El joven de San Martín de los Andes fanático por desarmar autos de juguete fue finalista en una competencia del ITBA

Desde muy pequeño, Juan Pablo Delorenzi Rey supo que quería estudiar ingeniería mecánica en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires. Compitió entre cientos de estudiantes para conseguir una beca y quedó entre los 15 finalistas.

«Soy el típico pibe que, de chiquito, agarraba los Hot Wheels y en vez de hacerlos andar, los desarmaba. Les sacaba todos los tornillos. Así también me han retado buenos retos, pero era chiquito». Juan Pablo Delorenzi Rey, un joven de San Martín de los Andes, es uno de los 15 finalistas de la 10 edición de la Competencia Argentina de Tecnología (OATec) que organiza el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Sueña con ser ingeniero mecánico.

De cientos de estudiantes de todo el país, fueron seleccionados 15 alumnos de secundaria de colegios de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Chaco, Catamarca, Mendoza, San Luis, Chubut y Neuquén que competirán en la gran final que se llevará a cabo del 31 de octubre al 1 de noviembre en la sede de la universidad en Buenos Aires. El primer puesto consiste en una beca por el 100% de la carrera y una computadora; el segundo premio, una beca del 75% y una tablet y el tercer premio, una beca por el 50%.

«Siempre me gustó leer sobre autos, aprender cómo funcionan. Esta curiosidad me llevó a querer ser ingeniero y desde chico, supe que quería estudiar en ITBA. Como no vengo de una familia que pueda afrontar lo que esto conlleva, tenía que buscar una beca», contó Juan Pablo, de 18 años, estudiante del Colegio Fasta Miguel Ángel Tobares en San Martín de los Andes.

Su fascinación lo llevó a trabajar en un taller mecánico dos años atrás para meterse de lleno aún más en el mundo de las tuercas.

Foto: gentileza Edu Weisberg

En 2023 conoció las becas de OATec que habilitan a estudiar en esa universidad. «Yo estaba en tercer año, pero no me animé a participar. Me daba miedo, me abrumaba. Ese año no me animé a participar, pero me propuse hacerlo al siguiente«, señaló.

Aseguró que arrancó a prepararse a solo un mes y medio de la competencia. Rindió en septiembre, pero no quedó. «Me fue bien porque quedé quinto en la zona sur, pero solo pasaban dos. No me hice problema porque me quedaba la oportunidad este año. Esta vez, me preparé cuatro meses antes«, dijo. Estudiaba en clase, en sus horas libres, practicaba y despejaba dudas con sus profesores.

«El examen fue virtual con cámara abierta. Eran 10 preguntas en 15 minutos. La mayoría son prácticas, ejercicios de física que llevan mucho tiempo. A la noche siguiente, ya estaba acostado cuando recibí un mail del ITBA que había pasado. Salté de la cama y empecé a gritar», recordó.

Ahora, la final será presencial. «El ITBA lleva a los clasificados y a un tutor a la competencia. La propuesta es hacer proyectos prácticos en tres horas, inventos para resolver ciertos problemas. Los profesores te dan una consigna que debe cumplir tu invento y materiales para hacerlos y, a la vez, se puede pedir ayuda de otros alumnos que están como consejeros», detalló. Luego, ese proyecto debe ser presentado ante el jurado que evalúa si se cumplió la consigna, la economía del esfuerzo, si es viable esa solución o no.

«Como es algo bien práctico, uno debe tener habilidades manuales, creatividad y pensamiento crítico para la resolución. La universidad te da ciertos documentos para saber del tema, para saber cómo construir estructuras y así resolver problemas sobre todo desde la física», dijo.

Foto: gentileza Edu Weisberg

Admitió que siempre le preguntan por qué elige la carrera en el ITBA ante la Universidad de Buenos Aires. «Es la misma carrera, pero no son las mismas oportunidades. Mi hermana mayor estudia ingeniería industrial y veo cómo funciona. Toda mi secundaria me preparé para ir al ITBA», planteó. Y lo cierto es que hoy, está a solo un paso de Buenos Aires.

«Tengo un gran sentido de la responsabilidad: si me propongo algo, lo quiero hacer. Tengo esta presión desde siempre que está tan buena, pero lleva a cosas interesantes. Y soy un ‘loco’ por los autos. A los 6 cuando escuché un auto acelerar por primera vez, me enamoré. Fue un camino de ida y hacia allá voy«, concluyó.


"Soy el típico pibe que, de chiquito, agarraba los Hot Wheels y en vez de hacerlos andar, los desarmaba. Les sacaba todos los tornillos. Así también me han retado buenos retos, pero era chiquito". Juan Pablo Delorenzi Rey, un joven de San Martín de los Andes, es uno de los 15 finalistas de la 10 edición de la Competencia Argentina de Tecnología (OATec) que organiza el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Sueña con ser ingeniero mecánico.

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