¿Por qué los jóvenes de Neuquén no logran independizarse? Impacto en la economía familiar
Cuatro de cada diez no puede emanciparse.
Natalia Ramos está en su trabajo. Cada media hora atiende a mujeres que van por una depilación definitiva. Tiene 28 años y vive con sus padres. Ella es una de los 2,3 millones de jóvenes que, aunque lo desea, no puede mudarse.
Estudió Tecnicatura en Radiología. «Me llegó el título hace poquito», cuenta, «pero todavía no conseguí trabajo de lo que estudié». Natalia al igual que muchos jóvenes no puede afrontar un alquiler para ella sola. Según un informe de la Fundación Tejido Urbano en Argentina 4 de cada 10 jóvenes de entre 25 y 35 años no pueden acceder a una vivienda y viven con sus padres o abuelos.
Este problema perdura desde hace décadas y frustra las perspectivas de futuro de las nuevas generaciones. El trabajo de Natalia es part time. Y a eso le adjudica no llegar a fin de mes. «Como no son todos los días, ni todo el tiempo», explica, «no me alcanza. Debo estar cobrando más o menos 300 mil pesos por mes».
Natalia como otros jóvenes y adultos que viven con sus padres aporta a la casa. «Yo intento pagar los impuestos, pero se han ido súper altos. También la comida que consumo. Pero, siempre termino comiendo arroz y fideos porque no llego».
Para esta joven su situación es todo un peso: «Es muy difícil decir que tengo la edad que tengo y seguir viviendo con mis papás», dice y suma, «siempre por una situación económica tenés que estar peleando un sueldo al empleador y tratar que tu jefe no se enoje. Es como estar en un hilo colgando, pedir aumento pero con miedo a que llamen a otra persona que no se queje por su sueldo».
Tener un título universitario o terciario o incluso un trabajo formal, dejó de ser garantía de acceso a determinados bienes, como lo es la vivienda. «Mi intención es vivir sola», suma Agustina Contreras desde Allen. Toda su vida vivió con sus padres y hermano. Es estudiante de la Licenciatura de Sistemas e Información de Universidad del Comahue y trabaja como analista técnica en una empresa de desarrollo de software para la industria del petróleo.
«El salario me alcanza para vivir con lo justo porque hago compras para aportar a la casa». Y su diagnóstico es similar a otros jóvenes: «No puedo vivir sola por la economía actual, si bien Allen tiene alquileres más bajos que Neuquén, donde quiero vivir, superan más de la mitad de mi sueldo«. Las condiciones para alquilar también son un impedimento para Agustina. No cuenta con ahorros y tiene dos mascotas. «Tengo un perro y una gata que muchos alquileres no permiten».
«Mi intención es ir a vivir sola», insiste Agustina, «realmente me interesa tener mi espacio«.
Por qué los jóvenes de Argentina no pueden emanciparse:
Según el informe de la Fundación Tejido Urbano, que analiza la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHo) en 2024, el 35% de los jóvenes no pudo emanciparse. El estudio aporta una genealogía: entre 2004 y 2012 el número de jóvenes no emancipados bajó hasta 1,7 millones, un 31%, el nivel más bajo registrado desde 2004 hasta la fecha.
En 2016 la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) registró que el 39,1% de los jóvenes vivía sin haberse podido emancipar. Desde ese momento, el promedio de no emancipados en este segmento etario se mantuvo en 39%. En 2023, último dato disponible, hubo 2,3 millones de jóvenes que viven con sus padres, un 37% del total.
Las dificultades para la emancipación son diferentes a lo largo del país. En las provincias del norte de Argentina, las dificultades para la emancipación son más acentuadas debido a los bajos niveles de ingresos. En la Ciudad de Buenos Aires, el porcentaje de jóvenes no emancipados es muy bajo, en comparación al resto del país.
Las oportunidades laborales, educativas y culturales que ofrecen algunas ciudades son factores clave para la migración en esta etapa de la vida. “En el sur de Argentina, las tasas de emancipación son más altas, probablemente debido a la migración laboral en lugares como Vaca Muerta, en Neuquén, o Tierra del Fuego, donde los ingresos promedio son significativamente altos”, asegura el informe. Aunque esto tampoco le sucede a Dariana Brugues.
Esta joven vive en Neuquén. Tiene 27 años y estudió Licenciatura en Comunicación Social. Se recibió en 2021. Su caso es como otros del Alto Valle. Vivió sola en Roca, cuando se mudó para estudiar y al recibirse, tuvo que volver a la casa familiar. A los pocos meses de recibirse entró a trabajar en la Municipalidad de Neuquén, en el área de comunicación. «Mi salario me alcanza», dice, «pero para los gastos que tengo, teniendo en cuenta que vivo con mi mamá y hermana«.
Esta joven buscó una alternativa: planifica mudarse con su pareja. «Si es un plan de dos, por ahí no es algo tan imposible, pero si alguien quiere encararlo solo o sola se complica un poco más«. La búsqueda de departamento también fue para ella desalentador. «Un alquiler equivale a la mitad de mi sueldo«, explica, «y a eso después le tenés que sumar los impuestos, la comida y comparar las cosas para equipar ese departamento«.
Dariana si ganara más o si los alquileres en Neuquén no serían tan elevados ya se hubiese ido a vivir sola hace un tiempo. «Pero la realidad es pesa mucho lo económico. No es solamente las ganas», dice, «sino que tenés que conseguir un lugar que puedas pagar y tener un sueldo estable que te permita seguir pagándolo».
Qué le sucede a jóvenes de Estados Unidos y Europa:
Según el mismo informe, en Estados Unidos, el porcentaje de jóvenes viviendo en la casa familiar pasó de menos de 20% a más de 30% entre 1999 y 2014. En Europa, la situación es diferente y diversa. En Países Bajos por ejemplo, ese porcentaje es del 11% y en Alemania el 13%. Porcentajes que se mantuvieron relativamente estable (o hasta se redujo levemente) entre 2006 y 2022. Para el mismo periodo, en cambio, en Francia casi que se duplicó (de 8% a 15%), en Reino Unido subió levemente de 13% a 16% y en Italia, el más cercano a Argentina, pasó de 46% a 52%.
«Para alcanzar los niveles de Países Bajos, Alemania o Francia, el número de no emancipados debería reducirse en, como mínimo, un millón de jóvenes, lo que significaría una transformación estructural de la matriz sociohabitacional en Argentina», explica el informe. Con este panorama, el acceso al alquiler, a créditos hipotecarios, producción de empleo registrado y baja de inflación son los principales mecanismos por los cuales jóvenes y adultos podrán acceder a la vivienda y, finalmente, emanciparse.
Natalia Ramos está en su trabajo. Cada media hora atiende a mujeres que van por una depilación definitiva. Tiene 28 años y vive con sus padres. Ella es una de los 2,3 millones de jóvenes que, aunque lo desea, no puede mudarse.
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