Carlos, de Bariloche, tiene 74 años y volvió a la escuela secundaria que lo albergó 56 años atrás

Carlos Nuñez se inscribió en el Centro de Capacitación Técnica 1 para terminar sus estudios. Los directivos encontraron su legajo: era el número 311. Ahora, van por el 8.600.

Con 74 años, Carlos Nuñez volvió a inscribirse en el Centro de Capacitación Técnica 1 de Bariloche con la intención de terminar algo que le quedó pendiente 56 años atrás: concluir el secundario.

El hombre había iniciado la escuela media en el mismo establecimiento donde hoy encontró su legajo para seguir la especialización en construcción. «Volví al colegio a ver si podía retomar y mi legajo es el número 311 -ahora, van por el 8.600-: es increíble la cantidad de gente que ha pasado por ahí en este tiempo», dice sonriendo.

Carlos nació en Buenos Aires, pero en 1968, decidió radicarse en Bariloche con apenas 18 años. «Fue mi regalo de cumpleaños: saqué pasajes para venirme y nunca más me fui. Muy aventurero. Conocí el Bariloche chiquito. Al año siguiente, me anoté en ese colegio. Cursé dos años, pero no tenía continuidad en el estudio y por razones laborales, terminé dejando», cuenta.

Con el paso de los años, Carlos se formó como instructor en primeros socorros y en sistema de comandos de incidentes (emergentología y logística), pero además, fue bombero muchos años, llegando a ser jefe del Cuartel Central en 1985. Reconoce que su vida estuvo vinculada a las emergencias sanitarias aunque también trabajó en Invap.

Su legajo en el colegio es el 311; hoy van por 8.600. Foto: Chino Leiva

Hoy está jubilado y si bien sigue haciendo algunos trabajos porque la jubilación no alcanza, tiene más tiempo libre que decidió invertir en terminar la secundaria. «Me quedó trunco por la mitad, así que veremos qué se puede hacer. No es que uno vaya a trabajar a partir de esto, pero quedó pendiente y es una satisfacción personal», advierte.

¿Por qué decidió anotarse en la misma escuela? Señaló que dos de sus cuatro hijos varones egresaron de ese colegio, como técnico constructor y en electrónica. Y que siente un vínculo especial con la institución.

«Cuando llegué a anotarme, me preguntaron en qué año había cursado. Les dije que en el 69 y abrieron los ojos grandes», expresa. Cuenta con el apoyo de su esposa que es médica y sus hijos y asegura que no le teme a retomar los estudios después de tantos años ya que, en emergentología, la actualización era permanente, los instructorados debían renovarse cada dos años y por lo tanto, nunca perdió el hábito de estudiar.

Carlos se inscribió en la especialización de construcción. Foto: Chino Leiva

La primera escuela de su tipo en la provincia

El Centro de Capacitación Técnica 1, un secundario para adultos, nació en 1959. Fue el primero de su tipo en toda la provincia que hoy, tiene siete instituciones.

«Surgió a partir de la iniciativa de constructores y albañiles de Bariloche que querían terminar el secundario. Darle un profesionalismo a su oficio. Llevaron la inquietud al Consejo de Educación que lo habilitó y se convirtió en un secundario con especialización«, explicó Javier Nestares, vicedirector del CCT 1.

De esta forma, se creó la institución en 1959 que se conoció, en un primer momento, como Escuela Industrial Provincial Nocturna. Funcionaba en el edificio donde hoy está la escuela rionegrina 45 en la calle Albarracín. Hoy la sede está an Anasagasti 450 y ofrece cuatro especialidades: perito constructor, mecánica industrial, instaladores electricistas y electrónica. Los 350 inscriptos cursan por la noche.

Con 74 años, Carlos Nuñez decidió terminar su secundario. Foto: Chino Leiva

«Al ser una escuela tan tradicional con adultos, estamos acosumbrados a buscar legajos en los archivos históricos de gente que quiere darle continuidad a la formación trunca. Cuando Carlos nos dijo que habia estudiado a fines de los 60, fue una sorpresa enorme», comentó.

Nestares le preguntó por qué había decidido retomar su escuela secundaria después de tantos años. «Me dijo que le había quedado pendiente y que era algo que quería dejarle a hijos. Lo llenamos de preguntas: si se acordaba con quién estudió, quiénes fueron sus profesores. Tanto entusiasmo nos revitaliza», dijo.

Admitió que en el colegio reciben muchos estudiantes mayores de 60 años. «Las personas mayores vienen con mucho entusiasmo, son muy constantes, están en otra etapa de su vida y participan mucho. Son muy activos», expresó. Manifestó que «las personas mayores se llevan muy bien con los más jóvenes. No se separan por grupo etáreo. Es común ver a un joven de 20 con una persona que podría ser su padre y formar una relacion de amistad«.


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