Constructoras: un proyecto de viviendas para jefas de hogar en Neuquén

Ocho mujeres levantan sus casas en un terreno del IPVU. El gobierno de la provincia financia la obra y puso como requisito que la empresa adjudicataria las contratara. El diseño del proyecto se hizo con la Universidad Nacional del Comahue.

«Siempre te amaré y te adoraré, aquí te esperaré aunque no estés». El estribillo pegadizo de la cumbia de Daniel Agostini suena a todo volumen mientras un grupo de mujeres con cascos amarillos sostienen una escalera, y una de ellas engrapa. Los chorizos de carne y de cerdo están en la parrilla. Se cuelan unas hamburguesas para una vegetariana. El pan, felipe en su mayoría, se calienta al final. En media hora habrá receso en la obra.

En un terreno del barrio San Lorenzo Norte de la ciudad de Neuquén, ocho mujeres levantan sus casas. Seis viviendas tendrán un total de 69,61 m2 y dos de 77,75 m2, además del espacio de uso múltiple y común. Cada una con dos habitaciones, un baño, cocina, comedor-estar, toilette y el patio. El sistema es el de construcción en seco.

El proyecto surgió durante la pandemia por covid-19. Se formó una red solidaria y comunitaria en el oeste que reunió a instituciones como el Centro de Formación Profesional N°36 (CFP), la subsecretaría de Mujeres de la provincia, vecinales, guarderías y centros de salud.

El objetivo, explicó Elizabeth Soto, directora provincial de Equidad de Género, era «acompañar las distintas situaciones que estaban pasando las familias, sobre todo monoparentales, a cargo de mujeres».

Agregó: «Muchas se quedaron sin trabajo, problemas de violencia intrafamiliar, los hijes sin la escuela y sin poder conectarse para hacer las tareas. Una de las cuestiones, entre todas las que fuimos detectando, tenía que ver con esto de los alimentos, pero también de la vivienda, porque algunas pagaban alquiler, otras vivían en casas de familiares, de allegados, con amigues, en algunas tomas también».

En ese momento tenían la idea de autogestionar las viviendas. Se pusieron en contacto con la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue, con la cátedra a cargo de la docente Gabriela Álvarez, cuyos estudiantes desarrollan proyectos de construcción. Planificaron vía Zoom este espacio colectivo junto a las mujeres, pensado más como un complejo que como casas individuales.

Choripanes para el almuerzo y Daniel Agostini en el parlante. Foto Matías Subat.

«Fue todo un proceso: no era que el estudiantado dijo: «bueno, esta es la propuesta». Ellos preguntaban cuántas hijas, hijos tenían, cuántas personas vivían, qué hacían, en qué trabajaban, qué necesitaban de su vivienda. Y ese era el desafío, romper con la tradicionalidad de la vivienda del IPVU», afirmó Carla Paisson, que en ese momento estaba en el CFP.

¿Cómo llegaron a seleccionar ocho mujeres siendo que la demanda es tal alta? (ver aparte) Cada participante de la red conocía alguna situación de extrema vulnerabilidad: porque habían sufrido violencia de género, trata de persona, tenían hijos con discapacidad o habían cumplido su condena en la cárcel (U16) y no tenían donde ir. Todas jefas de hogar.

El IPVU contaba con el terreno disponible. La provincia financia la inversión total, que actualizada es de 140 millones de pesos, con recuperación a largo plazo.

Se definieron dos aspectos: que se iba a capacitar en oficio a las mujeres para que pudieran formar parte de la construcción, y que la empresa que resultara adjudicataria de la obra tenía que contratarlas. Eso hizo Maiolo: sumó a su plantilla de varones a estas trabajadoras. Ellos fueron los que encararon la primera parte y ahora están codo a codo con ellas. El plazo de ejecución es de 540 días corridos.

El sector de la economía que tiene la tasa de feminización más baja es el de la construcción. En Neuquén, en 2022, la proporción de mujeres en el rubro era del 7,9%.

Si la experiencia funciona podría transformarse en un modelo a seguir, o tal vez tomar la forma de un programa dentro del Estado provincial.

Para muchas es la primera vez que tienen un recibo de sueldo. Lucía, de 38 años, con el primario completo, es una de ellas.

«Yo me sumé desde el principio, que empezamos en la pandemia con el proyecto este. Y bueno, ya como que habíamos largado todo, nos habíamos desanimado de todo esto porque decíamos que nunca se iba a dar la posibilidad de tener nuestra propia vivienda, ¿no?», contó. Tiene un piercing perlita azul en la nariz, que calza perfecto con la camisa y el pantalón de jean oscuro.

Entra a las 9 y no a las 8 porque tiene que dejar a una de sus hijos en el jardín, y se queda hasta las 18. Todavía no saben cuál casa será para cada una. “Eso recién cuando ya estén todas terminadas. No es que va a haber una más linda que la otra. No. Van todas iguales. Acá no hay diferencia”, señaló.

Hay otra Lucía, de 44 años, que usa un labial en tono café. Tiene tres hijos, el más chico en el espectro autista. Pudo organizarse para que él pueda seguir yendo a sus terapias, mientras ella trabaja. Aseguró: “No tenía a dónde ir y ahora estoy viviendo en la casa de mi amiga prestada. Bien. Hasta que terminemos nuestra casa”.


La brecha de acceso a la casa propia


Generalmente cuando se habla de déficit habitacional se menciona la cantidad de familias que no tienen acceso a la vivienda. En ese conjunto se diluyen las diferencias, no hay datos desagregados por ejemplo por franja etaria ni por género, ¿están en las mismas condiciones de obtener un crédito un joven profesional con trabajo registrado, que una jefa de hogar que es empleada doméstica y con hijos a cargo?

De acuerdo al último informe del ministerio de Economía de la Nación, la tasa de informalidad de las mujeres en Neuquén, al tercer trimestre de 2021, que es el contexto en el que nace este proyecto, era del 33,2%, 10,6 puntos porcentuales por encima de la de los varones. La desocupación llegó al 9%. La brecha de ingresos se ubicó en 29,3%. A eso se suma el tiempo promedio dedicado a las tareas de cuidado de 6,4 horas. Un combo de obstáculos, no solo para el sueño de la casa propia sino incluso para alquilar.

En 2021 el Deliberante de la capital rechazó el proyecto de ordenanza, impulsado por las concejalas Cecilia Maletti y Ana Servidio, que buscaba facilitar el acceso de las mujeres a la titularidad de los terrenos y viviendas entregadas en Neuquén, en el caso de las parejas no casadas. Las diferencias, que el MPN decía estaban en la redacción del proyecto, no pudieron salvarse.


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