El Círculo de Bochófilos de Cervantes trabaja a pulmón para tener su cancha sintética

El Círculo Bochófilos de esa localidad tiene 50 socios. Aseguran que el deporte requiere precisión, puntería y bue pulso, pero además "genera compañerismo". La historia de Susana, de la docencia a las bochas, pasión y compromiso comunitario.

El deporte genera infinidad de encuentros. Foto: Andrés Maripe

Cuando el próximo 4 de octubre Cervantes celebre los 115 años de su fundación, el Círculo Bochófilos de esa localidad inaugurará su nueva cancha sintética de bochas en la que trabajan con gran esfuerzo desde hace un mes.

El club funciona desde hace 40 años y hoy tiene 25 jugadores -el más chico tiene 12 años y el más grande, 75- y 50 socios. «Aquel que no conoce el deporte piensa que solo es para gente grande, pero lo cierto es que abarca todas las edades. A nivel nacional se clasifica para jugar el mundial y tenemos hombres, mujeres y niños«, indicó Rafael Oliz, presidente del Círculo de Bochófilos de Cervantes y de la Federación de Bochas de Río Negro.

El Club comenzó a funcionar hace 40 años. Foto: Andrés Maripe

Las dos canchas de bochas están ubicadas en un terreno que fue cedido al club en 1999, próximo al predio deportivo de Cervantes. Poco a poco, se fue avanzando: tras la construcción de las dos canchas, luego se logró techarlas y ahora, solo una será de tierra. La otra será sintética, tal como tienen Cipolletti y Villa Regina, las localidades más cercanas.

«Esto tiene su costo y somos un club independiente con personería jurídica. La Federación de Bochas de Río Negro hoy tiene 14 clubes federados en la provincia con 210 jugadores. Se hace un encuentro provincial y el ganador juega el Torneo Argentino», comentó Rafael.

Destaca que este deporte requiere fuerza, puntería y precisión: «Consiste en tirar una bocha y luego, tratar de arrimar las otras lo más que se pueda para ir sumando puntos. Se puede jugar de manera individual, en pareja o trío. Se necesita buen pulso«, especificó.

Sus integrantes sueñan con entrenar en la cancha sintética. Foto: Andrés Maripe

Rafael valoró que este deporte genera «compañerismo» entre la gente. Los torneos, por lo general, se juegan los sábados y domingos a la noche, seguidos por una cena. «Siempre hay encuentros. Se comparte y esto es lo más lindo del deporte», aseguró.

Ahora, con la cancha sintética, los integrantes del club podrán entrenar mejor para competir en campeonatos oficiales. «Hasta ahora, entrenamos en canchas de tierra, pero requiere otro tipo de juego. Cuando vamos a competir a canchas sintéticas, la práctica difiere mucho. La forma de juego es distinto con otro piso y nos cuesta un poco más», admite.

El deporte requiere precisión. Foto: Andrés Maripe

De la docencia a las bochas: una historia de pasión y compromiso comunitario


Cuando Susana Petersen se jubiló de la docencia, pensó que su vida quedaría enfocada en la familia y en su tarea como delegada de la Mutual del Magisterio Rionegrino en Roca. Sin embargo, una pasión inesperada comenzó a ocupar un lugar central: las bochas.

El primer contacto fue como espectadora. “Mi marido jugaba todos los fines de semana y yo lo acompañaba. Le cebaba mates y lo veía desde afuera. Un día le dije: quiero jugar. Y me contestó: ‘Pero somos todos hombres’”, recuerda con una sonrisa. La barrera inicial no la detuvo. “Ya tenía amistad con todos los jugadores, me conocían. Me invitaron a practicar, aprendí el reglamento y de a poco empecé a jugar”.

Susana ingresó a un mundo tradicionalmente masculino y, con el tiempo, se ganó un lugar en la cancha y en el respeto de sus pares. “Al principio éramos muy pocas mujeres en la región. En individuales me anotaba sola; en parejas o tríos buscábamos compañeros varones que nos apoyaran. Hoy juego federada para Regina junto a otras dos mujeres. Es un orgullo ver que cada vez se abren más espacios para nosotras”.

Susana Petersen, del Club Bochófilos de Cervantes

Más allá de la competencia, valora el costado humano de este deporte: “En las bochas encontrás gente de todas las edades, muchos mayores que están solos y acá encuentran una familia. Se comparten mates, charlas, almuerzos. Eso no lo reemplaza ninguna pantalla”.

Su compromiso va más allá de jugar. Durante años, junto a su esposo, trabajó para recuperar canchas en Roca, como la del Centro de Jubilados que estuvo cerrada casi una década. “Nos ayudaron vecinos y jugadores. Mantener una cancha es costoso: la tierra especial se trae de Bahía Blanca, los bochines son caros… pero lo hacíamos con gusto porque sabíamos que valía la pena”.

También sueña con ver a las bochas incluidas en los Juegos Rionegrinos. “Siempre pregunto por qué no están. El tejo sí, pero las bochas no. Es un deporte inclusivo y saludable, ideal para que participen niños, adolescentes, adultos y adultos mayores”.

En lo físico, explica que el juego exige más de lo que parece: “Caminás mucho, pasás horas parada, necesitás equilibrio y precisión. Lo ideal sería que todos hiciéramos preparación física previa, porque eso eleva el nivel y previene lesiones. Pero incluso para quien tiene sobrepeso o poca movilidad, las bochas son una gran opción para moverse y socializar”.

Susana ve en este deporte una herramienta para unir generaciones. “Si los clubes trabajaran junto a las escuelas, podríamos sumar chicos que, además de aprender un deporte, compartirían tiempo con la familia y la comunidad. Eso previene el aislamiento y fomenta valores como la solidaridad y el sentido de pertenencia”.

Su mensaje final es simple y contundente: “Hay que animarse a entrar a una cancha de bochas. No quedarse, no dejar que las personas se vayan de este mundo sin haber sido felices por un rato, aunque sea. Y las bochas, créeme, dan muchas de esas felicidades”.

Las bochas, un deporte con historia y presente


Originarias de la cultura italiana (bocce), las bochas se juegan en todo el mundo y tienen raíces que se remontan al antiguo Egipto. Llegaron a la Argentina con los inmigrantes y, pese a que en 1783 fueron prohibidas, nunca dejaron de practicarse. Desde 1929 están reguladas por la Federación Argentina de Bochas, que organiza torneos nacionales y coordina la participación en competencias internacionales.

En el país hay miles de jugadores federados y un circuito activo en casi todas las provincias. Río Negro es parte de ese mapa: en 2025, su selección sub-18 se consagró campeona nacional y la provincia es sede de campeonatos individuales y de tiro de precisión que reúnen a representantes de todo el país. Más allá de la competencia, las bochas siguen siendo un punto de encuentro intergeneracional, donde comparten la cancha desde chicos y chicas hasta adultos mayores, manteniendo vivo un juego que combina precisión, estrategia y camaradería.

Cómo se juega a las bochas


El juego de bochas consiste en lanzar esferas -llamadas bochas- lo más cerca posible de una bola más pequeña conocida como bochín o balín. Se practica en canchas rectangulares de tierra o material sintético, que miden entre 23 y 28 metros de largo por 4 a 4,5 metros de ancho.

Existen tres modalidades principales: individual, en la que se enfrentan dos jugadores con cuatro bochas cada uno; parejas, con dos jugadores por equipo y tres bochas por persona; y tríos, con tres jugadores y dos bochas cada uno. Al finalizar cada mano, el equipo que tenga la bocha más cercana al bochín suma un punto por cada bocha mejor ubicada que la del rival. El partido concluye cuando se alcanza un puntaje predeterminado, generalmente 12 o 15 puntos, según el reglamento del torneo.

Además de la modalidad tradicional, las competencias oficiales incluyen variantes como el bochazo de precisión, que premia la puntería en tiros específicos, y el tiro progresivo, que mide aciertos en un tiempo limitado. En Argentina, la Federación Argentina de Bochas regula estas disciplinas y organiza torneos nacionales e internacionales.


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