Dormir una siesta “corta” puede mejorar nuestra actividad diaria

Especialistas realizaron un estudio entre deportistas de élite y evaluaron su rendimiento tras un descanso de 20 minutos y otro de 90. Los resultados fueron distintos y provocaron reacciones disímiles.

Nuestras actividades tanto físicas como cognitivas no son estables a lo largo del día de vigilia, todas tienen un ritmo que puede fluctuar entre la mañana y la tarde, pero para algunos individuos y algunas variables, se puede observar un descenso en las primeras horas de la tarde.

Después de almorzar, es el momento del día en el que aumenta la somnolencia y disminuye la atención, lo que lo convierte en un momento adecuado para el descanso en lugar de la actividad.

Aunque su nombre (siesta) está relacionado con el almuerzo, esto podría ser engañoso, ya que es parte de los ritmos biológicos humanos y aún ocurre incluso sin almorzar y/o bajo una rutina constante, con variabilidad interpersonal, donde algunas podrían verse más afectados.

Un grupo particular lo constituyen los atletas de élite, reconocidos por tener peor calidad y cantidad de sueño que la población general, debido a la mayor necesidad de recuperación, al estrés de las competiciones, y en algunos casos a los viajes frecuentes.

Como el sueño es el principal medio para la recuperación de los atletas, muchas investigaciones se centran en como extender el sueño nocturno o la siesta para mejorar el rendimiento.

Los resultados de diferentes autores son contradictorios, para algunos el efecto de la siesta es neutral, para otros no tiene efectos y para otros autores disminuye el rendimiento de atletas entrenados como los de tiro.

Mohamed Romdhani y col, decidieron estudiar los efectos de dos siestas (20 y 90 minutos) teorizando que la siesta mejoraría el rendimiento de los sprints repetidos (de corta duración), el tiempo de reacción y reducirá la somnolencia y los biomarcadores de daño muscular, pensando, además, que la oportunidad de una siesta más larga daría mejores resultados que una corta.

El estudio se realizó en ambientes controlados, con análisis de laboratorios y entrenamientos específicos, todas las actividades de los participantes fueron monitoreadas por cámara infrarroja conectada a la computadora del experimentador.

Al despertar, los participantes calificaron subjetivamente la calidad de su sueño durante la siesta en una que va desde 0 “no dormir en absoluto” a 100 “sueño profundo e ininterrumpido”, se estudió también, la inercia del sueño que pudiera haber existido.

La prueba de sprint estuvo basada en la carrera RAST (seis sprints en línea recta de 35 m con 10 s de recuperación entre ellos) y se hicieron análisis de laboratorio y prueba psicológicas.

Es el primer trabajo en el que especialistas compararon los efectos de una siesta corta con una de larga duración

Los autores demostraron que una oportunidad de siesta corta de 20 minutos mejoró el sprint repetido, rendimiento del tiempo de reacción, estado de ánimo y los estados antioxidantes con somnolencia reducida y mejores resultados en los biomarcadores de daño muscular en comparación con los que no dormían o tenían una siesta de 90 minutos.

Sin embargo, contrariamente a lo que esperaban, la siesta más larga (90 min) resultó en una disminución del rendimiento de sprints repetidos, aumento de la somnolencia y no tuvo efectos sobre el tiempo de reacción en comparación con la de 20.

Este hallazgo está de acuerdo con estudios anteriores que informaron un aumento del rendimiento físico después de una breve siesta diurna.

Si bien, otros autores informaron un efecto neutral de una breve siesta en el ejercicio, la duración y la naturaleza del ejercicio podrían explicar estas discrepancias.

En este trabajo la siesta de mayor duración estuvo acompañada de mayor inercia del sueño, que puede llegar hasta las 2 horas.

Las siestas de 20 minutos o menos no contienen sueño de ondas lentas, por lo tanto, lo más probable es que evite la inercia del sueño.

Por lo tanto, se podría programar una siesta corta cuando los atletas sientan sueño durante el día, a pesar de haber tenido un sueño normal durante la noche anterior.

De hecho, una siesta breve podría ser beneficiosa, particularmente durante el período de confinamiento en el hogar y durante los programas de rehabilitación posteriores a las lesiones.

El presente estudio es el primero en comparar los efectos de una siesta corta con los efectos de una siesta larga en el estado de ánimo, el tiempo de reacción y las respuestas bioquímicas al ejercicio de sprint repetido.

En definitiva, parece que una siestita de 20 minutos es buena para recuperarse, pero no exageren.

Dra. Sonia Costantini. MP 2610. Especialistas en Cardiología. Federación Argentina de Cardiología Fuente: Romdhani M, et al. The effect of post-lunch napping on mood, reaction time, and antioxidant defense during repeated sprint exercice. Biol Sport. 2021;38(4):629-638.

Por: Sonnia Costantitni sscostantini@yahoo.es


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