El volteo de un ciprés antiguo en Bariloche genera polémica con ambientalistas
El árbol se encontraba a pocos metros del edificio de la capilla San Eduardo, en la zona de Llao Llao.
La decisión de la Intendencia del parque nacional Nahuel Huapi de voltear un «ejemplar maduro de ciprés» de manera preventiva ante el riesgo que generaba para un monumento histórico de la ciudad, como lo es la capilla San Eduardo, en la zona de Llao Llao, generó malestar entre las organizaciones ambientalistas.
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El proceso de volteo fue informado días atrás por el organismo nacional, que remarcó que el añejo árbol está a solo 3 metros del edificio de la capilla.
Esta medida, fundada en un riesgo para la capilla, que tiene «particular relevancia ya que posee declaratoria Municipal y reconocimiento Unesco por su importancia cultural y su belleza artística y paisajística», fue cuestionada.
«Los ciudadanos de Bariloche hemos sido informados, de que una vez más, en razón del daño temido, se sacrifica un ciprés centenario, un antiguo relicto de valor incalculable, que engalana el paisaje y a la capilla San Eduardo desde que fue construida», señalaron en un comunicado difundido ayer que lleva la firma de la organización ambientalista Árbol de Pie, vecinos Pro Reserva Natural Urbana Laguna El Trébol, vecinos Pro Reserva Natural Urbana Morenito Ezquerra, Luciano Celsi, delegado del CPE de las Juntas Vecinales del Oeste y el Observatorio por el derecho de la ciudad de Bariloche.
Para los ambientalistas, es «inconcebible» que este ciprés está en la jurisdicción de Parques Nacionales y casualmente esa institución tiene por objetivo «propender a la protección del patrimonio ambiental. Y además es una especie protegida por ordenanza», señalaron.
Parques informó que a pesar de que el árbol estaba en su jurisdicción, solicitó permiso al Servicio Forestal Andino que tiene el poder de policía en el ejido municipal.
Las organizaciones, en tanto, recordaron que «hace unos años, fueron lamentablemente apeados en este mismo predio, unos magníficos cipreses europeos gigantes» y cuestionaron «sobre qué estudios realizados por especialistas que hayan analizado el estado de salud de este maravilloso ejemplar, se basan para aniquilarlo».
Indicaron que podría tener el organismo «medios técnicos de sujeción del mismo para restarle peligrosidad, con tutores de metal u otras técnicas que seguro sean utilizadas en países más conscientes sobre el valor de cada árbol».
«Cada vez que se tira un árbol, el carbono que retiene en su follaje vuelve a la atmósfera, incrementando el calentamiento planetario y reduciendo la producción de oxígeno, desnutriendo el suelo e incrementando las escorrentias del agua que con sus raíces retiene en la tierra», acotaron las organizaciones que consideraron «peligroso» que se priorice la premisa de apear árboles.
El documento concluye: «Esperemos que San Eduardo pueda ofrecerle al árbol, la protección que no le ofrecen nuestros funcionarios».
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