Bariloche restauró una de sus joyas más emblemáticas

Los trabajos de restauración de la Parroquia San Eduardo se hicieron durante meses en silencio. Las tareas finalizaron días atrás. Fue posible por los aportes solidarios de la comunidad de Bariloche. Trabajaron albañiles, artesanos, un arquitecto y el apoyo del Parque Nacional Nahuel Huapi.

Apenas la conocieron, percibieron que ese lugar tenía algo especial. Un aura mágica. “Nos enamoró desde el primer momento”, recordó Emmanuel González, que viajó en aquella ocasión con su esposa, Marina Bretaña. Diez años después, la pareja retornó al mismo lugar que los había encandilado. Esta vez, con su hija, Sofía. Fue un regreso muy especial. Emmanuel sorprendió a Marina con una ceremonia íntima de renovación de votos, en la capilla donde habían soñado casarse, pero no pudieron. Ahora, el edificio tenía un brillo diferente. La Parroquia San Eduardo había sido restaurada con el aporte de muchas personas que le permitieron a Bariloche recuperar uno de sus edificios históricos más emblemáticos.

La restauración se hizo en silencio. En los papeles era casi imposible ejecutarla por la falta de recursos y los altos costos que demandaba. En Parques Nacionales no había presupuesto y la Iglesia Católica no podía costear los trabajos. Nadie se preocupó por esa obra en la Municipalidad de Bariloche, la Provincia o Nación. Pero la comunidad de Bariloche lo hizo posible.

A finales de julio del año pasado, Diarío RÍO NEGRO publicó una nota donde informó del enorme deterioro que presentaba la Parroquia San Eduardo, una de las postales más reconocidas de Bariloche. Uno de los tantos edificios de la ciudad declarados patrimonio histórico que se caía por la falta de mantenimiento.

La restauración integral de la Parroquia San Eduardo empezó a finales del año pasado y terminó a finales de abril pasado, en Bariloche. (Foto Alfredo Leiva)

El techo de tejuelas de alerce estaba destrozado. Cuando llovía el agua se filtraba por las paredes y la humedad se observaba a simple vista. Algunos troncos de ciprés del revestimiento exterior estaban podridos. El piso de madera del atrio había cedido varios centímetros. Faltaban varias piedras lajas en el acceso. Y los baños públicos estaban en pésimo estado.

RÍO NEGRO regresó la semana pasada y junto al párroco Gustavo recorrió la parroquia tras la finalización de los trabajos. “Después de la nota, la gente comenzó a inquietarse y también las autoridades”, comentó. En pocos días, empezaron a recibir propuestas de donaciones, personas que se pusieron a disposición para encarar los trabajos. Así, se conformó una cadena solidaria que se propuso recuperar ese edificio, ubicado en la zona de Llao Llao, a unos 25 kilómetros del centro de la ciudad.

Se reemplazaron las tejuelas destruidas y se puso chapa gravillada. (foto Alfredo Leiva)

Unir voluntades


Un arquitecto, constructores, albañiles y artesanos unieron esfuerzos. La Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi dio luz verde a la restauración. Mariano Dalla Cía estuvo a cargo del asesoramiento técnico. La prioridad fue recuperar el proyecto original que el arquitecto Alejandro Bustillo diseñó en la década de 1930.

Por eso, se desmanteló un techo que se había anexado al edificio histórico y se retiraron otras estructuras en los alrededores de la casa parroquial. Muchas personas trabajaron de lunes a sábados “de sol a sol”, destacó Gustavo.

Así lucía la Parroquia San Eduardo a finales de julio del año pasado. (foto archivo de Alfredo Leiva)

Se retiró una por una todas las tejuelas de alerce del techo. Y se repusieron los 540 metros cuadrados, pero con chapa gravillada que respetó el diseño de Bustillo. Las tejuelas de la torre se restauraron para dejarlas como testimonio del revestimiento original. Se mejoró el estado de la escalera hasta la cruz que se alza sobre el edificio.

Se reparó por completo el basamento de piedra del atrio del templo, y se repuso las piedras que faltaban y se tomó las juntas de todo el atrio. Cambiaron una parte del piso de madera de la iglesia, porque se habían podrido los tirantes que sostenían el piso.

Se colocaron alfombras nuevas en la entrada y en el pasillo central. Las dos puertas principales fueron reparadas de manera integral. Además, se arreglaron las veredas que conducen a la escalera de acceso a la parroquia desde la la avenida Bustillo.

 “Fue un logro que se consiguió entre toda la comunidad. Esto demuestra que aunque estamos mal, cuando se suman voluntades y solidaridad se logran las cosas”, explicó, con orgullo, el sacerdote.

El agua se filtraba hasta julio del 2023 por las tejuelas de alerce de la Parroquia San Eduardo. (foto de archivo Alfredo Leiva)

La misma madera para hacer los reemplazos


Parques Nacionales aportó la madera. Se trasladaron troncos enormes de ciprés que los artesanos cortaron con un aserradero móvil que se instaló en el predio de la capilla. Después, los esculpieron con extrema habilidad hasta darles la forma indicada para ubicarlos en el frente del edificio, en lugar de aquellos podridos por el paso del tiempo. También se restauró el Vía Crucis.

Se construyó un nuevo cerco perimetral del predio y se arreglaron los baños. “Antes había un balde en los baños porque se llovía”, recordó Gustavo. Y mencionó que se hizo un nuevo pozo ciego, porque en esa zona no hay red cloacal.

Se lijó y pintó todo el exterior de madera que reviste el edificio. También, mejoraron la iluminación interior del templo y se reinstaló el sonido. Hasta la pintura del artista plástico -considerado un maestro de la pintura argentina- Raúl Soldi, que fue donada en 1973, luce más reluciente en una de las paredes renovadas.

El estado de los troncos de cipres que revestían la Parroquia San Eduardo, en julio del año pasado. (Foto de archivo Alfredo Leiva)

Artesanos en pulir la piedra y la madera


La parroquia solo estuvo cerrada en abril cuando se reemplazó el piso. Después, unos trabajadores laquearon la madera y el piso de la iglesia, la nave y el presbiterio quedó nuevo. Fue el último trabajo del proceso de restauración.

La obra se ejecutó por los aportes que brindaron personas en forma anónima que quisieron colaborar con la recuperación del edificio. Gustavo agradeció a todos los aportantes. El balance definitivo del costo de los trabajos aún está en elaboración.

El párroco destacó el esfuerzo del equipo de artesanos, constructores, pintores. Y mencionó al equipo de trabajo que conduce Darío Cornejo, con artesanos que pulen la piedra y la madera. Al arquitecto Tomás Patiño. “Hace cincuenta años que esta casa no se renovaba”, indicó.

El paso que falta para que la restauración sea completa es la iluminación exterior. Pero depende de que la CEB y el municipio de Bariloche pongan su grano de arena. La idea de tener un circuito nocturno con los edificios históricos de la ciudad no se puede implementar si los predios están a oscuras.

El piso fue lo último que se restauró de la Parroquia San Eduardo de Bariloche. (foto Alfredo Leiva)

Se recuperó el diseño original de Bustillo


El coordinador de conservación y uso público del Parque Nacional Nahuel Huapi, Mariano Dalla Cía, dijo que los fondos de la restauración se canalizaron por la parroquia.

Dijo que estuvo enfocado en lo que fue el proyecto ejecutivo. Destacó que se trata “de un caso testigo” porque fue una restauración de un edificio, cuyo principal componente es la madera. Explicó que se trabajó en hacer los reemplazos de los elementos deteriorados. Y se trabajó de acuerdo a la Carta de Nara, que establece los estándares de la conservación patrimonial.

El desafío fue respetar el diseño original. Dalla Cía valoró a las personas que hicieron las tareas. Indicó que en el caso del techo no se podía volver a colocar tejuelas de alerce, porque hoy “es un material que está protegido por siglos de mal uso”.

“La solución y el criterio fue reemplazarlo con un material nuevo que a la vista genere la misma sensación visual y así fue que eligieron la chapa gravillada”, recordó Dalla Cía, quien había estimado en julio del año pasado que solo restaurar el techo demandaba alrededor de 100.000 dólares.

Dijo que se eliminaron las estructuras que se habían agregado para recuperar el diseño original. Señaló que cuando se encara un proceso de restauración, primero se tiene que hacer una ficha del estado en el que se encuentra el edificio. Y la ficha de la Parroquia San Eduardo advertía “un gran deterioro” por filtraciones, humedad, la estructura de madera del piso que había cedido entre 3 y 5 centímetros, en el sector del atrio.

 “Fue una linda sorpresa la gente que trabajó en la obra, son artesanos que se dedican a trabajar la piedra y la madera. Más aprendí yo de ellos”, manifestó.  “Yo bajaba el criterio técnico de conservación y ellos me explicaban cómo la manufacturaban. Eso era muy importante”, indicó.

El desafío fue que los reemplazos sean iguales que los existentes. Por eso, Parques Nacionales aportó madera de ciprés de la zona “para recrear el original”.  Valoró “la responsabilidad ciudadana frente al valor patrimonial” y no seguir esperando respuestas del Estado.

La pintura de Raúl Soldi, donada en 1973, luce más brillante en la pared renovada de la Parroquia San Eduardo de Bariloche. (Foto Alfredo Leiva)

“Cuando un bien tiene la característica de ser un monumento histórico, pertenece a todos”, aseveró Dalla Cía. Opinó que si el arquitecto Alejandro Bustillo estuviero hoy vivo “estaría feliz porque se volvió a tener el diseño original”.

Dijo que su deseo es que algo parecido suceda con la Iglesia Catedral y otros edificios emblemáticos de la ciudad. “Los edificios patrimoniales no son solo de quién los administra, son de la ciudad”, afirmó.

Manifestó que la deuda pendiente es la iluminación del predio de la Parroquia San Eduardo. Recordó que se había previsto que parte de los recursos de la Ecotasa, que percibe la municipalidad sirvan para esa obra, pero no hubo ninguna señal desde la gestión municipal. Tampoco de las autoridades de la CEB.

Marina Bretaña y Emmanuel González renovaron sus votos el 27 de abril último en la Parroquia «de sus sueños» San Eduardo, en Bariloche. (foto gentileza)

Una obra valorada


La restauración de la Parroquia San Eduardo sorprendió a muchas personas de la ciudad y a los turistas que visitan habitualmente ese edificio histórico como parte del circuito turístico que se ofrece entre las actividades que se puedan hacer en Bariloche.

Emmanuel González y Marina Bretaña estuvieron el 27 de abril, cuando hicieron su renovación de votos y quedaron asombrados porque la parroquia lucía reluciente. Emmanuel contó que fue una ceremonia muy emotiva, porque su hija Sofía les entregó los anillos. La familia es de Ciudad de Buenos Aires, pero Emmanuel afirmó que Bariloche «es nuestro lugar en el mundo».

«Que luz nueva renueva e irradia, desde Buenos Aires mis oraciones para San Eduardo», fue uno de los mensajes que recibió el párroco Gustavo. «Hermosa!!! Gracias a ustedes, Padres, por animarse!», «Quedó bella sima 👏👏👏», fueron otros mensajes.

«Que linda quedó. Espero poder ir el domingo», dijo otra asistente. La primera misa con la parroquia renovada se celebró el 28 de abril último. «Muy linda quedó la Parroquia», expresó otra persona. «Una gran obra muy necesaria! Felicitaciones a todos por el esfuerzo», fue otro mensaje que le enviaron al párroco.


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