos contras que nos decían que el término es albañil. Ellos se enojan porque las mujeres el día de hoy tienen la misma capacidad que ellos y mejor, me parece. La mujer es más detallista, le mete más onda, trata de cumplir”, explicó Natalia.

Natalia y Nancy fueron unas de las pioneras del proyecto. Foto: Juan Thomes.

Para Nancy “es una cuestión de género”, y apuntó que con su trabajo demostraron que están a la misma altura que los hombres.

“Esa también es una lucha para nosotras. Equipararse al trabajo de un hombre, lo hacemos con orgullo porque nunca pensamos que lo podíamos hacer, yo que nunca había agarrado una pala, no sabía usar herramientas, para mi fue un privilegio”, expresó la trabajadora.

Las compañeras señalaron que no tienen patrón, ”nos organizamos entre nosotras, una se encarga de la hormigonera, otras acarrean la arena, las piedras, el cemento, el agua”.

Con su labor rompen con la imagen de el trabajador solo y fuerte. Trabajan juntas, unidas y se ayudan mutuamente.

Marisa Romero tiene 53 años y aprendió a construir gracias a que su esposo le enseñó. Cuando comenzó a trabajar le traspasó su experiencia a sus compañeras. “Soy re chiva cuando llegamos al techo a mi me encantó porque teníamos que poner machimbre y allá andaba yo”, expresó.

«Yo hoy estaría con depresión si no fuera por este trabajo». Foto: Juan Thomes.

Redes de contención


Muchas de las integrantes de la organización estaban sufrían violencia de género. Trabajar en la construcción les dio la posibilidad de poder independizarse económicamente y salir de esas relaciones. Según el Observatorio “Ahora que sí nos ven”, durante el 2022 hubo 249 femicidios en todo el país, siendo el 41% a causa de sus parejas.

Las compañeras también tienen otras actividades. Cuentan con un merendero, donde le sirven comida a las distintas familias del barrio; crían pollos; tienen su propia huerta para poder abastecer sus alimentos y una cuadrilla de género, la cual ha sido fundamental para las mujeres que se acercaron transitando situaciones de violencia.

El esfuerzo


Varias de ellas fueron madres jóvenes y no contaban con un título secundario que les ofreciera más oportunidades. “Nos cargamos a los pibes y nos venimos a trabajar”, expresó Natalia que es madre de un nene de tres años.

Mientras algunas realizan los trabajos de construcción, otras se encargan de los trabajos de cuidados. Se dividen y se turnan, ya que, según explicaron, el sueldo que ganan no les alcanza para pagarle a una niñera.

«Nuestros hijos andan a la par nuestra cuando trabajamos, con el frío, con el calor, tratamos de organizarnos así y bueno después nos ocupamos también del trabajo en nuestras casas», destacó Chávez. Quien hizo referencia a que también estaba a cargo de las tareas de cuidado dentro de su hogar, así como también sus compañeras.

Estas mujeres están a cargo, además, de sus casas. Es decir, del trabajo doméstico no remunerado el cual hace referencia a las tareas que se realizan en los hogares tales como la limpieza, cocinar, acompañamiento escolar y el cuidado de personas (hijos, adultos mayores). Estas tareas suelen quedar invisibilizadas ya que en la mayoría de los casos se le adjudica a las mujeres.

Según una investigación realizada por «Ecofeminita» en noviembre del 2022, el 70% de las personas que realizaron tareas domésticas en sus hogares fueron mujeres, mientras que los varones sólo realizaron el 30%.

El tiempo que se dedica a tareas de cuidado (trabajo reproductivo), muchas veces no da espacio para que puedan realizar otros trabajos por fuera de la esfera del hogar (trabajo productivo). Según los datos obtenidos la tasa de empleo es mayor en varones (70,1), mientras que la tasa de empleo para las mujeres baja hasta 18 puntos (51.7).

Otro aspecto que no se tiene en cuenta es que este tipo de labor no es tomado en cuenta en el PBI (Producto Bruto Interno)Un análisis generado desde la Dirección Nacional de Género y Economía realizado en 2020, demostró que si bien la Industria (13,2%) y el comercio (13%) son los mayores ámbitos donde se generan ingresos para el PIB, si se tuviera en cuenta el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, este sobrepasaría el porcentaje de ingresos para el país. con un porcentaje el 16%.

El trabajo y las redes de contención hacen posible que varias de las integrantes puedan finalizar sus estudios, así fue en el caso de Paula Ortiz de 28 años quien entró a la organización para independizarse y aprender.

«No había terminado el secundario en la adolescencia así que entré en la organización como una salida laboral. Ahora estoy terminando el secundario y a la vez estoy trabajando y creo que me voy perfeccionando cada vez más y más», expresó Ortiz.

Gracias a la organización, Paula puede trabajar y estudiar. Foto: Juan Thomes.

«Si no tenes un título universitario cuesta mucho hoy en día. Hay gente que terminó el secundario, hasta tiene título y también les cuesta. Yo soy madre de dos nenes y me tenía que arreglar como podía. Me costaba también porque no tenía secundario. Desde que comencé a trabajar acá pude tener un ingreso para mi también», exclamó Karen.

Marcha por el 8M


Bajo la consigna que usará el hashtag -en redes sociales- #LaDeudaEsConNosotras no con el Fondo Monetario Internacional (FMI), distintas organizaciones convocan a marchar organizaciones sociales en la plaza San Martín a partir de las 17:30 en Roca.


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