En las aguas termales del Domuyo, científicos descubren una nueva especie de crustáceo
El hallazgo de Hyalella domuyo, un diminuto crustáceo que habita en aguas termales a los pies del Domuyo, suma una nueva pieza al rompecabezas de la biodiversidad neuquina. El descubrimiento fue posible gracias al trabajo conjunto de investigadoras, instituciones científicas y organismos provinciales.
El norte neuquino vuelve a sorprender. En los arroyos calientes que bajan del volcán Domuyo, entre fumarolas, geisers, montañas nevadas y un paisaje increíble, al que parece que no se le puede pedir nada más, apareció un habitante hasta ahora desconocido para la ciencia. Un pequeño «bichito», que los científicos llamaron Hyalella domuyo, y explicaron que es un crustáceo de agua dulce endémico de Neuquén.
Durante 2023 y 2024, un equipo de investigadores de la Fundación Patagónica de Ciencias Naturales y del Museo Patagónico de Ciencias Naturales “Juan Carlos Salgado” recorrió el área protegida Domuyo en varias expediciones. El trabajo se enmarca en un convenio con la Agencia de Inversiones de Neuquén (ADI-NQN), junto a la consultora RINA Consulting, como parte de los estudios biológicos para el proyecto geotérmico del volcán. Contaron con el apoyo de la Dirección Provincial de Fauna, la Dirección General de Áreas Naturales Protegidas, el CEAN y el acompañamiento de los guardafaunas locales.
El objetivo era relevar, conocer y documentar la biodiversidad del Área Protegida para poder tomar medidas de conservación. Entre insectos, plantas y muestras de agua, apareció esta diminuta criatura que resultó ser una especie nueva para la ciencia.
El trabajo científico fue desarrollado por un equipo interdisciplinario conformado por los investigadores: Águeda Verónica Isa-Miranda; Marcela Peralta; Juan Pablo Martin y Santiago Hernán Torres quienes representan al CONICET, al Instituto de Invertebrados de la Fundación Miguel Lillo y al Instituto de Ciencias del Ambiente, Sustentabilidad y Recursos Naturales, Unidad Académica San Julián, Universidad Nacional de la Patagonia Austral.
Desde Tucumán, Marcela Peralta, atiende el teléfono para explicar de qué se trata el estudio que realizaron con la bióloga Verónica Isa-Miranda. Ambas forman parte de la Fundación Miguel Lillo. «Nuestra especialidad es la taxonomía de los crustáceos. Verónica está haciendo su tesis doctoral con Hyalella, ella está estudiando la zona de la Puna y se está encontrando con muchas novedades. A raíz de eso, nos contactaron para mandarnos material para estudios, porque no hay muchas especialistas en Argentina», cuenta.
“Recibimos el material, lo identificamos y comprobamos que no había sido descripto antes”, destaca y suma que “son organismos que viven en ambientes dulceacuícolas. En América se conocen alrededor de 100 especies de Hyalella, la mayoría en Sudamérica. Algunas están en ambientes a nivel del mar y otras en zonas de altura, adaptadas a condiciones extremas”, explica Peralta.
El hallazgo se concretó en el arroyo Aguas Calientes, un pequeño curso de agua ubicado a 1.800 metros de altura, dentro del área protegida. El lugar, además de su valor turístico por las aguas termales, es clave desde lo ecológico porque se encuentra en el límite de dos grandes regiones biogeográficas: la Andina y la Zona de Transición Sudamericana.
La nueva especie aunque apenas mide lo mismo que un “bichito bolita”, tiene un rol fundamental en el ecosistema: recicla materia orgánica, sirve de alimento a peces y otros invertebrados y actúa como indicador de la calidad del agua.
«Son parte de la comunidad de invertebrados de los ríos, junto con insectos y gusanos, y cumplen un rol importante en las redes tróficas. Algunos son detritívoros, otros predadores. Aún se sabe poco de estas comunidades, son comunidades complejas, por eso cada hallazgo ayuda a entender mejor cómo funcionan estos ecosistemas”, explica Isa-Miranda.
Describir la especie no fue sencillo, dice Verónica. “Está dentro de un complejo de especies muy parecidas, como la Hyalella patagónica. Las diferencias morfológicas son mínimas, no se ven a simple vista”, aclara la investigadora y suma que el proceso demandó cerca de un año, entre estudios morfológicos y genéticos.
Son artrópodos, del grupo de los cangrejos de los bichos bolita (tiene ese tamaño). El descubrimiento tiene otra particularidad, Hyalella domuyo solo fue encontrada en ese arroyo, «lo valorable es que estaba cerca de aguas termales y por lo tanto hace que este bichito, tenga adaptaciones a ese ambiente», dice la bióloga y sugiere que podría ser endémica del lugar. Es decir, que no vive en ningún otro punto del planeta.
Una vez que se termina de describir una especie nueva, la publicación oficial salió en la revista científica Zootaxa, en mayo-junio de este año, después de atravesar la revisión de especialistas internacionales.
Para la ciencia es un aporte valioso, suma una especie nueva al inventario de la biodiversidad patagónica y ayuda a entender mejor la historia evolutiva de estos organismos. Pero también es un recordatorio, en los rincones más remotos del norte neuquino aún hay secretos escondidos bajo el agua y cada descubrimiento, por más pequeño que sea, abre una ventana al conocimiento y a la necesidad de proteger estos ecosistemas únicos.
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